CAPITULO 4: La amabilidad de un hombre triste

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Nada de extravagancia. Nada de outfits envidiables.

Nada de comodidad.

Sólo esa incómoda y delgada ropa de hospital. Un color para nada de su agrado. Un blanco aburrido.

Chasqueo la lengua irritado.

—Entonces te prepararemos el pan de chocolate que tanto te gusta — comentó tranquilo el chico de lentes de pie a su lado.

Ah... Si...

Tiene visitas.

—Y por favor...— cierto peli rojo en cambio lo miró amenazante —trata de no hartar tanto a las enfermeras.

—Lo intentaré, presidente — Takemichi le dio una alegre sonrisa para nada confiable.

Akkun dando un resoplido, se apartó de aquella silla y tomó su bolso escolar. Tenía tantas ganas de golpear al tipo, pero la delicadeza de su salud se lo impedía.

—No me llames luego diciendo que alguna te quiso asesinar con un bisturí — advirtió para dando media vuelta, alzar la mano y abrir la puerta de la habitación.

—Por favor Take...— su vecino de aquel tiempo le suplicó con la mirada —comportate ¿Si?

—Está bien, está bien — Takemichi rodando los ojos no podía decirle que no a ese rubio.

Takuya sonriéndole salió junto a Yamagishi, quien haciendo una señal para que vea la mesita, le mostró su "gran" regalo de recuperación.

—Es exclusiva...— añadió el peli negro de corte top knot mirando aquella revista —Nos vemos Take.

Se despidió Makoto cerrando la puerta y dejando el lugar en completo silencio.

Ya han sido tres semanas desde que está en este monótono sitio. Dos semanas en coma y una en recuperación.

Días que pensó que estaría lejos del mundo en completa paz, más la visita constante de cierto rubio cenizo le dijo que no sería así.

Siendo que gracias a este mismo, se enteró de que pasaba con el mundo. De cómo este había tomado la decisión de dejar que ese tipo llamado Hanma se una junto al resto de Valhalla, a la pandilla.

Como Mikey buscaba consejo, no dudó en demostrar su descontento y decirle tener sumo cuidado con Shuji y sobre todo con Tetta.

Bufo al recordar ello.

Desinteresado, contempló hacia afuera de aquellas grandes ventanas.

Cielo azul y varios edificios a la vista.

Con movimientos lentos, sacó de detrás de su almohada una cajetilla de cigarrillos. Tomando uno de estos, de debajo de las sábanas sacó en cambió un encendedor.

Qué mejor que la nicotina para acompañar el estrés constante que sentía.

Puso aquel cigarrillo en su boca y prendió el encendedor.

—No deberías de fumar en el hospital — aquella voz lo detuvo de quemar el papel.

—Ahora eres mi madre...— giró su mirada hacia la puerta —Baji.

El peli negro, con una chaqueta morada cayendo por sus hombros y calentadores negros, estaba de pie a no más de dos metros de él.
Una funda repleta de frutas yacía en sus manos.

Con el entrecejo fruncido por sus palabras, Keisuke acercándose a aquella silla que minutos atrás ocupó Akkun, se sentó a su lado.

—¿Eran amigos tuyos? — por supuesto que este se toparía con los chicos.

Desconocido [MiTake]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora