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Narra Grecia Evans

Alicia intentó abrir la puerta y enseguida cerré la puerta de la ducha dónde estaba Fabián

—Grecia —dijo al verme. Me miró de arriba a bajo

—Hola Alicia —tome la perilla de la puerta de la ducha

Iba a respetar la decisión de Fabián. Si el no quería que nadie más se enterara que estaba vivo iba a ceder a esa decisión, al final, yo sabía que estaba vivo he iba a irme con él, y eso era más que suficiente

—¿Qué haces aquí tan temprano? —dije

—No sabía nada de ti —dijo. Aún se le veía triste —Te espero afuera, así te cambias

Asentí

Ella salió del baño y enseguida pase seguro a la puerta con cuidado. Abrí la puerta de la ducha silenciosamente y mire a Fabián

—Vístete —dijo y asentí —Recuerda...lo que te dije —dice en susurro

—Si. Que me voy de viaje 

En el fondo me ponía triste tener que dejar a mi familia de esta manera, en base de mentiras

—No estés triste —tomó mi mentón para que lo viera —Te juro que las cosas no serán así siempre

Asentí y besó mi frente. Me cambié rápido por una pijama y antes de salir le dije:

—Hay ropa tuya en esos cajones —apunté y el solo asintió con un semblante preocupado

Salí del baño y ví a Alicia entrar a la habitación

—Oh. Limpie la cocina —frunció el ceño —Había un batido derramado —lo había olvidado por completo...

—gracias —susurré nerviosa

—¿Cómo estás? —se me acercó

Ambas nos sentamos en la cama y la abracé. Alicia se había convertido como en mi madre, y tener que mentirle así, era muy difícil

Pero antes que nada quería estar con Fabián, así que tenía que hacerlo, rápido

—Alicia yo...me voy

Su rostro cambió radicalmente

—¿Cómo...cómo que te vas? ¿A dónde? ¿A Los Ángeles?

—No, no. Me voy de viaje, por un tiempo...

—¿Es por Fabián no es así? —sus ojos se humedecieron. Abrí mis ojos como platos y temí que supiera algo

—Esto...es algo difícil, Alicia —dije

Ella negó varias veces y sacó una pequeña caja de su bolso

—Te traje un obsequio —me tendió la caja —Feliz cumpleaños, Nuera —le sonreí cálidamente

Abrí la caja y mi sonrisa se engrandeció al ver un lindo brazalete con un pequeño dije de mariposa

—Es hermoso —mi mirada se cristalizó —De verdad muchas gracias

—Voy contigo —la mire —A dónde vayas, déjame acompañarte ¿Si?. —negué —¿Por que?, No quiero que estés sola, Grecia. Eras la esposa de mi hijo, no quiero que estés sola y cometas alguna locura

—Lo necesito...

Se quedó en silencio y apretó mis manos, pero finalmente asintió

—¿Cuándo te vas?

No sabía cuándo en realidad

—Ho...hoy —dije

—Eso es bastante pronto. Te quiero mucho

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