Las Admiradoras De Shikadai

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Perdón por la tardanza, mis chicos tenían algunas dudas después del entrenamiento y me he quedado a resolverlas —Shikadai llegó apresurado hasta la mesa de la cafetería en la que solían almorzar juntos.

Sarada sonrío desde que lo vio entrar a la cafetería, él se acercó a ella y la saludo con un beso en la mejilla como era de costumbre, pero un olor conocido y sospechoso llegó hasta su sentido del olfato.

Están progresando, yo creo que pronto estarán listos para ascender a jounin —Shikadai se sentó en la silla que estaba frente a su novia y cuando lo hizo se percató de la repentina seriedad en su rostro, nada que ver con la sonrisa que vio cuando entró a la cafetería— ¿qué pasa, amor?

Una sonrisa falsa se dibujó en los labios de Sarada, una sonrisa que Shikadai reconocía.

Estabas con tus alumnos ¿quienes exactamente?

Con todos: Eneko, Hiroki, Tochio, Akira-...

¿Akira?

Amor, ya hablamos de esto... —dijo Shikadai sonriendo un poco divertido, sabía lo que se aproximaba.

Su querida novia tenía un millón de características que mencionar.

Era brillante, astuta, ágil, inteligente, hermosa, fuerte...
La lista podría continuar sin fin, pero entre esas características estaba una en particular que de vez en cuando era problemática para él.

Sarada Uchiha era celosa y territorial con las personas que quería, en especial cuando se trataba de su novio.

Lose —Sarada se cruzó de brazos con el ceño fruncido— se que Akira, Naoko, Masashi y katara son tus adoradas alumnas

¿Sabes el nombre de cada una?

Con tantas veces que las mencionas es fácil aprenderse sus nombres...

No las menciono tanto —respondió Shikadai aun sonriendo divertido.

De acuerdo, ahora dime ¿de quien de ellas es el perfume?

¿Qué perfume?

El que puedo oler a medio metro de ti

Shikadai junto un poco sus cejas confundido y acercó el cuello de su chaqueta a su nariz mientras él se inclinaba un poco, un muy leve aroma llegó hasta sus fosas nasales.

Un aroma a perfume de mujer, perfume que no era el adictivo y delicioso de su novia. En realidad no conocía ese aroma que podía oler en ese momento.

Apuesto a que es el de Akira... —dijo Sarada volteando los ojos.

Mis alumnas siempre se ponen perfume después de entrenar, hoy lo hicieron mientras yo resolvía sus dudas, un poco de su perfume debió impregnarse en mi ropa

Mmh, claro... —Sarada recargó sus codos en la mesa— pero debes admitir que ellas gustan de ti

Cuando tu admitas que estas celosa —Shikadai tambien se recargó en la mesa mirando directamente a Sarada.

Sarada sonrió.

Claro que no lo estoy, Nara —dijo Sarada abriendo el menú que estaba en la mesa— ellas no son competencia para mí

"Nara" era como lo llama cuando estaba molesta y no deseaba llamarlo por algun apodo dulce o "Dai" como casualmente lo llamaba.

Admitía que eso le recordaba a su madre cuando se enfadaba con su padre.

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