𝑬𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒅𝒆 𝒑𝒆𝒍𝒐 𝒓𝒊𝒛𝒂𝒅𝒐

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México vs Argentina seria el partido que desataria el odio de millones de aficionados, hablando más por parte de aquellos aficionados que dejaban toda su fé en el equipo mexicano después de los momentos de tensión que se vivieron durante el partido de México vs Polonia, considerando a su portero como un héroe.

Hoy era la excepción.

Durante el primer tiempo se mostraría a ambos equipos dando todo su esfuerzo para que el marcador se modificará y ese "0" pasara a ser un "1", pero ante la profesionalidad con la que ambos jugaban lograría ser un tanto imposible y las probabilidades de que un empate se viera visto al final eran bastante posibles.

La selección mexicana se vería envuelta en varios problemas después de que el segundo tiempo comenzara, cambiando drasticamente la estrategia que los afectaría en una gran parte del juego y las probabilidades de perder aumentarían de un momento a otro.

—  ¡Por favor jueguen bien, idiotas!

Exclamaria Guillermo Ochoa; actual guardameta del equipo mexicano.
La presión del momento lo llevarían a estar en una abrumadora pelea luego del primer gol que recibiría y que sin logro detendría, trayendo consigo los abucheos de los aficionados del equipo, en su mayoría insultos dirigidos a él y la decepción que había causado.

Pero analizando más la situación, aun tenían el tiempo suficiente para por lo mínimo empatar contra el equipo contrario y finalmente retirarse con un marcador que indicaba el "1-1", fue algo que la esperanza le haría creer tanto a la mayoría de personas que se encontraban en las gradas como a los jugadores mexicanos.

Finalmente fue algo que la esperanza termino dejando de lado y comenzaba a marchitarse lentamente como si de una flor se tratase.

— (Bien, todos se fueron, te dejaron solo y por lo tanto ahora este partido se trata de ti contra ellos).

Mencionaria Ochoa entre sus pensamientos y que a su vez se dedicaba de observar a sus compañeros estando demasiado cerca de la portería del equipo argentino, esperando que al menos estando allá les favoreciera y metieran el gol tan esperado que los sacaría del aprieto en el que estaban.

Su infortunio llego a ser demasiado que inmediatamente supero los limites, mostrándose en los últimos minutos como ambas selecciones se aproximaban a la portería donde Guillermo se encargaba de que el balón no volviera a pasar. Preparado para evitarlo, su vista se fijaría solamente en el balón, pero este al ser pasado rápidamente con agilidad, por desgracia eso lo tomaria distraído y apenas reaccionando, el balón ya estaría pasando sobre él, así que lanzándose hacia este, por mala suerte no lograría atrapar y marcaría el fin del partido.

Sin éxito alguno, no podrían hacer nada con los pocos minutos que restaban del juego, más que sólo minutos que servirían para escuchar todos los insultos que eran dirigidos por parte de la afición mexicana y al poco tiempo generar varias peleas entre las gradas debido a la provocación con la que trataban los argentinos luego de esas dos victorias consecutivas.

— ¡Eres un pendejo, Ochoa!
— ¡No debiste venir al mundial!
— ¡Nos hiciste quedar como estúpidos!
— ¡No debimos confiar en ti!

Siendo una mezcla de palabras ofensivas junto a la derrota que había sobre ellos, en Memo se apreciaría una gran desesperación por llorar, primeramente mostrando el tono rojizo que se marcaría en sus ojos y la rigidez que ahora invadía su cuerpo, ¿qué debía hacer ahora? Simplemente no podía huir del estadio, mostrándose obvio que captaria la atención de los espectadores y la de sus compañeros.

— Todo esto es mi culpa...

Comenzando a dejarse caer encima toda la culpa sobre lo que anteriormente sucedió en el partido, de alguna manera aceptaba que los comentarios ofensivos que fueron dirigidos para él tenian toda la razón, incluso los merecía por hacer perder al equipo.