Seso

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Corrían a través del césped, uno tras el otro. Tord iba a la delantera por lo que terminó ganando la pequeña apuesta que había hecho con su acompañante.
Al parecer habían llegado a un granero, el menor de los dos lo miro con atención y determinó que no estaba abandonado por la buena condición en la que estaba.

—¿crees que haya animales ahí dentro?—
Ambos estaban parados frente a la puerta, Tom acerco su oido a la misma y golpeó un par de veces.
—No creo, se escucha muy silencioso...—

—Sabes... Creo que podríamos hacer un poco de ruido ahí dentro.—
Paso su mano suavemente a través del brazo del chico de sudadera azul hasta llegar a sus dedos.
—Tú solo piensas en sexo ¿verdad?—
Hizo que le quitara la mano de encima.

—Quizás.—
Encogio los hombros e hizo fuerza con tal de abrir aquella gran puerta que por suerte, no estaba cerrada.
Con ayuda del británico abrieron la puerta lo suficiente como para meterse dentro.
—Entra de una—
Ordenó Tord a Tom y este sin reclamar ingreso al granero.

—Wow... Es jodidamente gigante—
Se adentro, deteniéndose a la mitad de este y admirando el tamaño que tenía.
—Esta demasiado limpio como para estar apartado de la ciudad sin casas cerca ¿no?—
Tom paso su dedo por una de las columnas.

—No mucho, mira ahí.—
El de rojo señaló la parte superior del granero, mostrando que estaba llena de heno.
—Hay que subir, quizás haya pollitos ahí arriba—
Tord se acerco a la escalera para empezar a subir.

—Yo te haré pollitos—
Subió tras el chico hasta llegar, observando como el otro pateaba la paja.
—¿Me harás pollitos?—
El noruego se acercó lentamente a Tom sonriendole mientras tomaba uno de los cordones de la sudadera de este.

—Lo haré.—
Dijo llevando su mano a través de la cintura de Tord hasta llegar a su cadera.
—Pues te estás tardando mucho, Testigo de Jehová.—
Acercó su rostro al de Tom, dejando un significativo espacio entre la cercanía de sus bocas.

—Callate, idiota.—
Le tomó de la parte trasera del cabello, acercandolo de manera bruca hacia el para comenzar a besarlo de manera lujuriosa.
El más bajo se quejaba ligeramente por la forma en que el británico mantenía el agarre contra su cabello, poco a poco su mano empezó a bajar a medida que los besos se volvían más salvajes.

Llegó hasta la entrepierna de Tom, empezando a frotar su mano contra el pantalón. Su lengua estaba dentro de la boca del mayor, moviéndose para explorar su cavidad bucal.
Cuando se separaron Tom terminó por empujar a Tord, haciéndole caer sobre la paja.
Algo adolorido por la caída se sobo el trasero y observó como el otro se acercaba a el para empezar a desabrochar su pantalón. Retiro su cinturón, luego la prenda, dejándole así en su ropa interior con la sudadera.

—No sabes que ganas tengo de desvirginarte el culo.—
Abrió bruscamente las piernas del noruego, tomándole de las caderas para acercarlo a él.
—No me jodas, se supone que el urgido aquí era yo pero ya veo que no es así.—
Bufó y luego de ello sintió una mano apretando su nuca.

—Ruega por qué te coja, imbécil.—
Ordenó Tom mientras metía su mano por debajo de la sudadera y la camiseta de Tord, levantandola de golpe mientras soltaba su cuello.
—Eres un idiota, jamás rogare por tener tu verga en mi culo.—
Tosio un poco, después de ello recibió una bofetada lo suficientemente fuerte como para dejarle una leve marca de parte del otro.
—Dije que me ruegues, maldita perra lame escrotos.—

Efectivamente eso excito a Tord, le gustaba que lo tratarán mal, que lo humillaran, y más si se trataba de Tom. Sentir las frías manos del británico recorriendo su cuerpo mientras susurraba cosas inentendibles poco a poco le provocó una erección que fue grandemente notoria a los "ojos" de Tom.

The barn - TomTord [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora