Quinto

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21/11/1992

Querida Nahia:

Tú empatía. Como te importaba lo que sentía, hizo que me gustaras más.

Por 10 años había estado sólo en el mundo, Emma y Edward fueron mi salvación, los quise como mis padres, fueron mis padres, y su muerte me afectó de una manera que no pude imaginar.
Fueron ocho años maravillosos a su lado, pero ese accidente, ese maldito accidente me jodio la vida. Jamás debieron hacer ese viaje en auto, pero supongo que por algo pasan las cosas.

En su funeral me sentía tan sólo, el pecho me dolía y las lágrimas no salían. De todos en esa sala nadie me conocía como para saber lo mucho que dolía, pero sólo tu lo hacías, sólo tu sabías lo que me sucedía antes de que yo lo supiera por mi cuenta.

Corrí hasta que los pies me dolieron, y corrí subiendo las escaleras de ese edificio. Sólo quería sentir a mis padres, quería ver una última vez la sonrisa de mamá, y quería escuchar a mi papá cantar una última vez, sólo una.
Pero cuando sentí tus manos abrazandome, supe que serías la única mujer que realmente me conocería, que conocería al Derek que había debajo de esa máscara frívola y egocéntrica.

Como me dejaste llorar en tus brazos por horas, como me acariciabas y como me dabas besos en la cabeza. Tú empatía y calor me hizo sentir que no estaba sólo. Porque aunque yo lo sintiera así, tu siempre estarías ahí para consolarme. Por eso me seguiste gustando aún más.

Con cariño, Derek.

Cartas a Nahia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora