One

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Estaba acostumbrado a viajar en avión desde niño por los diferentes trabajos de su madre, siempre en primera clase. Ocho horas, máximo diez. ¿Pero 40 horas de viaje? ¿Dos trasbordos? ¡Por las calzas de merlín! Taehyung sentía que se iba a quedar sin trasero, ya se imaginaba que al momento de bajarse del ultimo avión su atributo mas preciado habría desaparecido.

Para su suerte se bajó del último avión con todas sus partes intactas y no tardó en encontrarse con su amiga.

-Hola Lebeca-se avergonzó por la risa de ella al separarse del abrazo, su español era asqueroso-. Sorry, i don't speak spanish.

Ok, su inglés tambien era malo.

-Ya te extrañaba, tonto-le apretó las mejillas, haciendo al chico poner los ojos en blanco-, y mi nombre es Rebeca. Nos conocemos hace mucho, ¿todavía te cuesta decirlo, amigo?

El cerebro de Taehyung trabajaba rápido, él le entendía perfecto al español. Despues de todo, podía considerarse políglota, pero sin práctica del habla.

-No me sale la letra R, idiota.

-Vamos a mi casa. ¡Te vas a morir cuando la veas!

Tae solo había visto la casa de su amiga mediante videollamada, puesto que era la primera vez que pisaba tierras Argentinas.

Salieron del aeropuerto, cada uno con una valija, y un lindo auto gris los esperaba.

-¿Qué traés acá adentro, Tae?-señaló la maleta violeta, le había costado todas sus fuerzas levantarla del suelo y meterla al baúl-, ¿piedras?

-Son mis zapatillas y algunos cosméticos-respondió con naturalidad. Como si fuera algo que siempre llevara a todos sus viajes.

-Algunos cuantos-replicó.

Rebeca se hizo a un lado para que ahora Kim pudiera subir la valija anaranjada. Una vez ambas arriba, podrían partir.

-No sabía que compraste auto-comentó, cerrando el baúl-, está muy bonito.

-No es mío, me lo han prestado-comentó con desinterés, y sin más subieron al coche.

El viaje duró 27 minutos exactos, que pareció nada por la charla que mantuvieron.

"La rebeca de las pasarelas y yo, no tenemos punto de comparación" había dicho la morocha, antes de abrir la puerta de su casa como si Kim no lo supiese. Su mejor amiga frente a las cámaras era una súper estrella y en las conferencias ella parecía tener una vida fácil, confiaba en sí misma y aunque daba vibras de egocéntrica la gente la adoraba.

La verdad es que Rebeca Cortéz era una jovencita veinteañera que dormía hasta tarde y se emborrachaba bailando con sus amigos. Una chica simple, hogareña, y con un corazón enorme. ¿Que si tenía dinero? Sí, y mucho. Pero no parecía.

Y un claro ejemplo, fue la segunda mañana, un sábado, después de despertarse.

-Beca, how you do... ¿tostadas?-preguntó avergonzado una mañana a la chica que comía un tazón de cereales con yogurt-, ¿tu tostadora? ¿Electric?

-Tae, yo uso una plancha. No tengo tostadora.

-¡Tercermundista!-se quejó, finjiendo llorar. Regresó a la cocina y se mentalizó en que debía aprender a ser... como el común de la gente.

─Butaquero #1 | Jjk×KthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora