Capitulo único

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Gustabo y el amor
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Sus manos rojizas temblaban al igual que se quedaba inmóvil. Sus ojos estaban abiertos de par en par soltando lágrimas. Sentía como la respiración era escasa y la presión en el pecho se hacía más fuerte.

Llevo una de sus manos manchadas a su pecho arrugando y manchando la camisa.
Quería correr, correr tanto como pueda. Escapar de ese desastre, porqué de el mismo no podía escapar.

Cayó de rodillas al piso rocoso lleno de líquido rojizo.
Se permitió hacer ruido al llorar, gritar hasta arderle la garganta y hacerse daño.

Se jalaba el cabello y susurraba cosas inaudibles.
Cada vez alzaba más la voz, golpeándose la cabeza.
Gritaba que se callaran, que lo dejaran en paz, mientras sus uñas perforaban su piel.

Se abrazo así mismo acostándose en el piso, solo deseaba sentir el calor de un abrazo y que le digan que estará bien.

Que todo estará bien.

Alzó la vista encontrándose con todos los cuerpos degollados.

Cerró fuertemente los ojos queriendo desaparecer.
No quería volver a pasar por lo mismo, no quería.

Pensó que había mejorado luego de estar tomando las pastillas que le recetó Castro. ¿Por qué no podía mejorar?
Sentía tanta impotencia y decepción. Sentía que había decepcionado a las personas cercanas a él. Ni siquiera lo sabían... aún. No quería decirle a nadie, menos a Conway, lo encerraría de nuevo.
Tal vez era lo que merecía, ser encerrado y nunca volver a ver la luz del sol.

Se sentó con dificultad intentando parar de llorar, su pecho subía y bajaba intentando regular su respiración.
Pero cada vez había menos para el.

Salió corriendo del lugar, sin mirar atrás.
Su mente no paraba de pensar, las voces no se callaban y su paciencia se había agotado hace mucho.

Se dejó caer en la arena, no sabía cuando había llegado al mar ni cuanto estuvo corriendo, pero le alegraba estar ahí.

Sus manos jugaban con la arena en un desesperado intento de controlarse.
Veía como la arena se manchaba del tono rojizo y apartó la vista. Busco en sus bolsillos la cajetilla de cigarrillos y con sus manos temblorosas se lo llevo a su boca. Se desesperó cuando no tenía fuego, miro a su alrededor a ver si había gente.
Luego soltó una pequeña carcajada al pensar acercárseles así, con pintas de payaso sangriento.

Estuvo media hora debatiéndose si llamarlo o no.
¿Le dirá a Conway? Claro que si, pero solo no quería sentirse solo, no con sus voces.
¿Estaría decepcionado? ¿Asustado? ¿Se debería alejar? y si...

Dejo caer su pulgar escuchando cómo empezaba a sonar el teléfono.

– Dime neno ¿que pasa?. -Contesto desde el otro lado del móvil.

Se quedó callado, solo escucharlo le relajaba. Pensaba que era estúpido porqué el mayor no sabía que desde hace un tiempo tenía un rubio perdido de amor por el.

– ¿Tienes fuego? - Preguntó con su voz temblorosa.

Es raro el amor.

– Envíame ubi. - Dijo luego de unos segundos para seguido colgar.

Gustabo se quedó en la misma posición, ¿debería?
Gustabo era un lío.
Solo hacía lo que decía su corazón, por más "cursi" que sonara lo estaba haciendo.
Era raro admitirlo, pero cuando se sentía mal, solo, perdido o confundido acudía a este. Nunca hablaba de cómo se sentía ni mucho menos de sus sentimientos por este, solo le decía para patrullar, ir al casino o solo hablar.
Mando la ubi y espero mirando las olas.

Amor / FreddytaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora