|Adolescente Acomplejado|

°¨°¨°¨| I

Miércoles por la tarde. El estomago de un albino de ojos zafiros, estaba revuelto, amenazaba con devolver lo que había desayunado. Ni siquiera se había animado a comer algo después. Incluso cuando su hermano menor, Shoto, le había ofrecido de su helado, este solo se negó y le dijo "No tengo ganas hoy, Shoto".

¿Porqué tanto revoltijo?, estaba preocupado, mejor dicho, nervioso. Se encontraba nervioso desde ya unos días antes, quería hablar con su padre sobre algo. Buscar trabajo. Con diecinueve años quería entrar a trabajar, no por buscar algo de dinero extra. Su familia destacaba por tener dinero a sobra, incluso era de bien saberse de que la familia Todoroki hacia donaciones a distintos centros psiquiátricos, orfanatos, etc. Aunque realmente, solo era una imagen que a la mayoría de ricos les gusta tener, solo para disminuir las criticas.

Sabiendo esto, ¿porqué Touya buscaría empleo si técnicamente tenía todo a la mano. Fácil, necesitaba la confianza de sus padres, la cual perdió en la adolescencia. Si algo lo hizo resaltar como un Todoroki, fueron los constantes escándalos que causó. Bastantes fiestas, en las cuales lo grabaron tomado alcohol hasta caer de borracho o drogarse junto a un puñado de chicos y chicas. Jamás cometió un delito, fuera del consumo de drogas y alcohol siendo menores de edad.

Pasando los años, este horror adolescente se desapareció, dejando la pena de Touya y la vergüenza de sus padres. No confiaban de en, de ninguna forma. Tenían una imagen (ahora errónea) de un Touya alcohólico y problemático.

El albino no se sentía cómodo con ello. dejó de hablar con todas esa malas influencias, incluso sus calificaciones cambiaron bastante, de ser el miedo de todo maestro, ahora era el típico alumno estrella que pedían fuera el jefe de grupo. Aún con eso, no había recuperado los halagos y confianza de su padre, durante su adolescencia, la opinión del pelirrojo mayor le daba igual. Hoy en día esta casi seguro de que está desheredado y que su parte de todo le tocará a su hermanito menor. Shoto a demostrado ser un niño bastante inteligente y correcto para tener solo 12 años, iría a clases particulares si no fuera porque este rogo ser llevado a una escuela normal (colegio de paga o becados de excelencia). Touya fue bastante inteligente, pero sus etapas lo sacaron de camino muy fuertemente.

No envidia a Shoto, todo lo contrarío. Siente un gran orgullo por su inteligencia a la par que el menor lo admira. La mayoría del tiempo eran ellos dos juntos.

Algo gracioso para Shoto es que, una vez cuando Touya tenía 14 años, el menor lo encontró fumando fuera de casa. En lugar de ir corriendo a decirle a sus padres, Shoto solo le dijo que eso era malo para su salud y que no debería hacer eso en frente de el, Touya solo respondió:

"Si alguna vez te veo fumando, te voy a quitar el cigarro y te meteré pasto con lodo a la boca. Tú no vas a terminar tu vida así."

Shoto se alegró como nunca al ver que su hermano había dejado todo, al punto de casi llorar de emoción, cosa que conmovió al mayor. En resumen, ambos terminaron por llorar en la sala mientras el resto los veía con una enorme sonrisa, a excepción de Enji.

Regresando al presente, Touya estaba detrás de la puerta, aquella puerta que le pertenecía a la oficina de su padre, Enji Todoroki. Minutos antes tenía todo su argumento del porque debería dejarlo trabajar y para que sería todo. Al momento de tocar la puerta, todas las palabras se distorsionaron en su mente y al escuchar el "Pase" de su padre, su mente quedó en blanco. Las ganas de vomitar lo invadieron, trago saliva pesadamente y abrió la puerta lentamente.

Al ver la mirada zafiro de su padre, sintió que fue un regaño mudo. Entró a la oficina y cerro la puerta tras el. Sus piernas temblaron un poco y su padre en lugar de ayudar, dejo los papeles que estaba leyendo y centró su atención en su hijo mayor.

[¿No puedes ver a otro lado papá?]

Ese pensamiento pasó vagamente por su cabeza. El silencio incomodo para Touya invadió el lugar, sentía que vomitaría justo ahí. Su mente ya creaba tantos escenarios negativos, como si ya hubiera vivido eso antes, todo hasta que.