El Favor

Conclusión

No sabía que estaba haciendo ahí. Bueno, sí que lo sabía y estaba consciente de cada detalle, pero conocimiento no es lo mismo a seguridad, y Son Hyeju no estaba segura de querer estar ahí.

- ¿Señora Son? - llamaron por su nombre. Se puso de pie y siguió su camino.

Escuchó cada palabra que decía y asintió como si prestara atención de ellas. Su cabeza daba vueltas y su estómago, a pesar de estar vacío, le inducía a vomitar.

Al salí, encontró a Chaewon tan ansiosa como ella  - ¿Y bien? ¿Qué dijo? - ignoró sus palabras y continuó caminando hasta llegar a su auto.

En éste, se recargó en el volante y se echó a llorar. Lo que inició como un favor, se convirtió en chantaje y terminó en un negocio. Hyeju haría algo por ella y en cambio recibiría monetización por sus buenas acciones.

Escuchó golpes en el asiento copiloto, se limpió las lágrimas y abrió la puerta, permitiéndole el acceso a su espacio.

- Anoche hablé con él, no estaba seguro pero terminó aceptando. Y esta mañana, despertó con una enorme sonrisa - Hyeju seguía en silencio, envuelta en sus pensamientos - ¿Qué ocurre Hyeju? por favor no te des por vencida.

- Yo, no sé si pueda hacerlo.

- No sabrás nada cuando el plazo termine.

- No es tan sencillo, Chaewon.

- ¿Por qué no? Yo te doy el dinero que necesitas y podrás abrir la florería en el centro de la ciudad. No te arrepentirás.

- Pero no sé si quiero ser madre. Nunca me lo plantee y no estoy preparada.

- No será tu hijo, sino mío - sonrió, aunque detectó una pizca de celos en su voz - Escuchaste a la doctora, eres totalmente apta y estás en la edad perfecta. Recibí los resultados esta mañana, al parecer mis óvulos pueden hacerlo.

- Pero seré yo la embarazada Chae. Yo cargaré con el bebé durante nueve meses.

- Lo sé cariño, y te trataremos como una reina. Te quedará en qcasa y no tendrás nada para preocuparte. La comida, cuidados y citas ginecologicas corren por nuestra cuenta. Cada maldito antojo qué tengas, se hará realidad - alargó su brazo, intentando encontrar su mano - Es algo grande lo que estás haciendo por mí, déjame consentirte, es lo mínimo que puedo hacer.

- ¿Qué pasa si me encariño?

- Dijiste que no querías hijos - suspiró - Pero de ser así, siempre serás su tía favorita.

- No, no sé.

- Vamos, ya lo tenías decidido - insistió - Firmaremos legalmente para que nos cedas todos los derechos - la azabache tragó pesadamente y ella lo notó - Si me lo pides, no te apartaré de su vida solo... por favor.

El tratamiento no solo era costoso, sino también sorprendentemente cansado, sobretodo las primeras semanas. Según su doctora, no podía considerarse oficialmente embarazada hasta pasar los tres meses y dejar a un lado la mayor cantidad de amenazas. Chaewon como lo prometió, la instaló en su hogar, y día y noche la trataba como si ella fuera su propia hija, le cocinaba, le compraba todo lo que pedía e incluso la visitaba antes de dormir para desearle dulces sueños.

- ¿Por qué yo Chaewon? ¿Por qué me elegiste?

La castaña miró a su lugar. Habían salido a tomar el sol en un picnic improvisado en el parque, la barriguita de Hyeju comenzaba a notarse y era incómoda de cargar, así que prefirieron un lugar tranquilo para pasar el rato.