•Historia corta.
•Heterosexual.
•Lenguaje soez y vulgar.
•Sin fetiches.
•Escenas +18
•NO editada.
•+3500 palabras.Protagonistas:
Bertha y Angelo
(28 años - 37 años)Lugar:
Italia (Palermo)
Narra Bertha
— Lo tenías todo... — paseé mi cuerpo esbelto alrededor del suyo, mis zapatos brillantes, con cada paso al andar, expresaban el poder que tenía sobre ella. — ...Reconocimiento, lujuria, perfección, belleza...
Mi voz era una dulce melodía que trataba de penetrar los oídos de aquella traidora, sabiendo que se arrepentía de lo que trató de hacer cada vez que me aproximaba o hablaba con ella. Esa maldita bastarda... casi me cuesta MI reputación.
— Eras perfecta para la tarima. — mi tacón se hincó en su brazo, haciéndola girar mientras gemía de dolor. Pusé mi dedo en la boca, negándole a cualquier sonido mientras me mofaba de su situación. — Pero lo has echado todo a perder como una niña caprichosa.
Miré mis uñas negras enfundadas en una maya de diamantes de 20 quilates.
Me puse a su altura, su rostro estaba a escasos centímetros del mío: podía visualizar sus magulladuras alrededor del ojo, su labio partido que seguía botando sangre y, en la que solía ser su perfecta nariz, un río rojo partía camino hasta sus pechos.
Hice un puchero burlón mientras ella se tragaba las lágrimas, podía sentir su temor y respeto, su zozobra y arrepentimiento. Pero no podía perdonarla, no después de que me intentara aniquilar.
» Das asco. — afirmé colocándole bien unos cuantos mechones castaños. — Pero te lo has acabado buscando tú, Fiona. Pensaste que ibas a ser más lista que yo, pero he logrado escapar de los mayores cuerpos de policía que existen en el mundo. — ladeé mi sonrisa, recordando aquellos bellos momentos de masacre y caos. — Un equipo de pacotilla con dos hombres llenos de grasa no me iban a hacer sudar, cariño.
Abofeteé su mejilla una vez más, no tan agresiva como las veces anteriores pero sí lo suficiente fuerte como para que la herida de su labio volviera a emanar sangre. Su rostro se giró por inercia, la tos seca y agonizante me hacía saber que su cuerpo estaba apunto de rendirse ante esta hermosa vida.
— Debería haber hecho caso a mi marido. — me reajusté el vestido mientras seguía sus movimientos torpes y exánimes con desprecio. — Tendría que haber tenido derecho a la duda, pero confié en ti como una estúpida. ¡Confié en ti y me traicionaste! — rugí con todo el amargo sabor que me estaba dejando esta situación.
Fue incontrolable el pisotón que le dio la punta de mi tacón a su espalda, acabando de perforar la tela que debería haber utilizado para el espectáculo de hoy. Su grito de dolor no fue más atendido que el mío, pues yo sufría más al haber confiado en alguien que me apuñaló por la espalda.
— ¡Ahora mismo tendrías que estar chupándole la polla a algún viejo gordo y maloliente como dijo Angelo! Podrían estar haciéndote miles de cosas horribles allí arriba, ¡pero me negué a ello!
Perdí la cordura. Esta situaciones me superaban, no por el hecho de torturar ni darle su merecido a cada zorra que ha pasado por aquí, sino que fallé en el momento en el que volví a confiar en una de mis chicas y le di un trabajo mejor que no fuera estar en la sala negra.
— Tu único trabajo era atender en la barra y dejarte tocar por los hombres que pagaban para verte en la tarima. ¡Eso era lo único que tenías que hacer!
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Pleasant Chapters
Romance🍷Historias cortas. 🥂 Capítulos eróticos. 🍷Heterosexual/Homosexual. 🥂Lenguaje soez y vulgar. 🍷Sin o con fetiches. 🥂Escenas +18/+21. 🍷NO editada. 🥂+2000 palabras. • No se permiten copias y/o adaptaciones. • Obra completamente mía. • No me gust...