O3: ¿Viaje?

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Subiendo las escaleras, Sanzu se dirigía al cuarto del peliblanco. Abrió la puerta despacio para no despertarlo y se encaminó hacia las cortinas, abriéndolas con cuidado para dejar entrar la luz del sol al cuarto.

    —Mikey, despierta, tienes que desayunar —dijo mientras movía el cuerpos del peliblanco suavemente.

Mikey abrió los ojos, fijando su vista en quien lo había despertado mientras trataba de acostumbrarse a la luz.

    —Te traeré tu desayuno, ya vuelvo —añadió Sanzu antes de salir del cuarto.

Mikey se quedó en la cama, esperando su desayuno sin moverse, ya que no planeaba levantarse para ir a lavarse; para eso estaba Sanzu.

Sanzu llegó con el desayuno y lo dejó en la mesita, acomodando la almohada de Mikey con cuidado.

    —Sanzu, ¿y Takemichi? —preguntó Mikey con una expresión de curiosidad.

    —¿Eh? Está de viaje, mi rey. —Sanzu respondió con una sonrisa—. Bueno, eso creo, por las maletas que llevaba en la madrugada.

    —¿De viaje? Pero no me dijo nada.

La habitación quedó en silencio. Sanzu no sabía qué decir mientras Mikey parecía confundido y preocupado.

    —Bueno, aquí está tu desayuno. Espero que te guste —dijo Sanzu, intentando desviar la conversación.

    —No lo entiendo. ¿Por qué no me dijo nada?

Mikey metió un bocado del desayuno en su boca, mirándolo con confusión.

    —Seguro se le surgió algo y se le olvidó decirte —respondió Sanzu, aunque sus palabras parecían forzadas.

    —Mm, sí... seguro fue eso —dijo Mikey, tratando de convencerse a sí mismo de que todo estaba bien.

[...]

Pasaron dos semanas durante las cuales Takemichi estuvo fuera sin avisar, y Mikey aprovechó el tiempo para acercarse más a Sanzu.

Un día, un auto negro se detuvo frente a la mansión. Takemichi, que estaba hablando por teléfono, bajó del auto. Mikey salió rápidamente de la casa, visiblemente enojado.

    —¿¡A dónde te fuiste, Takemichi!? ¿¡Por qué no me dijiste nada!?

    —Bueno, amigo, me despido, tengo que cortar. —Takemichi colgó alegremente y se giró hacia Mikey con una mueca—. Solo fui de viaje con unos amigos, no es para tanto. Y si no te lo dije, pues se me pasó. Con permiso, estoy cansado de tanto viaje.

Mikey se quedó parado, mirando a Takemichi mientras este se adentraba a la mansión. Frunció el ceño y se dirigió dentro, sintiendo una creciente frustración.

No volvieron a hablarse hasta la noche. Takemichi salió de la ducha con una toalla amarrada a la cintura y comenzó a cambiarse. Sintió que lo observaban y al volverse vio a Mikey.

    —¿Qué quieres? —preguntó Takemichi, secándose el cabello.

    —¿Has estado con alguien? —preguntó Mikey, adentrándose en la habitación.

    —Sí —respondió Takemichi seco—. Con mis amigos, es algo obvio, ¿no?

    —No, me refiero a alguien más —dijo Mikey con un tono cargado de angustia.

El silencio llenó la habitación. Takemichi no estaba dispuesto a responder, y Mikey desvió la mirada, girándose para salir de la habitación.

    —Lo imaginaba... —murmuró Mikey mientras se alejaba, su voz quebrada.

Te lo dije Hanagaki...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora