two ¡!

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—Mejor así.—murmuró inclinándose para dejar un casto beso sobre sus labios.—¿Puedo?

Katsuki asintió lentamente, cerrando los ojos y aplanando los labios cuando sintió los dedos de su novio recorrer su espalda descubierta nuevamente hasta detenerse sobre sus glúteos, atrapándolos entre sus grandes manos y apretándolos un poco logrando sacarle un muy bajo jadeo. Se entretuvo acariciando la espalda de su pareja por sobre la tela de su camiseta llegando a los bolsillos traseros de sus jeans, escondiendo sus manos para moverle y causar una pequeña fricción. Fricción que le dejó sentirle a la perfección. De pronto la temperatura de la habitación era tan sofocante que tuvo la intención de quitar las cobijas para deshacerse del grueso pijama, pero Shoto parecía tener otras ideas al detener sus manos.

— Siempre quise hacerte mío usando ese pijama.— paseó sus ojos por su cuerpo logrando hacerle enrojecer más de lo que era posible — ¿Puedo hacerlo?

Abrió la boca pero nada salió de ella, por lo que volvió a cerrarla pensándolo unos segundos donde observó fijamente los ojos bicolores. Llevó sus pequeñas manos hacia la capucha del pijama para cubrir su cabeza y parte de su frente, acariciando las largas orejitas mientras mordía su labio inferior antes de pasear su lengua para humedecerlo, removiéndose bajo su cuerpo logrando crear más contacto antes de decir:

Cómeme Shoto —atreviéndose a sonreírle como un niño inocente ¿después de decir algo como eso?

Shoto tomó fuerza para hacerle girar y que su pecho quedara sobre las cobijas, Katsuki le miró sobre su hombro con ojos brillantes y una sonrisita dibujada en sus labios, alzando un poco el trasero para menearlo descaradamente contra el creciente bulto en los pantalones de su novio, logrando sacarle un bajo jadeo. Siempre se sorprendía cuando de repente Katsuki dejase ese lado adorable al estar en ese tipo de situaciones comprometedoras para convertirse en lo más sexy que sus ojos hubiesen visto antes. Sabía que Katsuki no tenía pudor alguno, pero en momentos como esos era un chico travieso, juguetón y completamente descarado.

Humedeció nuevamente sus labios tomando sus caderas entre sus manos, delineando sus curvas con sus dedos por sobre la tela del pijama hasta llegar a sus glúteos, donde las aprisionó entre sus dedos sacándole un suave jadeo. Sujetó los dos botones medianos que se escondía bajo la colita del pijama donde había una especia de apertura, que sinceramente no tenía ni la menor idea de para qué servía, pero que agradecía en esos momentos que existiera. Sonrió al levantar aquella extraña apertura dejando al descubierto la piel desnuda de sus glúteos, llevando ambas manos para apretarlos ligeramente. Se inclinó sobre su cuerpo pegándose a él para alcanzar el lóbulo de su oreja, mordisqueando juguetonamente sin dejar de masajearle, escuchando los suspiros bajos que dejaba salir.

Se estiró un poco encimándose y pegándose todavía más sobre él para alcanzar la pequeña botella de lubricante que había dejado descansar sobre el tocador la noche anterior. La destapó ágilmente para esparcir un poco entre sus manos, llevándolas nuevamente hacia sus glúteos para humedecerle, tanteando con su índice aquel espacio entre sus nalgas para introducirlo lenta y cuidadosamente, escuchándole contener el aire para luego expulsarlo en un profundo suspiro.

Frunció el ceño al sentirlo tan apretado a pesar de hacerlo la mayoría del tiempo.

— Shoto — llamó con voz melosa, mirándole con la mejilla pegada a la almohada y los ojos rubíes con un brillo de lujuria, sonriéndole con inocencia para luego decir en un murmurar: — No necesito preparación, entra de una vez mitad-mitad.

Shoto alzó ambas cejas acercándose para besar su mejilla con suavidad, abandonando su interior murmurando — ¿Seguro, mi amor? — mirándole asentir lento.

jump, sweet bunny  ¡todobaku! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora