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𝐒𝐚𝐧𝐠𝐫𝐞
Jungkook suspiro viéndose por última vez en el espejo, hecho un poco de perfume a su cuello y se dirigió hacia la salida de su departamento, al sentir la leve brisa tapó su pansita de 7 meses, si, estaba embarazo y era sorprendente de que el tuviera la dicha de estar con el hombre más multimillonario y codiciado de Corea, hablamos del gran empresario Min YoonGi, cuando llegó hacia la mansión las puertas se abrieron automáticamente y de ahí apareció Ana la asistente de YoonGi
— jungkook hola qué sorpresa, pasa — le respondió amablemente la rubia mientras se hacía a un lado, jungkook le sonrió
Jungkook antes pensaba que era una de las tantas fanáticas de yoongi pero resultó que solo eran amigos de la infancia y eran casi como hermanos, jungkook se sintió estúpido ante sus malos pensamientos hacia ella
— Ana. ¿Como estás?
— muy bien, pero mira que linda tienes esa pansita —chillo emocionada, el pelirosa se avergonzó — El joven Min no está en casa
— oh —se sorprendió —ammmhh entonces lo esperaré
— ¡bien! —sonrio mientras se encaminaban hacia el centro — ¿Quieres unas fresas?
— no sería mucha molestia —dijo tímido, la chica negó
— el joven min compra frutas para usted joven jungkook
— porfavor no me digas joven jungkook, solo dime jungkook
— ok —rio— espera aquí, si quieres puedes sentarte mientras esperas al joven Min
— mmmhhh.. creo que iré al cuarto
— de acuerdo, ya te llevaré las fresas
Jungkook le sonrió y se encaminó hacia los peldaños, la verdad antes podía correr con facilidad en las gradas pero ahora se le dificultaba por su ahora embarazo, se encaminó hacia la habitación de al fondo donde era el cuarto de Yoongi
Cuando entró se acostó en la gran cama relajadamente mientras los segundos pasaban, suspiro el aroma suave de yoongi, su vista se dirigió en el refrigerador gigante que estaba en la habitación el sabía que era por lo cual no le interesaba del todo
— toc toc —se escuchó la voz de Ana por la puerta, jungkook se levantó de la cama para dirigirse a la puerta y abrirla viendo a la rubia con un tazón de fresas partidas —aqui estan tus fresas kook, que las disfrutes
— gracias —dijo resiviendolas
— si quieres algo puedes pedirmelo ¿Ok? Sin pena —ambos rieron y JungKook cerro la puerta
Se fue nuevamente hacia la cama para recostarse con el tazón de fresas en mano, se comió algunas mientras se distraia en el sabor de la fruta dulce
Unas risas y pasos se escucharon desde abajo rápidamente se reincorporo dejando la tasa de fresas en la mesita de noche para ver si había llegado yoongi pero este antes de abrir la puerta de la habitación llegó el pelinegro quien se alarmó al instante al tener al pelirosa en su casa, jungkook no comprendió su rostro
