6:00 a.m, julio 19, 2012, me encuentro sentada en mi cama tan sólo viendo una vieja foto de mi padre y yo hace tiempo, hoy se cumplen 13 años de su muerte, es inevitable que las lágrimas caigan por mis mejillas, minutos mas tarde los gritos de Eli retumban en mis oídos, hora de levantarse, de limpiarse las lágrimas e intentar salir adelante. Quito la delgada sábana de encima de mis piernas y me pongo de pie, doy unos pasos hacia la puerta y sigo mi camino al baño, lavo mi cara con agua fría para después soltar un profundo suspiro...si tan solo el estuviera aqui.
-Sé que estás triste Kath, pero vamos ya van 13 años, admito que tambien lo estoy pero tranquila.
-Es que Eli, simplemente no puedo, el hecho de haberlo visto morir lo empeora aún más.
-Lo sé hermana pero no puedes seguir así, cada año es lo mismo, tienes 19 años y no has salido con nadie en todo este tiempo.
-No me siento bien para salir con alguien, además no soy buena para socializar.
-Claro que sí, solo no has querido, el peso de la muerte de papá lo has tenido durante 13 años, debes superarlo.
-Lo sé, pero es difícil.
-Concuerdo con eso, pero bueno alistate que llegas tarde.
Llegué a mi habitación y cubrí con un poco de maquillaje las ojeras que se formaron en mi cara, me puse una playera holgada, pantalón de mezclilla, unas zapatillas cómodas, y amarre mi cabello en una coleta con un lazo gris.
Me apresuré a desayunar y conduje en mi Volkswagen hacia la escuela, entré y la misma rutina diaria seguía su flujo, no tenía un amigo, ni a nadie con quien hablar, mi hermana tenía razón, desde la muerte de papá no he salido con nadie ni he tenido algún amigo, pero es que simplemente no se me da.
Adelanté el paso hasta mi clase y me acomodé en mi butaca, otro día más.
El transcurso de cada clase terminó y cada hora me parecía mas lenta que la otra hasta que llegó el momento de salir, llegué a una pequeña cafetería junto a la escuela, el capuchino sabor vainilla de Kissaten siempre ayudaba a relajarme un poco más, llegué y me senté en la mesa donde habitualmente me sentaba, pedí mi bebida a un mesero nuevo, debo admitir que era bastante apuesto, alto, fuerte pero no en extremo, una sonrisa que muestra una serie de dientes perfectos, cabello semi largo y ojos color miel, nada mal, tomó mi orden y siguió caminando para volver luego de unos 20 minutos con mi café y un pastel de chocolate que a simple vista parecia delicioso.
-Disculpe, joven yo sólo ordené el capuchino.
-El pastel va por mi cuenta señorita.
-Oh, no muchisimas gracias pero no lo aceptaría de un desconocido.
-En ese caso, mi nombre es Patrick.- Dijo extendiendo su mano hacia mi para un breve apretón de manos.
-Mucho gusto, pero realmente no puedo aceptarlo. -Dije devolviendole el apretón.
-¿Por qué no? Ahora sabes mi nombre.
-¿Y ahora con saber tu nombre ya te conozco?.
-Bueno, ¿Cuál es tu nombre?.
-Katherine.
-Lindo, muy lindo de hecho- Dijo al momento de apoyar ambas manos sobre la mesa.
-Gracias. -me sonrojé un poco.
-Mira, te vi, me pareciste bonita y te invité un pastel, ¡Es pastel gratis! Yo lo comería si alguien me regalara un pastel, por favor aceptalo.
Tenía una cara de ligera esperanza, con una sonrisa rogona que me hacía repetir el gesto.
-¿Y quién me garantiza a mi que no tiene nada?.
-Conmigo es suficiente.
Lo miré con una cara desconfiada, pero a la vez juguetona y decidí arriesgarme.
-De acuerdo, ¿Si lo pruebo dejarás de molestarme?- Dije tomando el tenedor
El sonrió de nuevo.
-Claro, con una condición.
-¿Cuál?.
-Sal conmigo mañana.
-¿Estás loco?.
-Sólo un poco.
-No lo haré.
-Entonces seguiré fastidiando como mosca aquí aunque me despidan.
-okay, okay, de acuerdo, mañana en el zoológico a las 3.
-Genial ahi te veo, disfruta tu pastel.
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¿Vivir?
Teen FictionCuando el padre de Katherine Parks, una jóven de 19 años muere erróneamente en un tiroteo, ella queda abandonada con su hermana, al sucederle tantas cosas y sentir que su mundo se derrumba toma una terrible decisión. Ahora su camino tiene una fina l...