꒰ঌ2/2໒꒱

133 17 0
                                    

Jimin entró al reclusorio dado que según su celular, aún no llegaba a su destino y no había rastro alguno de Jungkook fuera de él.

La entrada principal constaba de dos secciones, la primera llena de cubículos con ventanales que se dividían en secciones con letreros que indicaban su finalidad y la segunda una enorme puerta con rejas de metal pesado y cerradura con una pequeña oficina cerca de la puerta donde se podía ver desde afuera lo que sucedía.

Jimin estuvo a punto de acercarse al primer cubículo con la palabra "Denuncias" escrita en grande cuando su atención se centro en las tres personas que discutían acaloradamente dentro de dicha oficina a unos metros de distancia de él.

—Dijeron que hoy podía salir —gruñó uno de los hombres que estaba de espaldas a él.

Por lo ancho de sus hombros, la cintura marcada y los músculos definidos se notaba que estaba en forma, dando la impresión de poder y virilidad. Jimin lo hubiera dejado en ese simple pensamiento si los tatuajes en sus brazos y manos no hubieran resaltado tanto cuando comenzó a articular ferozmente, sin embargo, lo que en definitiva hizo que todo cobrara un sentido que lo sacudió fue que el hombre se abalanzara al otro frente suyo; cruzando al otro lado lo tomó del traje y lo sacudió unas cuantas veces, invadiendo por completo su espacio personal.

El rostro del hombre entre la pared y un tipo que media más que el promedio normal palideció, sus manos se agarraron en balde a las que lo acorralaban en un intento de quitárselo de encima.

—N-no hagas e-esto ahora —titubeó—. No arruines tu oportunidad de irte por desquitarte conmigo.

—No me digas que puedo hacer —bramó—. Ni siquiera lo entiendes, ¿verdad? Mi jodida libertad me interesa una mierda. Es por quien pedí salir por quien necesito irme, imbécil.

El tercer hombre, quien se había mantenido al margen hasta entonces, se aclaró la garganta como si pidiera la palabra sumisamente.

—Los papeles van a tramitarse nuevamente hoy, estoy seguro de que para la noche volverán a dejarte salir. Además, el jefe ya se enteró que pediste salir...

El hombre trajeado asintió con la cabeza repetidas veces, más con temor que con conformidad.

—Así e-es... E-el jef-fe ya... Ya lo sabe y hará todo lo posible po-por sacarte rápido.

—E-el je-fe —se burló—, me vale también una mierda. Sácame de aquí ahora o voy a sacarte cada uno de tus intestinos con mis propias manos.

—T-te ase-seguro que no puedo hacer na-nada.

Jimin no sabía si fue por la amenaza llena de promesa de por medio o si fue la voz profunda y susurrada que le resultaba inquietantemente familiar lo que le provocaron un escalofrío, lo que sí sabía era que tenía que salir de ahí.

Si alguno de los hombres lo notaba no habría vuelta atrás, no habría un camino de retorno y si podía impedir abrir una puerta que no estaba seguro de poder mantener así, era lo mejor. Incluso si lo deseaba.

Le costó mucho hacer que sus pies reaccionarán, al igual que le costó al hombre tatuado ceder y apartarse del otro hombre, quien tan pronto como fue liberado se dejó caer sobre la pared, limpiándose el sudor de la frente.

El hombre que podía abrir una brecha entre lo que era correcto e inmoralmente incorrecto se llevó las manos a la cabeza, peinado sus mechones oscuros con ansiedad. No había levantado la vista, lo que le estaba proporcionando a Jimin demasiado tiempo para irse, pero de nuevo se quedó estancado en lo que quería y en lo que su sentido común le decía.

Su corazón palpito descontroladamente, respiro hondo y se obligó a caminar, sus pies giraron un poco más. Si daba un paso a la izquierda saldría y haría como que eso nunca había sucedido, nadie tenía que saberlo, bloquearía a Jungkook y ese año y medio quedaría en un pasatiempo absurdo al que le había dedicado demasiado tiempo, incluso cuando había más complicaciones que no podía ignorar, pero si daba un paso hacia la derecha entonces tendría que enfrentar en lo que se había metido y descubrir el porqué de muchas cosas que eran dolorosamente desconocidas.

El hombre que seguía de espaldas a él, sacó su celular y dubitativo le habló al hombre tatuado.

—Hay algo más que tienes que saber.

Suspiró, exasperado.

—¿Ahora qué...?

Había levantado la cabeza tan bruscamente que Jimin no había tenido tiempo de reaccionar, cuando sus ojos se encontraron supo que era demasiado tarde.

El sudor frío lo recorrió al ver el rostro enojado, luego sorprendido y posteriormente aterrorizado de Jungkook mirándolo fijamente.

Sus labios articularon su nombre como si fuera incapaz de decirlo en voz alta, y por un momento pareció que todo lo demás se había detenido. Por supuesto que era él, su novio era un criminal y había sido un idiota al creer que no había sido una posibilidad.

Sus latidos retumbaron en sus oídos, lo que dificultó que escuchara la pequeña voz en su cabeza que le pedía que corriera. Aún no es tarde para retroceder, le decía.

Jungkook dudó, pero en cuanto el aturdimiento pasó, salió de la oficina y se acercó con lentitud a Jimin.

—Puedo explicártelo.

Jimin negó con lágrimas en los ojos.

—Por favor, mi vida —le rogó, con las manos en alto para que Jimin no le temiera—. Sólo escúchame.

Volviendo a negar, se abrazo a sí mismo con miedo a querer ser consolado por Jungkook, la persona de la que se había enamorado y quien le había mentido.

Jungkook no sabía cuánto llevaba ahí parado o si había escuchado toda la conversación, pero el rostro contorsionado de dolor en Jimin hizo que todas sus alarmas se prendieran, lo cual lo angustio y le dolió en partes que no podía describir.

Y cuando Jimin finalmente retrocedió y sollozo, algo en él también lo hizo.

—No quiero volver a saber nada de ti, Jungkook.

Jimin corrió hacia la entrada como si un monstruo estuviera a punto de consumirlo y tal vez hubiera sido así si Jungkook lo hubiera perseguido, pero la mano de Namjoon sosteniéndolo impidió que hiciera algo impulsivo y que los policías en la entrada se involucraran

—Atrápenlo —ordenó, fuera de sí por la desesperación—. Lo quiero conmigo en cuanto salga de aquí.

Bad Decisions - Kookmin AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora