1

238 11 2
                                    

Mi cabeza ya dolía por estar tantas horas dentro del predio escuchando gritos y viendo gente ir de un lado a otro sin parar, los entrenamientos algunas veces eran caóticos y más los de la sub 20 de Argentina.
Trabaja ahí hace más de dos años ya, graduarme con honores de la facultad de medicina y hacer practicas en los mejores hospitales me ayudaron a llegar a ser la kinesióloga de estos chicos que ya se habían vuelto como mi familia.

– Sele, ¿podemos hablar?

la voz de mi compañero me saco de mis pensamientos, levante mi mirada para verlo y al notar su cara de preocupación mi nerviosismo creció por completo.

– ¿que pasó? ¿es algo malo?

pregunté a la vez que me levantaba y me ponía frente a el esperando a que responda.

– Bueno... el Chiqui te espera en su oficina y sabes que el Chiqui no llama a cualquiera

dijo con una notable preocupación mientras apretaba sus propias manos

– Dios Hernán no me asustes...no creo que sea nada mano, no?

y ahí estaba yo, caminando completamente aterrorizada hacia la oficina del presidente de la AFA, mi cabeza daba vueltas preguntándome que podría haber hecho o si me iba a despedir, nunca en mis 27 años había estado tan nerviosa.

Cuando llegué toque la puerta y ésta fue abierta por el anteriormente mencionado, Chiqui Tapia. Entre después de saludarlo y cuando el se sentó yo hice lo mismo, me sudaban las manos y mi pierna subía y bajaba de la ansiedad.

— Bueno, te llame porque me gustaría comentarte algunos temas. Vos trabajas hace ya dos años o un poco más con nosotros y estás cuidando muy bien de los chicos, nadie tiene ni una sola queja

me mordía los labios y lo miraba mientras asentía con la cabeza conforme hablaba, realmente no sabía a donde quería llegar.

— Ya estamos a mitad de la copa América y quiero que empieces a trabajar con los chicos de primera división, la selección, yo se cuanto te esforzaste y ahora necesitamos a los muchachos mejor que nunca.

en cuanto dijo eso mis ojos se iluminaron y una sonrisa se esbozo en mi cara, asentí un par de veces y cuando las palabras pudieron salir de mi garganta respondí.

— Muchas gracias, enserio, no me lo esperaba...es un honor.

La reunión termino unos minutos después entre algunas risas por parte de ambos, salí disparada de la oficina y no podía parar de sonreír, siempre hablaba con los kinesiólogo de primera y era una experiencia completamente diferente y poder vivirlo era lo que más quería.

Me desperté a las seis de la mañana con el ruido de mi alarma el cual apague a los segundos ya que me estaba aturdiendo, pase mis manos por mi cara y suspiré mirando al techo y reeplanteandome porque me tenía que levantar tan temprano.
Después de unos minutos de sufrimiento me digne a levantarme de una vez por todas, me estiré y fui al baño para darme una ducha como todas las mañanas, no podía existir si no lo hacía. Solo unos veinte minutos después salí del baño y me cambié con mi calza de la selección junto con la remera y la campera las cuales hacian juego con todo, me peine y solo me puse un mínimo de maquillaje ya que era la primera vez que iba a ver a los chicos y bueno...una buena primera impresión no me venía mal.

Después de desayunar algo rápido agarré mi bolso con toda mi ropa ya que iba a tener que hacer la concentración con ellos debido a la pandemia y salí de mi departamento con bastante prisa, mire mí reloj y ya estaba casi sobre la hora, baje las escaleras ya que no quería esperar el ascensor y cuando llegué a la planta baja corri a mi auto en el cual me subí y sin más empecé a conducir a la sede de la AFA.

Por suerte el recorrido fue rápido y no tarde más de veinte minutos en llegar aunque me tarde más por todas las veces que me tomaron la temperatura, baje mis cosas y entre al predio viendo que los jugadores recién estaban saliendo de lis vestidores con sus botines bajo sus brazos, suspire aliviada de no llegar tarde y me acerque a Roberto, el Kinesiologo de la selección, siempre los acompañaba a todos lados, no importa que tan lejos sean los partidos, el iba.

— Rober! todo bien?

lo saludé con un abrazo debido a la confianza que teníamos, cada vez que nos encontrábamos hablábamos y en dos años nos habíamos vuelto cercanos aunque no nos viéramos tan seguido.

— Que alegría tenerte aca Sele, al fin vamos a trabajar juntos, vení, pone tus cosas acá, ahora te presento a los chicos así los vas conociendo, vos tranqui, son todos buenos, hay un par de caras nuevas igual eh.

Como me pidió, deje mi bolso junto con el suyo y lo seguí hasta donde estaban todos los jugadores, mentía si decía que no me moría de nervios por hablarles, siempre los había visto muy de lejos y tenerlos así de cerca era realmente shockeante.

— Muchachos, vieron que les dije de la nueva kinesióloga, bueno es ella, ya llegó y ahora va a estar concentrando con nosotros

Habló Roberto mientras miraba a los hombres frente a el, y para ser específica, Di Maria, Otamendi, Lisandro Martinez, Dybala, Messi, el papu y  Emiliano Martinez.

— Hola, todo bien? Soy Sele, como dijo Rober voy a estar acá trabajando con ustedes, cualquier cosa pueden decirme yo estoy a su disposición

Sonreí al recibir las respuestas calidas de los jugadores y la verdad un peso se fue de mi espalda al ver que había buena onda.
Cuando llego el resto del plantel me presenté de igual forma y nos quedamos hablando entre todos de como venían en los partidos.

En toda la charla sentía una mirada clavada en mí pero trataba de ignorar eso hasta que lleve mi vista hacia esos ojos y me encontré con el.. Emiliano, el Arquero me estaba mirando pero a los segundos miro al piso, supongo que se había dado cuenta de de lo había descubierto y yo solo atine a sonreír debido a esa acción, me había dado cierta ternura el hecho de que no me haya sostenido ni un segundo la mirada.

Cuando Scaloni llegó el entrenamiento empezó y yo me senté en los bancos junto con mi compañero viendo como los jugadores se movían y los arqueros esta vez practicaban penales, pero lo más raro es que de vez en cuando mi mirada se conectaba con la de Emi o como todos le decían, Dibu, y eso ya me estaba poniendo un poco nerviosa, no era alguien timida pero a decir verdad el era demasiado imponente.

El día se pasó rápido, había ayudado con unos ejercicios para su pierna a Di Maria ya que había que cuidarlo mucho ante cualquier cosa y después de eso agarre mi bolso con toda mi ropa y subi a donde estaban todas las habitaciones, me habían dicho qué tenía que compartir pieza con alguien y realmente no me importaba, hasta que me di cuenta de que era con uno de los jugadores.
Llegué a la puerta Diez y puse la llave en la cerradura dispuesta a abrir hasta que alguien del otro lado me ganó y lo hizo por mí, y ahí estaba el otra vez, esos ojos mirándome, aunque ésta vez fijamente, Emiliano, era el, pero en cuero y solo con un short puesto esperando una respuesta de mi parte quien estaba dura y tal vez un poco sonrojada frente a el.

— ¿Vos sos mi nueva compañera?

Un secreto - Dibu Martinez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora