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- ¿Así? ¡Pues toma esto!

Con la punta de la nariz congelada, la azabache sacó su mano de la bolsa del abrigo y levantó el dedo medio hacia el edificio.

- ¡Hyeju! - comenzó a reír - Vámonos ya.

Llevaban cuatro años trabajando para la compañía que un día simplemente decidió botarlas. Cuatro años de desvelo, cuatro años de regresar a casa apestando, cuatro años de aprendizajes y cuatro años de amistad.

- ¿Puedes creer que nos obligaron a renunciar?

La azabache apretó los labios - Esos malnacidos. Navidad es la próxima quincena, y yo tenía una vacaciones programadas para el siguiente año.

Camino abajo estaban los dormitorios donde varios trabajadores de la empresa vivían. No era el trabajo de sus sueños, pero definitivamente no era el peor. Ganaban lo suficiente para mantenerse con vida y aunque eran pocos los días de descanso, Hyeju y Chaewon eran lo único que tenían.

La rubia comenzó a trabajar después de salir de su pueblo natal, éste no tenía nada que ofrecerle y quería conocer el mundo. Mientras que Hyeju llegó tan solo tres meses después, por una casualidad del destino y con mucha hambre.

- Empaquemos, conociendo a la estúpida jefa mañana a las 6 AM tendrá una grúa para sacarnos de aquí.

- Las gruas no sacan personas de las casas Chae - sonrió, tomando la única mochila que tenía - Pero entiendo tu mensaje.

No poseían muchas pertenencias, a pesar de los cuatro años viviendo en Seul. El dinero lo invertían en gastos básicos, y las dos adoraban comer, así que en su tiempo libre, exploraban restaurantes nuevos.

- No te desanimes Hye, encontraremos algo pronto. Tú eres proactiva y yo inteligente, nadie notará nuestra parte introvertida.

Hyeju sonrió sin mucho esfuerzo, tenía un semblante triste y su amiga lo conocía de memoria.

Al momento de conocerse, pasaron semanas antes de establecer una conversación. Uno de los responsables de procesos, quien descaradamente estaba interesado en Chaewon antes, le pidió acercarse a ella y descubrir si estaba en una relación. Claro que no lo hizo, o bueno, no del todo. Se acercó, sí, pero solo para decirle que tuviera cuidado con el imbécil. Después de ahí descubrieron que ambas eran totalmente relajadas y armoniosas en comparación de sus caóticos compañeros y establecieron una linda amistad.

- ¡Oh! Olvidé contartelo - recordó de pronto, sujetando su hombro - Era evidente que nos echarían pronto, así que fui a una entrevista a la pastelería frente al parque. Mañana es mi primer día en capacitación, creo que lo conseguiré.

- ¡Mierda, felicidades!

- Lo que intento decir, es que probablemente una de las reposteras sufra un accidente en estos días - guiñó.

- Genial, pero yo no sé cocinar.

- Yo tampoco, pero aprendemos rápido y nos tendremos la una a la otra.

La azabache sintió un golpe en el estómago ante sus palabras - Yo... no estoy segura.

- Podemos empezar buscando casas disponibles - tomó su celular, abriendo el navegador - Hay personas que solicitan roomies, podemos rentar con otras chicas.

- Chae - quitó su mano del hombro y suspiró - Yo, no voy a hacerlo.

- Claro que sí. Solo estás siendo pesimista, no será sencillo establecernos de nuevo pero tenemos un poco de dinero ahorrado y -

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