En Londres Leah se reencontró con su amado tío William quien casualmente vivía en la ciudad.
Al enterarse de la noticia el hombre fue inmediatamente al colegio para ver a su sobrina y también pidió a la directora que permitiera a Leah pasar los fines de semana en su casa a lo que la docente accedió.
-Así podre devolverte todos los libros que me prestaste -dijo Leah burlona.
-Si pero conociéndote seguro que a cambio te llevaras otra docena de ellos - contraataco su tío.
Y después de esto, todo fue según lo previsto: Leah era una estudiante modelo y una compañera ideal. Sin embargo, aunque se llevaba muy bien con sus compañeras, esta relación era meramente superficial y frívola, y es que el carácter de Leah no cuadraba en absoluto con el de aquellas muchachas y tampoco compartían ningún gusto en común.
Además, sus compañeras (quienes a los once años ya hablaban de cómo serían sus maridos y sus hijos) no comprendían en absoluto a Leah, quién hablaba abiertamente de tener una carrera profesional pero no de las comunes, como profesora , institutriz o enfermera sino como historiadora o incluso doctora.
-¿Pero cómo vas a trabajar de eso? Es cosa de hombres. Además si haces eso ya no podrás casarte.Todos esos factores hacían que sus compañeras, si bien siempre la trataron de manera educada y cortés, en la intimidad la tildaban de bicho raro y no mostraban ningún interés en hacerse amigas suyas.
Así que las únicas personas con las que tenía contacto eran su tío y la señora Gaskell....y esta última solo de manera epistolar. Pero un sábado tarde eso cambiaría.
Leah se encontraba leyendo en la mecedora, que estaba frente a la ventana abierta, cuando por casualidad miro hacia la calle y vio a una niña de su misma edad, con el cabello de color rojo intenso y la cara surcada por pequeñas y finas pecas mirándola fijamente mientras se hallaba sentada en un banco con un cuaderno y un lápiz entre las manos.
Esta, al saberse descubierta, retiro rápidamente la vista para intentar disimular pero esto obviamente no engaño a Leah quien, con el ceño fruncido, bajo a la calle y se enfrento a ella:
-Hola
-Hola
-¿Por que me estaba espiando?
La niña pelirroja enrojeció:
-Yo no la estaba espiando.
-Mentira, sí que lo hacía, y quiero saber porque.
La otra chica miro hacia Leah unos instantes con expresión dubitativa pero finalmente abrió su cuaderno el cual mostraba un dibujo. Leah centro su mirada en el y entonces se dio cuenta de que era ella misma en la escena en la que se encontraba antes.
-Perdón si la he molestado, es que es una manía mía; cuando veo algo que me gusta, siento el impulso de dibujarlo, no importa lo que sea o quien sea. En fin , repito, si la he molestado, puedo....
-No, está bien.....la verdad es que el dibujo me ha gustado mucho.
La pelirroja sonrió aliviada y Leah pregunto cordial:
-¿Puedo sentarme?
-Si, por supuesto.
-Yo soy Leah - se presento mientras le tendía la mano.
-Yo soy Anne - siguió la pelirroja mientras repetía el gesto.
Y así fue como nació la gran amistad entre Anne Isaacs y Leah Chambers.
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El encanto de las camelias
Historical FictionA principios del siglo XX, el regreso de Leah Chambers a su pueblo natal traerá bastante revuelo en este. Leah es la primera mujer en todo el condado en ser titulada en Medicina, lo que a ojos de la sociedad de aquella época es todo un oprobio. Por...