Trágame Tierra [Pausada]

Capítulo 3

Muchos dicen que era de cobardes huir, pero a Mitsuya no le importaba ser el hombre más cobarde sobre la faz de la tierra; por lo que tiró todas sus cosas y salió de la tienda de conveniencia como si alguien lo estuviera a punto de asesinar, aunque en su situación, esa era una opción más que tentadora.

-¡Mitsuya!

Pero claro, el otro alfa no se quedaría de brazos cruzados, Takashi sabía lo obstinado que era su ex cuñado, por lo que no iba a disminuir su paso en ningún momento, maldijo haber decidido caminar y no llevar su moto, esta le hubiera ayudado a escapar más fácil.

-¡Mitsuya detente!

Sobre su cadáver dejaría de correr, ya para ese punto las lágrimas ahogaban sus ojos, la bruma de las lágrimas le impedía ver con claridad el camino, y el abrazador sol de la tarde estaba quemándole la retina; pero su miedo le impulsaba a seguir, no habría forma en que se detuviera o que Taiju lo alcanzara, al menos en su condición física normal, en ese momento no estaba en su mejor estado, y lo supo cuando un fuerte dolor en su costado lo invadió y le hizo trastabillar, trató de incorporarse disminuyendo un poco el paso, pero al no ver bien tropezó con algo y cayó de cara al suelo; respiró pesadamente tratando de recuperar todo el oxígeno que no sabía que había perdido en esa carrera, su corazón se iba a salir de su pecho, pero no era momento de parar, se incorporó de un salto, movido más por la angustia que por una fuerza física; estaba dispuesto a retomar su huída, de no ser por un agarre fuerte en su muñeca derecha que lo hizo soltar un quejido lastimero, miró al peliazul con un terror tan abrumador que hizo al otro estremecer y disminuir la fuerza de su agarre, pero no lo suficiente como para que este pudiera escapar.

-¡Dios santo! ¿Te hiciste daño? ¡Respira, por Dios!

Taiju no podía dejar de verlo preocupado, el omega frente a él no era aquel que acostumbraba a ver, incluso podría jurar que ese chico frente a él no era Mitsuya Takashi, la vulnerabilidad y el horror que transmitían sus pupilas era asfixiante, al igual que lo eran las feromonas de pánico que empezaban a envolverlos a ambos; el peliazul empezaba a hiperventilar al igual que el omega, el pelilila estaba en medio de un ataque de pánico tan grande que ni siquiera podía procesar sus acciones, solo sabía que en ese momento estaba por tener un infarto, no podía con todo eso; el Shiba logró encontrar un atisbo de claridad mental en todo ese cúmulo de emociones para saber que si no hacía algo en ese momento el omega frente suyo iba a colapsar, genuinamente creía que Mitsuya moriría de un ataque al corazón por el susto, por lo que, sin pensar en lo mal que se vería su acción a ojos externos, empezó a soltar sus propias feromonas para contrarrestar las del contrario.

Takashi saltó alterado al ser envuelto en las feromonas de un alfa, al ser un omega embarazado sin un alfa sentía repudio a las feromonas que él no había solicitado, pero a falta de una marca su instinto no se rehusó tan fervientemente, inconscientemente buscaba un alfa que pudiera regularizar sus feromonas descontroladas por el embarazo, por lo que no opuso tanta resistencia a las feromonas calmantes de Taiju, se dejó marcar con su olor pese a sentirse culpable de estar engañando a Ran de esa manera, pese a saber que no había ningún tipo de malicia en ello, porque el dejarse marcar por un alfa diferente a tu pareja era también considerado una infidelidad, pero estaba tan roto en ese momento que solo quería llorar y ahogarse en ese aroma, deseando poder ahogarse de manera literal.

Taiju no se movió ni soltó a Mitsuya, pero alivianó lo más que pudo su agarre, el omega cada vez lograba relajarse un poco más, y aquel terror en sus ojos iba disminuyendo su intensidad pero sin desaparecer del todo, dejando camino a un torrente de lágrimas silenciosas que no se atrevió siquiera a secar, ya sentía que estaba rompiendo muchos límites con haberlo marcado con su olor.