—Negativo, otra vez— Agustín miraba la prueba en sus manos con odio, aquel resultado desagradable se burlaba de él, de no poder darle a su alfa lo que quería, de no ser suficiente, de ser incapaz de crear algo tan maravilloso como un bebé. Quería llorar de la impotencia, y con cada negativo que recibía, sentía que algo dentro suyo moría un poco más que la última vez. Y lo habían intentado, realmente hizo todo lo que estaba a su alcance, fue a clinicas de fertilidad, siguió todos los consejos que encontró en internet, por el amor de dios, incluso estuvo horas acostado en el suelo con las piernas en el aire y nada, absolutamente nada.
Todos los doctores que los atendieron y lo revisaron una y otra vez, le dijeron que no había nada de malo en él ni en su alfa; sus cuerpos estaban sanos y perfectos para procrear, que solo era cuestión de tiempo, que probablemente se debía al hecho de ser un omega hombre, que con vitaminas y un control riguroso sería posible en poco tiempo y que no había que perder la fe, que esas cosas pasaban y a algunos le tomaban mas tiempo que a otros. Eran mentiras, todas y cada una de sus palabras.
Él lo intento, pero se cansó de tomar tres pastillas al día, se cansó de inyectarse clomifeno, se cansó de mantener viva la poca fe que conservaba. Su salud mental ya no daba más, se sentía cada vez más y más inútil. Solo quería quedarse en un rincón de su habitación llorando todas las lágrimas que se contenía para no soltar. Y marcos, su maravilloso alfa, que nunca mostraba su decepción ni su tristeza, que siempre estaba ahí para abrazarlo y decirle que la próxima vez iba a funcionar, que no iban a rendirse. ¿Cómo podía mirarlo a la cara después de otro negativo? ¿Como Marcos podía seguir amándolo? Estaba destrozado y sabía que su alfa estaba igual o peor que él, pero no dejó que su dolor se mostrara en ningún momento solo para ser su soporte, era el peor omega de todos. No se merecía a Marcos.
—No te preocupes amor, la próxima vez será— habla con calma y comprensión, envolviendo el pequeño cuerpo del omega en un abrazo calido y seguro, dejando escapar muy suavemente sus feromonas con el fin de calmar al contrario y que este no tuviera un ataque pánico como la última vez, realmente no quería repetir esa horrible situación.
Intentando calmar al omega, deja una serie de besos cariñosos por las mejillas, mandíbula y posteriormente en su cuello, justo sobre la mordedura, frotando suavemente su nariz allí, en las glándulas odoriferas de su cuello. Eso pareció calmarlo lo suficiente para que dejara de temblar, sonrió satisfecho ante eso. Ahora solo se encontraba vacío, con los ojos sin vida y la mirada aún fija en la prueba que tenía en sus manos, era una reacción ya común en el omega, Marcos difícilmente se había acostumbrado a esos episodios de depresión que parecían atacar cada vez más duro. Marcos sabía lo doloroso que era esto para el más bajo y le partía el alma no poder ayudarlo, no poder hacer algo para que su pareja dejara de sufrir. Pero no iba a meterse en ese espiral en este momento, su omega lo necesitaba firme y completo ahora mismo, lo necesitaba bien para consolarlo y que dios se lo lleve si no podía cumplir su rol, con una sonrisa triste dirige sus labios a la frente de su pareja y deja un casto beso allí antes de esconder su rostro en los mechones castaños de la cabeza de su Omega, oliendo el triste y agrio aroma que desprendía.
—No puedo Marcos, ya no puedo más. No voy a soportarlo. Perdón, perdóname por no ser suficiente, pero ya no puedo seguir así.— la voz se rompe hacía el final, aguantando las ganas de llorar y la desilusión palpable. Aún triste y decaído, estrella el pequeño artefacto contra la pared, donde se rompe en mil pedazos; Marcos ya acostumbrado a la ira que llegaba como la segunda etapa de su duelo, solo se limita a dejar caricias en la marca del cuello de su omega, la marca que los unía como pareja, mas tarde sufriría por las palabras desganadas y furiosas que el contrario soltó sin reparo, ahora era más importante que el pequeño omega no se desmayara de la bronca, suceso que ya había pasado lo suficiente anteriormente como para preocuparse.
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little surprise ; margus
FanfictionDespués de intentar tener un hijo durante un año entero, Agustín y Marcos perdieron las esperanzas por completo, y simplemente dejaron de intentarlo. Quién diría que las mejores cosas llegan cuando uno no las busca.