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El navegante mira como por fin están a la mira de ese enorme y precioso planeta rojo, y sonríe para sus adentros.
La nave espacial de tamaño masivo, aterriza y después de largas y eternas horas pisa suelo. Se encuentra en un campo amplio y brillante, la hierba verde y exuberante se mece con una brisa ligera. Vemos ahí acostado boca arriba, con los ojos cerrados mirando las nubes en un hermoso cielo azul. Él es Soobin. Tiene cabello negro azabache a juego con su atuendo acompañando su apariencia con una expresión aburrida y sin vida. Extiende su mano hacia el cielo y la sostiene aturdido. Entonces de repente-
— Lord Steve.
El mundo a su alrededor se distorsiona, se remoldea, ya que este una vez que el ambiente tranquilo se disuelve, ve cono se encuentra realmente en la habitación de guarnición. Una habitación vacía e incolora. Steve se sienta, encuentra a un omega arrodillado ante él, con la cabeza encorvada.
— Disculpas por la intrusión. Sir Kelian desea saber de su condición.
El azabache se deja caer de espaldas al suelo duro en lugar de hierba. Él extiende su mano hacia atrás, las nubes reemplazadas por tenues luces de techo, nada cambia, sigue inquieto.
— A ningún lugar al que viaje ayuda ... Qué sentimiento tan extraño.
— ¿Un sentimiento, mi señor?
Steve hace una pausa, buscando las palabras para expresarse, pero incapaz de encontrarlas, él se da por vencido.
— ¿Hay algo que Kelian necesite de mí?
— Hemos llegado al planeta Dublín. Él solicita su presencia en Plataforma.
La cubierta especial de los barcos espaciales consta de dos niveles, separados por un corto tramo de escalones. En el nivel inferior, una colección de enormes computadoras futurísticas, supervisada por una docena de hombres y mujeres, tanto alfas como omegas. Las luces intermitentes y las pantallas parpadeantes no arrojan dudas de que esa es la vida en la nace. En el nivel superior, unos pocos privilegiados supervisan las funciones inferiores. Entre ellos está Kelian con las manos prolijamente esposadas a su espalda, la nariz levantada hacia cualquiera que sienta que está por debajo de él, con la sonrisa engañosa de un hombre corrupto. En segundos entra un hombre, susurra brevemente al oído de Sir Kelian. Ahora Kelian da un paso adelante, hablando para que todos en ambos niveles puedan escuchar.
— Lord Steve está en cubierta.
Todos de repente detienen lo que están haciendo y se ponen de pie. A pasos de Kelian a un lado entra Steve. Se escucha la voz de toda la tripulación al unísono
— Saludos, Lord Steve.
Kelian es el primero y único en acercarse a él.
— Mi Señor. Todos estábamos bastante preocupados. Pero confío en que su condición ha mejorado...
