CAPÍTULO DOCE

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— ¿Puede traernos tres platos más de Le Muet Amoureux? —preguntó una chica, sentada junto a sus amigas— Y tres sodas...

— Sí, por favor... Es el postre más rico que hemos probado. —dijo otra.

— En seguida, chicas... Y muchas gracias. Me alegra que les guste. —sonrió.

— ¿Podemos preguntar por el nombre? Es algo peculiar. —rió una de ellas.

— Lo es, ¿verdad? —mordió su labio, con el anotador en mano— Mi esposo ama crear recetas, y es mudo... Siempre bromea con eso, cada plato que él hace incluye algún chiste en francés y algo sobre su mudes... Le he dicho que no lo haga pero disfruta incomodar a las personas.

— ¿Su esposo es aquel? —dijo una de ellas, señalando detrás de él.

Jungkook, bailaba animada y ridículamente con la música del local. Tenía puesta una vincha con un ratón, que reconoció como Remy de Ratatouille y su característico delantal que decía le muet sexy, que se traducía como el mudo sexy.

— Sí. —fue todo lo que pudo responder.

— Al menos no se aburre... —rió.

— Ni por casualidad. —suspiró— Ya vuelvo con sus órdenes. —sonrió para luego salir en dirección a la cocina.

Su restaurante no era muy grande, pues en realidad fue el primer lugar que ambos pudieron comprar con los ahorros de sus mediocres sueldos, y recién salidos de la escuela de cocina.

Debido a la experiencia colectada en los últimos tres años, es que tenían un menú tan variado que iba desde lo más "vulgar", refiriéndose a la comida chatarra, hasta platillos gourmet como el clásico filet mignon.

Aunque su recinto podía albergar sólo a treinta personas, a su máximo límites, solía llenarse todos los días.

Pero con eso y todo, sólo precisaban ser cuatro en la cocina y seis en la atención al público.

Ninguno podría pedir algo mejor que eso.

— Que buenos pasos, lindo, ¿tienes pareja? —se acercó a su esposo por detrás para abrazarle.

Recibió un empujón y otra actuación dramática, por lo que no pudo evitar largar la carcajada.

¿Ves esto? No estoy disponible, suripanta. —señaló el tomatito en su brazo.

— Es una pena... Y yo que quería pasar un buen rato. —hizo un puchero.

— Pues no, solamente me gusta comerme el culo de mi esposo. Y luego, con muchas ganas- —Jimin lo interrumpió cuando comenzó a mover su pelvis.

— No, animal, no. —rió.

El otro chef, para suerte de ambos, estaba con sus auriculares y lavando algunos platos.

— Bien, pero cuando lleguemos, no te salvas. —advirtió— Le muet mange des mégots está aquí, bebé.

Jungkook era un animal, sin dudarlo. Pero Jimin piensa que es el más lindo que ha visto.

MIRADAS - KOOKMIN SHORTFIC [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora