La matutina brisa otoñal entraba por la cortina de mi ventana y mis párpados sentían esa irritante luz del sol golpearlos cómo era de costumbre. Lo peor de la cama, es tener que dejarla.
Sin embargo; ahora esa luz no parecía ser tan fastidiosa, más bien me servía como una salvación porque...Una voz se adueñó de mi cabeza.
"Me gusta como caen las hojitas de los árboles".
Saqué los pies de la cama y tallé mis ojos en señal de abstinencia. Escuela, básquetbol, básquetbol y escuela, nadie puede vivir por mi, así que todos los días me persigue la obligación de ser yo. Podré descansar cuando sea viejo y mi única preocupación sea recoger el periódico de fuera de mi casa, preparar mi café y maldecir a todos los niños que se paseen por mi jardín.
Cómo sea, di el último bostezo dentro de mi habitación para luego salir a bañarme. Me tomé mi tiempo, quizás no más de 5 minutos, despues volví al cuarto para poner mi uniforme y por último salí de ahí para bajar a tomar el desayuno.
Baje las escaleras y en la mesa ya se encontraban mi mamá y papá comiendo lo que parecía un plato de cereal y un café.
— Buenos días.— Dije antes de sentarme.
— Buenos días cariño.— Contestó mi madre.
— ¿Cómo dormiste hijo? — Preguntó mi padre.
— Bien.— Le respondí.
Aún esa tierna voz estaba inundando mis pensamientos y en cada parpadeo que daba podía ver su pequeño rostro sonrojado por el frío de ese día. El aire de ese recuerdo me era muy raro y nostálgico pero mágico.
— ¿Compraremos un pastel? — Dijo mi madre mientras tomaba su bolso del otro lado de la mesa.
— Pensaba quizás hacer un ponche, recuerdo que a ella le gusta ¿No, Daiki? — Agregó mi papá.
Aún cuándo los dos terminaron de hablar, no entendía el significado de sus palabras.
Hice una mueca de confusión e incliné mi cabeza hacia la derecha.
— Hoy llegan los Ahane, si te dije ¿No? — Me contestó mi mamá mientras sacaba un billete y lo dejaba en mi lado de la mesa. — De regreso de la escuela, compras un pastel de... Tres leches.— Finalizó.
Y pareciera que esa frase ordenó a la voz dentro de mi cabeza salir.
Ahane, Ahane [T/N].
Solté un suspiro y retome mi postura.
— Eso lo explica.— Volví a cerrar mis ojos recargue mis codos sobre la mesa.— ¿Qué pasa? — Me preguntó mi papá.
— Bueno, soñé con ella.— Dije y los dos se voltearon a ver.
Ignore aquella acción, algunas veces mis papás creaban algún tipo de conexión telepática que a cualquiera le podría parecer una prueba de amor verdadera.. me refiero a qué, yo también pienso eso, pero siendo yo la víctima de su silencio jugador; a veces es incómodo.
No perdí más tiempo, me paré y levanté el plato que estaba en mi lugar para guardarlo en la cocina.
— No comiste nada.— Habló molesta mi mamá.
— En el camino me compro algo.— Le contesté con un bostezo de por medio mientras subía por mis cosas de nuevo a mi cuarto.
Mientras tomaba el libro de matemáticas, un aire hizo volar la tela de la persiana y me permitió ver hacia la calle y el enorme árbol que parecía ser el guardian de nuestra casa.
En ese árbol me despedí de esa pequeña niña...
Termine con el viaje del tiempo y volví a salir, baje y me dirigí de inmediato a la puerta.
— Adiós, en la noche nos vemos.— Dije poniendo mis zapatos y sin dirigirles la vista.
— ¡Daiki! El dinero.— Me habló mi mamá y de inmediato fui.
— Bien, ahora sí, me voy.
Me despedí pero mi papá me detuvo del brazo.
— Hijo, tranquilo.
— ¿De qué hablas? Estoy tranquilo.
— ¿No estás emocionado de ver a Ahane? — Añadió mi mamá.
Negué con la cabeza y toque mi cuello por detrás.
— Ustedes solían ser buenos amigos.— Me dijo mi progenitor.
— Si, ajam cuándo éramos niños.— Le contesté y solté una pequeña risa.— Pero ahora solo es una extraña.
Los dos volvieron a mirarse pero está vez se dedicaron una sonrisa.
— De acuerdo, no llegues tarde y no olvides el pastel.
— Bien.— Asenti y de inmediato volví a la puerta.— Al rato los veo.
Gire la manija y salí por fin de mi hogar.
De camino trate de no pensar en el sueño que tuve o la rara conversación de la mesa con mi familia.
Caminé unas cuantas calles, dos avenidas y fue ahí cuando sentí unos pasos detrás de mi.
— Dos años y aún tardo unos segundos en percibirte.— Dije tras un resoplo.
—Buenos días, Aomine-kun.
Intercambiando saludos no dejamos de caminar hacia la escuela.
— ¿Crees que me veo bien hoy?
Tetsu frunció el ceño ante mi pregunta antes de contestar.
— No, igual de tosco e insípido cómo siempre.
— ¡¿Ah?!
— Pero, algo hay diferente.
— ¿Qué?
— Es lo que te pregunto ¿Que tienes Aomine-kun?
Desvíe la mirada del camino para ver mi costado derecho, Tetsu caminaba por mi izquierdo.
— Hoy tengo nuevos vecinos.
Sentía su mirada y su silencio que era una señal para seguir.—Bueno, no son nuevos. Ellos vivían aquí cuando tenía 8 años. Tenían una hija. Ella y yo éramos amigos. Pero por alguna razón la soñé hoy y no puedo sacarme de la cabeza su chillante voz.
La plática continúo hasta que llegamos al instituto y caminamos hasta nuestro edificio y salón.
— ¡Y aaaagh! Era muy molesta, se la pasaba jalandome el cabello y diciendo que era un tonto, siempre usaba esas horrendas botas rojas de charol.
Llegamos a nuestro salón y nos sentamos en los lugares de siempre.— Era una encimosa fastidiosa que subía por el árbol de mi casa para entrar a mi cuarto e iba directo a mi cama.— Le dije mientras ponía mis manos sobre mi cara y la tallaba, mostrando así, mi enojo.
— ¿Y por qué subía? — Preguntó Tetsu cómo si fuera lo único que hubiera escuchado en los últimos 15 minutos.
¿Por qué lo hacía? ¿Por qué subía?
Quite las manos de mi rostro lentamente y mire atento a un punto fijo como si tratara de viajar al pasado de nuevo para recordar.
— Bueno... Ella creo que, ella subía cuando una tormenta eléctrica se acercaba...— Sentí como mi entrecejo tensado se relajó y comencé a respirar más lento así desbloqueando unos recuerdos de inmediato.— A ella le daba miedo los truenos y me pedía que la abrazara.
Voltee a ver a Tetsu y el me veía más atento que nunca.
— ¿Que pasá?
— Aomine-kun, estás sonriendo.
•|| Sean bienvenidxs a esta historia, espero la disfruten tanto como yo lo hice escribiendola.
Si voto es importante y comentarios son importantes, gracias ♡
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Mírame [Aomine Daiki x Lectora]
FanfictionUn vago recuerdo de tu infancia aparece. Un recuerdo de cabellos azules y piel morena. Estos personajes NO son míos, le pertenecen a Tadatoshi Fujimaki.