||Prologue||

32 2 1
                                    

00 // votre poison 

Para Luca. 

¿Recuerdas aquella noche?, aquella noche que, entre risas y coqueteos, junto con el abundante sonido de la noche, te agarré de las manos, te miré a los ojos, y te compartí las chispas que mi corazón agitado producía. Recuerdas cuando te compartí lo que yo creía que se había forjado con todas esas conversaciones... con esas miradas, con esos momentos; recuerdas cuando te lo dije todo, solo para enfrentarme a la idea de que había sido producto de mi mente.

Bueno pues no sé qué fue lo que se me atravesó en la cabeza en esos momentos, creo que realmente estaba cegado por el actuar de mis pensamientos, pero en verdad todo parecía tan real... la tensión en tu obrar, el deseo en tu mirada, la delicadeza de tu tacto.

Entonces, con el estruendo producido por mi corazón hecho polvo, volví a sentir aquel dolor desgarrador que hace mucho no sentía; aquel dolor qué con tu hablar, que, con tu aroma, y tu presencia se había logrado extinguir. Esa noche como yo, ya estaba en sus últimas; apunto de huir para delegar las consecuencias de sus actos al mañana, cuando exploté, y si te soy sincero no tengo ni idea de que fue lo que pasó después, creo que solo me fui con los sentimientos a flor de piel, y dejé que el viento y el alcohol se encargaran de lo demás.

¿Cómo olvidar el día siguiente?, ese día donde levantándome de aquella resaca, acompañado únicamente de los alaridos de mis adentros, mis penas no hicieron más que obligarme a escapar entre aquel menjunje tan delicioso, el cual solamente puede caber como un veneno; el veneno de tus recuerdos, el veneno de tu sentir, el veneno de la nostalgia... oh la nostalgia, ese caliente líquido que me pone ebrio con solo pensar en él, pues lo único que me deja es esa sensación que tú te encargaste de traer a este mundo, esa sensación que solo tú podías encargarte de desaparecer, esa sensación de todos los momentos donde pensé que estábamos enamorados.

¿Te acuerdas cuando ya iban dos semanas de silencio?, pues me es gracioso; porque probablemente mientras yo batallaba con uñas y dientes las ganas de volver a verte, volver a hablarte, y sentir, y pedir el perdón de mis palabras... tu estabas ligándote a alguna chica que llamó tu atención, solamente por la desesperación de no ser como yo... y es gracioso, muy gracioso, que mi hermana, quien era la única persona a la que aún podía confiar, haya sido esa chica, esa desquiciada chica que llegó a caer en tus mentiras, en tus falacias, en los sentimientos falsos que solo desviaban lo que realmente sentías hacia mí; y siendo sincero creo hubiera estado bien, creo que lo habría aceptado tarde o temprano, claro que lo hubiera hecho, si no hubiera sido porque no fuiste lo suficientemente valiente como para decirme a mí, sino hubiera sido por el hecho de haber tenido que exprimirle esas palabras a ella, que llevada de la mano por las alimañas que hacías, explotó, y con la culpa esculpida en sus gestos, me dijo todo... a pesar de tus explicitas palabras de que no me contase nada.

Ya con el pasar de esos silenciosos meses, cuando al fin tuve las ganas suficientes de salir al mundo y superarte, cuando al fin tuve la oportunidad de aceptar tu cobarde decisión y presentarme al mundo como una persona nueva, tus celos e inseguridades se interpusieron en el camino. Y la verdad no entiendo, porque me dejaste claro en el momento que me confesé, que tu no eras como yo, que todas las señales que me llegaste a dar en esos momentos eran falsas. Entonces, justo entonces, ¿Por qué?, porque cuando al fin me presento ante a ti y a mis familiares, con alguien que me ayuda, que me acepta, con alguien a quien apreciaba; ¿llegas con tus acciones, con tus gestos, con tus miradas, a confundirme?, a , inundarme con tu veneno, a hacerme caer a tus pies en un momento... ahora que lo pienso, pareciera que soy algún tipo de trofeo para tu ego, pues aun después de haber tomado y conservado el amor y el cariño de mi hermana, pues aun después de rechazarme, pisotearme y destrozarme, pues aun después de todo eso, entonces, donde al fin pudiste verme repartir los vestigios del amor que me dejaste, ¿te decidiste por volver, e intentar tomar el mío?, simplemente no te entiendo.

También recuerdo que de la nada en aquella reunión tan incómoda, al fin deseaste volver a retomarme la palabra, solo para hacerme preguntas... preguntas que sé que solo hacías por aquella novedad sentada a mi lado, por aquel descontrol que después de meses de silencio, después de miles de intentos míos por retomar nuestra amistad, tomó tu atención... y sé que la tomó, porque eres lo suficientemente egoísta como para querer acaparar mis sentimientos en tu zona de confort, por querer acapararte de mi persona en tus fantasías donde mi amor para ti está bien visto... todo mientras tomas de rehén a mi hermana como desquite de aquel berrinche al que llamas amor. Recuerdo que durante toda la cena te encargaste de incomodar a tal punto a mí pareja, que, por pura prudencia y respeto, terminó yéndose con la imagen equivocada de mi familia y de mi persona. Recuerdo que, acabando de cenar, me citaste a caminar, donde yo con esperanza por volver a estar como antes, acepté; solo para que tú, sin vestigio de vergüenza alguna, empezarás aquella pelea donde con la cola metida entre tus patas, reclamaste tus celos, tu descontento y tu falsedad en mi cara; en la cara que tú mismo convertiste en una máscara, una máscara que solo te da recuerdos de cuando tú eras su dueño. También recuerdo acabar agotado, frustrado, y con la certeza de que iba quedarme solo una vez más.

Hoy, después de aquella cena, acompañado de todas esas emociones que me dejaste, escribo esta carta. Y espero que al leerla entiendas que, he llegado a mi límite, y que también espero que al decirte que me voy, entiendas que solo lo hago porque no quiero ser como lo que tú alguna vez fuiste conmigo. Espero con todo mi corazón poder deshacerme de aquel veneno que me implantaste aquella noche, espero que, al alejarme, puedas resolver sin mi memoria aquel problema en el que te metiste a ti y a mi hermana... y espero qué pasando el tiempo, te aceptes como eres y vuelvas a ser aquella persona que llegue a considerar mi amigo, mi compañero y mi pretendiente... espero que después de todo eso, podamos ser amigos, podamos ser lo que me prometiste ser el primer día que nos vimos... o podamos incluso, si es que mi prudencia me lo permite, ser aquella fantasía donde por fin somos bienvenidos juntos.

Hasta siempre.

Atte. Alberto.  

Entre las estrellas de media nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora