Leo tomó las dos tazas de café que había estado preparando durante los últimos cinco minutos y salió de la cocina rumbo a la sala, mantuvo el líquido caliente dentro de estas sin quemarse para finalmente rodear el sofa donde Donnie estaba sentado con una revista captando su atención.
No se dio cuenta de inmediato, pero cuando hizo un ligero traqueteo con sus movimientos su esbelto hermano le señaló silencio. Siceo con los labios y Leo lo observó, consternado por su acción, entonces el genio señaló a su lado logrando que comprendiera.
Raph y Mikey se encontraban en el suelo dormidos, el cómic en el rostro de Raph cubría sus ojos dejando solo a la vista el suave suspiro de sus labios, soltando ligeros ronquiditos que a Leo le parecieron adorables, mientras que Mikey se aferraba al muslo izquierdo del rudo como si la extremidad de su hermano fuera su peluche de osito con el que normalmente dormía, aquel que estaba envuelto en cinta desde que cabeza de piel lo destrozó sin querer.
Leo los miro unos segundos antes de sonreír levemente, negando con la cabeza. Suspiro tomando su taza de café para seguidamente darle un sorbo al líquido oscuro, entregándole la otra a Don, quien la tomó distraídamente sin despegar la vista de su lectura. El líder hizo una leve mueca de desagrado al sentir el sabor distintivo de la bebida, el no solía tomar café (normalmente solo té) pero se suponía que esa noche él y sus hermanos verían una maratón de películas hasta tarde. Claro, hasta que sus hermanos pequeños decidieron quedarse dormidos antes de que iniciará la verdadera diversión.
Leo no los culpaba, últimamente el crimen había aumentado en la ciudad y en consecuencia tuvieron más horas de vigilancia, además del intenso entrenamiento que recientemente el maestro Splinter implementó en su rutina, lo que los tenía muy cansados. Veía el cansancio de su equipo, pero sabía que el esfuerzo que hacían diariamente valía la pena, así que le alegraba de sobremanera que sus hermanos resistirán y no se quejaran como lo hacían en sus primeros días de patrullaje.
Es debido a todo eso que esa noche era su descanso de la semana y él quizo meditar durante el tiempo que amablemente su padre les consedio por su valeroso esfuerzo pero en cambio, fue convencido por sus hermanos menores de dormir hasta tarde viendo películas. Así que ahora ahí estaba, con el sueño encargándose de cerrar sus párpados ante la encandilante luz del televisor, al parecer la cafeína en sus sistema no hacía nada para impedir ese echo.
Cuando sintió como poco a poco se hiba quedando dormido, se estiró en su lugar soltando un bostezo de sueño volteando detrás suyo para ver a Donatello, que como Raph y Mikey, estaba completamente dormido sobre el respaldo del sofa, con la revista aún abierta sobre su regazo como si no quisiera soltar la lectura que antes estaba manteniendo.
Leo sonrió adormilado por la escena tan reconfortante de su familia durmiendo junta, sintiéndose feliz y afortunado de ver semejante escena de las personas más importante de su vida unidas. Después de bostezar una segunda vez, decidió que ya era tiempo de termina su corto maratón de películas.
Se dirigió hacia Donnie y lo cargo en sus brazos, procurando no despertarlo se dirigió a la habitación del más alto para recostarlo en su cama y que pudiera descansar, este no soltó su revista en ningún momento, que estaba abierta en la parte de artículos científicos sobre cosas que Leo no entendió en absoluto pero lo dejó ser. Una vez lo acostó, cubrio su cuerpo con una manta para mantenerlo caliente y salió de nuevo rumbo a la sala.
Se preocupó un poco de lo delgado y ligero que era su hermano, pues no supuso ningún esfuerzo cargarlo considerando que era más alto que él. No le presto importancia por ahora y fue hacia Mikey para, al igual que antes, cargarlo en sus brazos con algo de dificultad porque el pequeño no quería abandonar el muslo de Raph, el lo forzó logrando separarlo con éxito pero ocasionando que Raph se removerá molesto por haber sido movido. Leo suspiro aliviado al ver que no despertaba, sin más fue hasta el cuarto de su hermano acomodandolo sobre su cama, un poco asqueado por el desastre que era el lugar pero decidió ignorarlo porque estaba demasiado cansado como para quejarse.
Suspiro regresando por tercera vez a la sala después de arropar a Mikey con su manta acercandole su peluche de felpa para que pudiera dormir cómodamente. Volvió arrastró los pies guiándose por el ruido de la televisión aún encendida, cuando estuvo apunto de rendirse y caer dormido ahí mismo miro a la tortuga faltante que seguía dormida en el suelo.
La tierna vista trajo consigo una amplia sonrisa a sus labios, así como también una alegría cosquilleante a su pecho. Con renovada energía se acerco a Raphael, admirando por largos segundo su adorable expresión dormida, el menor estaba echo un ovillo sobre el suelo mientras que sus labios ligeramente separados soltaban suaves suspiros. El corazón de Leo se derritió por lo lindo que se veia su temperamental y con cuidado lo cargo, acomodandolo contra su pecho.
Esquivo el desastre de comida regado bajo sus pies y con una mano apagado la televisión, después se giro dirigiéndose lejos de ahí. Pero en vez de ir a la habitación de Raph para permitir que su hermano descansará en su espacio, dio una vuelta más y se adentro a la suya propia, atrancando la puerta con seguro.
Se acerco a la cama y recostó a Raph en ella, acariciando su mejilla antes de engirse para quitar sus protecciones, tanto las de él como las de Raphael. Dejo estas sobre la mesita de noche junto a las armas de ambos para seguidamente adentrarse en las sábanas justo al lado del menor, cubriendolos con una manta ligera en el proceso. Leo se tomó un momento más para contemplar embelaso el rostro de Raph, completamente dormido después de todo el ruido que causó por sus movimientos, le sorprendía que aún estuviera dormido, el menor sin duda tenía una sueño muy pesado.
Sintiendo como extrañamente el sueño ya no estaba presente bajo sus párpados se apoyo sobre un brazo sin despegar en ningún momento su vista del rudo, dormía tan pacíficamente que era imposible dejar de mirarlo. Acerco su mano al rostro contrario, acariciando con su pulgar las suaves y regordetas mejillas del temperamental, cálidas ante su toque un poco frío. Sin darse cuenta, su mano descendió hasta sus abultados labios, rozando su dedo sobre el labio inferior de la tortuga.
Leo suspiro, ahora con su total atención sobre esa parte del bonito rostro, que era una de las muchas características que destacaba en Raph además de sus brillantes y llamativos ojos verdes. Dejo que sus deseos guiarán sus acciones por lo que antes de percatarse, ya tenía sus labios pegados a los de su hermano, besando dulcemente sobre estos.
Sin querer detenerse, dejo más besos cortos en sus mejillas para finalmente regresar a su boca, dejando un beso mucho más largo y húmedo que los anteriores. Fue entonces que Raph despertó.
Leo se alejo al escuchar el leve gemidito del menor.
—¿Leo? —llamó Raph con los ojos apenas abiertos, demasiado adormilado para distinguir si él que lo besaba era su hermano mayor. Leo tarareo en respuesta abrazandolo por la cintura.
—¿Si?
—¿Ya es de mañana? —preguntó inocentemente sin poder orientarse sobre donde estaba, hizo el amago de mirar alrededor pero el mayor se lo impidió tomando su mentón guiando su atención hacia su rostro.
—No, aun no amanece —rió divertido por su pregunta y Raph se acurruco más contra su pecho, bostezando con sueño—. Pero como te dormiste junto con Mikey en nuestra maratón de películas tuve que traerte hasta aquí —explicó cubriendolos más ahora, acercándose lo máximo al menor, entrelazando sus piernas provocando que Raph suspirara agusto por la cercanía.
—Oh —dijo y Leo creyó que no estaba sorprendió—. Si, la verdad estába muy cansado para una maratón pero Mikey insistió y...
Leo sonrió alejándose unos centímetros para besar su mejilla, feliz por tener a Raph ahí, entre sus brazos durmiendo como un ñiño pequeño.
—Lo sé, no pudiste negarte —asintió mirándolo a los ojos, Raph le devolvió la mirada un segundo, se acerco y también le devolvió el beso, sin embargo este en comparación fue dejado en su boca.
—Bien, dormiré ahora —informó, escondiendo su rostro en su cuello, el mayor estuvo de acuerdo, sin duda el tambien dormiria y mucho. Esperaba que el maestro Splinter no se molestara si ambos llegaban algo tarde al entrenamiento matutino de mañana— Buenas noche, Leo.
—Buenas noches, Raph —dijo, cerró sus ojos y se dispuso a dormir—Dencansa.
Sin más, ambos cayeron rápidamente en el limbo de los sueños.