"No quiero perder"
Es la frase que resumía sus pensamientos de las últimas dos semanas.
Su vida, o la mayor parte, ha pendido de un hilo por una armadura varias veces gracias a los entrenamientos, y esta próxima fecha no sería excepción. La ronda final se acercaba, con eso se definiría al nuevo portador de Coma Berenice. Por eso no le prestaba atención a casi nada.
Los hielos junto con nieve finalmente empezaban a derretirse en Siberia. Siendo espectadores de una mezcla entre naranja, rosado y un tenue celeste sobre el firmamento, llevándose una parte del protagonismo aunque el brillante sol no pasaba desapercibido. Juntos eran una mezcla armoniosa.
—¿Qué piensas hacer luego de que consigas la armadura? — Preguntó el joven de cabellos verdes quién se encontraba sentado al lado suyo mirando el horizonte.
Michelle ante repentina interrogante lo miró de costado, sin demostrar cambio alguno en su expresión. Hubo un pequeño silencio. Estaba sentada; pensando en sus palabras y tratando de no meter la pata.
—Si te lo digo, ¿qué harás al respecto?¿Me regañaras como a Hyoga? — Contestó con un tono sarcástico entre una pequeña risa.
Su compañero, el cual esperaba una respuesta de ese estilo, la miró a los ojos cómo si estuviera buscando algo. Meramente se limitó a reír y devolver su vista al paisaje. Los cisnes volando elegantemente sobre ellos habían captado su atención.
—No lo sé. Probablemente lo haga si no me dices nada —. Sonriente se puso de pie, la miró, y le extendió la mano con esperanzas de que también repita su acción.
Sin más remedio, y por no quedar sola, la castaña se levantó con ayuda y exigió una explicación.
—Obsérvalo bien. Puede ser la ultima vez que veamos un atardecer juntos.
Ambos eran consientes de que al conseguir las armaduras y, por ende, volverse santos, los tiempos juntos seguramente disminuirían o tal vez ya no habrían más.
Muchas cosas se les avecinan, pero sobre todo a ella que estaba a punto de viajar a Grecia con tal de presentarse ante el santuario. No iba a negar que estaba nerviosa, pero con él podía sentirse cómoda.Michelle nuevamente volteó a mirarlo. Ya no quería apreciar la Siberia Oriental, quería apreciarlo a él: Sus ojos tan cálidos y llenos de bondad. Ese cabello desordenado con el que solía jugar y peinar. Su sonrisa, expresión que la hacía derretirse lentamente; Era perfecto según ella.
Isaac, quién notó cómo lo observaban, siguió admirando el cielo hasta que se dignó a hablar.
—¿Disfrutando la vista? — Cuestionó mientras su rostro se dirigía a ella. —Sé que tengo mi encanto pero disimula, por favor.
La jovencita, quién no sabía dónde esconderse, frunció el ceño y con los nervios a flor de piel empezó a darle pelea.
—¡¿De cuál "encanto" hablas, engreído?!
Michelle, ya a la defensiva, trataba de pensar en más comentarios hirientes aunque, por otro lado, su compañero aprovechaba el tiempo para reírse frente sus narices; sin darle la oportunidad de pensar.
—¡Odioso! — Exclamó con un evidente sonrojo.
El finlandés ya pasado su tiempo fue cesando la risa. Por lo pronto se encontraba levantando los brazos para en seguida rodearla en un cálido abrazo. Sus frentes rozaron con suavidad, el contacto visual fue imposible evitar. Ambos se movían de un lugar a otro tambaleándose torpemente, como si estuvieran borrachos.
—Todo irá bien en el santuario, lo harás genial —. Aseguró el chico en un intento de elevar su autoestima, siendo seguido de un dulce e inocente beso en la frente. Le conocía a tal punto para saber qué algo andaba mal.
El silencio inundó de golpe. Los ojos azules de la chica ya no posaban en él tras escucharlo, más bien lo evitaban. Isaac sintió esa incomodidad de inmediato, parecía que escondía algo. No dirá nada y esperará hasta que esté lista.
—Tengo miedo...— Confesó, en lo que se desvanecía una sonrisa. —No quiero perder, me esforcé demasiado. Si no gano la armadura, yo...—.Sentía como su voz le empezaba a fallar.
No solo eso, también su vista se nubló por el agua acumulada. Fue cuestión de segundo para que un par de lágrimas se deslicen sobre su rostro hasta el mentón.
Tras notar que la muchacha no hablaría más, se separó del abrazo, la sostuvo de los hombros, y la miró con tranquilidad.
—No sé qué te hace pensar eso. No vas a perder...— Aseguró con firmeza. —Entiendo que son momentos difíciles, pero si vas con esa idea, ocurrirá. Ve a entrenar en vez de perder el tiempo.
Por más que sus palabras sean chocantes, él tenía razón.
—Ni siquiera sé si viviré. Escuché que asesinaban al perdedor durante o después de la pelea —. La imaginación le jugaba en contra, veía cada una de las terribles posibilidades. A lo mejor eso explicaba el temblor de sus manos, o el frío.
—¿En serio te creíste el cuento? — La miró con una sonrisa burlona. Desconocía si fuera cierto, su única intención era quitarle los temores.
Michelle levantó una de sus manos para limpiarse el rostro, húmedo por las lagrimas y más frió todavía.
—¿Cuento?
—Así es —. Le dijo, sonando seguro de si. —En caso de que falles, todavía nos tienes a nosotros.
La aspirante inhaló profundamente el aire fresco siberiano para así exhalar con lentitud. Ya tranquilizada, lo miró, todavía incrédula.
—Me tienes demasiada fe —. Comentó, apenada por el pequeño show que montó.
—Por supuesto. Si te quieren matar no te quedarás ahí pasmada como idiota, ¿o sí? — Cuestionó con la mirada.
Una leve risa salió de sus labios, tranquilizando enseguida al muchacho quién aprovecho, se acercó y la abrazó. Terminando así un momento de temores y angustias.
—Lo harás bien —. Animó nuevamente en lo que el abrazo se fortalecía más.
Isaac no cree en la derrota de su compañera, pero en caso de ser así, pensó en llevarla al viaje que hará tras volverse caballero. Despues de todo, tenía un buen manejo del cosmos y la aptitud física necesaria.
—Vamos, está oscureciendo —. Finalizó el abrazo y partieron tomados de la mano al refugio.
Ningún futuro estaba asegurado para esos dos, aunque les gustaba imaginarse cumpliendo metas y pasando adversidades juntos. Tal como los jóvenes que son.
Fin.
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Surtidos de escenas y capítulos
FanfictionContenido Oc's y/x canon. Pequeños escenarios de mis historias, eliminados u oficiales.