Alerosa.

Capitulo I.

Solía deambular por las calles observando todo a mi al rededor, me gusta sentir la brisa en mi rostro mientras sigo mi camino pero fue una ocasión donde al andar por el parque me encontré con algo peculiar, parecía una rosa pero no como otra cualquiera ya que era más grande de lo habitual, tenía sus pétalos de un rojo sangriento, el tallo fuerte lleno de espinas y sus raíces se podían ver clavadas en la tierra lo cual le daba firmeza para cualquiera que la viera.
-Peculiar ¿no cree?- me dijo el cuidador de aquel lugar.
-Si, nunca había visto algo así.
-Dicen que está defectuosa, algo salió mal en ella. Muchos han intentado tomarla para estudiarla o simplemente tenerla en casa pero es imposible, esa rosa parece más un peligro.
-No les gusta ser tomadas a la fuerza, tienes que detenerte a observarlas- le contesté para luego verle a los ojos- ellas las puedes encontrar en cualquier parte, solo acceden a ir contigo si eres de fiar.
-Esta es diferente nadie sabe como sigue en pie, que digo quizá la lluvia ayude pero solo se puede conservar su belleza si les da sus cuidados que requieren.
Me quedé pensando, decidí redirigir mi atención a aquella belleza que encontré para analizarla con más detenimiento.
-Puede intentar llevársela si gusta, le vendría bien algo de compañía.
Me acerqué a la flor que por sus colores creí que podría  estar marchita pero no, al parecer ese era su color natural, su olor era fresco y muy penetrante ante el olfato, sus espinas evidentes y su centro parecía una resplandeciente luna. Traté de acariciarla un poco pero al primer toque pude sentir espinas en aquellos sangrientos pétalos, inevitablemente aparté mis dedos de ella.
-No voy a hacerte daño, puedes estar segura de eso- dije con una voz suave y cálida.
No podía evitar sentirme intrigado por sus evidentes raíces y me preguntaba que tan profundas podrían llegar a ser, ¿cómo es que una rosa podría llegar a ser así con estas características?