ᴇᴀᴛɪɴɢ

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╬━━━━❪ ❦𝑬𝒂𝒕𝒊𝒏𝒈❦ ❫━━━━╬

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El palpitar se sentia abrumador en sus oídos, la vista borrosa, los sentidos nublados. Distinguió sus manos aplastadas sobre el piso, manteniendo su cuerpo en cuatro patas. Jadeó, o al menos eso intentó antes de que una sustancia espesa y metálica se deslizara por su lengua hasta golpear el asfalto debajo de él.

La saliva se mezclaba con el hierro en su boca y caía en gotas asperas entre sus manos. Estaba desconcertado, sus ojos subieron sin poder movilizar la cabeza buscando a alguien, alguien entre las oscuras sombras de la ciudad enegrecida por la caída del ocaso.

Sus brazos flaquearon, terminó estampado contra el piso ahogando un gemido de dolor mientras su garganta tajada soltaba la sangre que previamente corría por sus venas ahora mutiladas. Se sintió asfixiado, el plasma brotando desde su boca.

Dos botas, dos botas fue lo último que pudo divisar frente a su vista que empezaba a perder color en medio de su ofuscación. Y luego.

Somnoliencia.

[ . . .]

Un quejido de angustia fue amortiguado mientras su cabeza caía sobre el escritorio cubierto de papeles y escritos digitalizados e impresos en tinta de computador. Su día estaba siendo uno de los peores que había tenido en años. Se había despertado tarde por lo que había provocado una obvia llegada tarde a su empleo lo cual desembocó en una serie de regaños de parte de su jefe y sus allegados, extrañamente tenía una montaña de contratos, guiones, firmas y actuaciones que tenía que firmar, grabar y administrar en base a su tiempo, y por si no fuera demasiado con ello, habían surgido problemas en uno de los sets de grabación por lo que tuvieron que posponer la fecha de grabación la cual terminó interviniendo con una firma de libros que tenía fuera del país ese mismo día.

Tomó la fuerza que le faltaba para empujar su cuerpo hacia atrás y proceder a quejarse aún más en voz alta, llamándo la atención de su asistente quien quitó la vista del ordenador y dejó de teclear para ver al hombre mayor hacer un berrinche.

- ¿Mal día? - Preguntó meciéndose en su silla.

- Un pésimo día. - sollozó.

Sam, (o Pinky como el castaño solía referirse a él) caminó con tranquilidad hacia la cafetera en un costado de la habitación, apretando botones de memoría.

- ¿Quieres hablar de eso?

- Um. . .- desvió su mirada hacia la pila de papeles a su derecha. - Tal vez.

Pinky tarareó, paseándose por el lugar, hasta por fin dejar un pequeño vaso descartable con café dentro.

- Puedo ayudarte si quieres. - se prestó alcanzando uno de los papeles con sus ábiles dedos. - Falsificar tu firma no es tan difícil.

Daniel soltó una risa ante ello.

- Gracias, Pinky, sabes que no hay cosa que me guste más que llevar a cabos trámites ilegales por la firma de mi asistente. - rió sarcástico poniéndose a trabajar.

El pelivioleta sonrió, tomándo asiento en uno de los bordes del gran escritorio de metal y mirándo con curiosidad el papel o más bien sobre que tenía en sus manos.

Su gesto se desvaneció por completo al ver el sello, dirección y firma de donde se enviaba el correo.

- Oye, Dany. - titubeó. - Te llegó una carta.

- Ah, dejála sobre el montón, la leeré una vez termine de firmar el acuerdo de derechos de imagen de la revista "Vaggie", su director en marketing es un dolor de huevos cuando se trata de papeleo inútil. - gruñó al recordar a el terrible hombre de metro setenta, cabello oscuro y ojos celestes con complejo de superioridad que le había gritado días atrás.

E A T I N GWhere stories live. Discover now