Se aferró fuertemente a su torso, ocultando el rostro en su cuello sudoroso. A cada segundo que pasaba su piel se erizaba a más no poder, pues el éxtasis en sus venas ya no podía ser contenido. Sí, en cualquier segundo brotaría toda la lujuria que ya la estaba volviendo demente.
-Más rápido… - imploró cerrando sus ojos.
Las arremetidas se hicieron cada vez más profundas e intensas. Oh sí, era delicioso sentirlo dentro de ella.
Mordió su labio inferior, y tuvo que reprimir el grito del que probablemente fue el mejor orgasmo de toda su vida.
-¡Mierda!- todos los cosquilleos recorrieron su cuerpo y brotaron por cada uno de sus poros, derramando el caliente ardor maravilloso que la llenó de placer infinito.
Se quedó unos segundos apegada a él, bañándose en su néctar y oyendo su palpitar desenfrenado al igual que el suyo, porque, sin duda, para él también había sido magnífico.
-Ino… - le susurró él en su oído en un aliento entrecortado. –I-Increíble…
-S-Si… - él besó su frente y luego sus labios inocentemente.
-D-Debemos apurarnos – asintió en silencio.
Él tenía razón, debían apresurarse, ya que, ninguno de los dos quería ser descubierto por la Hokage, porque si eso sucedía no querían ni pensar en las consecuencias.
Hacer el amor en la oficina de Tsunade para romper con la rutina sexual, era increíblemente atractivo, por no decir excitante, quizás debido a que era algo prohibido..., Mas había sido indudablemente la mejor idea que haya tenido Shikamaru al respecto.
-Vamos… - él se separó de ella y comenzó a arreglas sus ropas, mientras que Ino a duras penas y con las piernas temblorosas se bajó del escritorio para hacer lo mismo que el Nara.
Una vez listos ambos, se escabulleron como buenos shinobi por la ventana, y escaparon sin ser vistos.
Cuando estuvieron fuera de aquel lugar, Shikamaru sacó una pequeña libreta y un lápiz de su chaqueta.
-¿Qué lugares nos quedan? – le preguntó al Nara al momento que miraba lo que él acababa de tachar.
-Cocina de mi madre, campo de entrenamiento, monumentos Hokage, cuartel Anbu, y… entrada de Kotetsu e Izumo.
-¿Kotetsu e Izumo? – él sólo asintió en silencio. –Shika ya lo hicimos ahí…
-Sí, pero hay que repetirlo – le dijo mirándola con esa chispa de lujuria en los ojos que la volvía loca.
-Ya que lo dices así… - mordió su labio inferior seductoramente. –También podríamos repetirlo dónde la Hokage.
Shikamaru sonrió perverso.
–Eso suena bien… muy bien.
Fin
