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Patético.

Sé que es así la forma en que luzco, sentado en silencio listo para saltarme el almuerzo.

"Imbécil", me digo molesto y triste, sintiendo el ardor de mi estómago a sabiendas que olvidé hoy también el almuerzo y mi dinero.

De qué me sirve ahorrar si lo pierdo u olvido. Cuando vuelva de seguro no estará allí más, porque por mucho que lo esconda cualquier cosa mía tiene la etiqueta de público para los demás.

Tengo hambre y me siento imbécil, soy idiota y me consta porque no es la primera vez. Sé que siempre lo hago, soy un desastre que se merece quedarse sin comer por torpe.

Entonces apareces por la puerta y empujas una silla a mi lado. Depositas tu almuerzo enfrente y me preguntas casualmente qué he traido yo.

Finjo tranquilidad al decirte que lo he dejado en casa, mientras rezo que mi estomago no me encuadre en una vergüenza mayor. Te veo esbozar una risa burlona y siento que valió la pena hacerme daño con una falsa molestia.

Abres tu almuerzo y lo divides a la mitad. Festejo, sintiendome una mierda por necesitar tu caridad y aún así tener tanta hambre como para aceptarla de cualquier manera.

Te digo que está delicioso para apaciguar el dolor de mis ojos, y mastico para evitar desencajarme. Veo tu dulzura acariciarme y quiero tanto llorar, pero los hombres no lloran. Sonrío solamente, porque estás aquí.

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2022 ⏰

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Los hombres no lloran || KiriKamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora