¿Alguna vez has protagonizado un ligue de una noche?
El día más importante de mi vida me despierto pensando: Me lleva, ¿dónde está mi ropa interior?
Me lo pregunto porque, casualmente, acabo de abrir los ojos en la cama de un desconocido, con uno de esos estridentes rayos de sol característicos de Los Ángeles ensañandose con mi muslo desnudo y ni rastro de mi ropa interior ni de ninguna otra prenda a mi alrededor.
Qué impropio de mí y, sin embargo, aquí estoy, enredado en unas sábanas calientitas que, lo mires como lo mires, no son las mías.
Vagos recuerdos de la noche anterior se abren paso por mi resacoso cerebro. Recuerdo haberme sentado en el bar Dream después de la entrevista con Lee Taeyong. Todo mi ser zumbaba de la emoción al pensar que, por fin, mi carrera iba a despegar. Terminaría el documental sobre mi abuela, lo presentaría y por fin le diría adiós a la universidad. Y el contrato con una de las empresas de medios más importantes de todo el país supondría el inicio de una verdadera carrera cinematográfica que me ayudaría a encontrarme a mí mismo, a perfilar mi propio estilo en lugar de imitar estilos ajenos como llevo haciendo durante toda la carrera.
Y sí, recuerdo al chico, pero muy vagamente. Hombros anchos, aire relax y esa electricidad que chisporrotea entre dos personas cuando la cosa promete. Poco más. No tiene cara. No tiene nombre. E ignoro cómo se ha producido éste..., éste pequeño milagro que, en mi caso, supone el sexo en vivo y en directo.
Por desgracia, el misterio quedará en el aire, porque tengo que irme. Mientras me levanto, forcejeo para extraer varios mechones de debajo del hombro , un hombro fibroso, de mi nuevo amigo. Tengo la cabeza como una licuadora en marcha y tan mal sabor de boca como si algún animal se me hubiera colado entre los dientes mientras dormía para estirar la pata allí dentro.
Desplazo por fin los pies desnudos al frío suelo de cemento y me levanto, haciendo esfuerzos por ahuyentar las náuseas que amenazan invadirme.
Mil gracias, tequilita.
Rodeo la cama como puedo, esta vez con la esperanza de tener la suerte de encontrar mi ropa interior, o alguna prenda, la que sea, en este lado del mundo. Sí, lo reconozco, y también porque me muero por echar un vistazo.
Mi curiosidad se ve recompensada, ya lo creo que sí. Aunque el chico tiene la cara aplastada contra la almohada y el cabello de color caramelo todo apelmazado, está buenísimo. Veo una mandíbula cuadrada, bien contorneada, unos labios carnosos y esas pestañas oscuras que la naturaleza, injusticias de la vida, suele reservar a algunos hombres.
Está tendido, tapado tan solo con una esquina de la sábana (culpa mía, por acaparar las cobijas) y con los pies prácticamente colgando de la cama. Y aún dormido se le dibuja en la frente un ceño súper interesante, como si estuviera soñando con salvar el mundo. Seguro que tiene una personalidad fascinante. De no ser así, las posibilidades de que yo hubiera despertado en su cama serían nulas.
No veo fundas de condon por ninguna parte, lo que me incita a preguntarme qué pasó exactamente ayer por la noche. No es propio de mí ser imprudente. Así que, ¿no pasó nada? Lo dudo mucho; no llevo calzones.
Mientras estoy sumido en esas cavilaciones, mis ojos vagan hasta el despertador que está sobre el buró. Las cifras 8:02 se abren paso entre la bruma de mi mente y la adrenalina inunda hasta la última de mis células.
Las prácticas en Boomerang, mi gran oportunidad de convertirme en algo más que el hijo de una famosa fotógrafa, de experimentar el mundo real e inmortalizar a la persona que más quiero en el mundo, comienzan dentro de, exactamente, cincuenta y ocho minutos. Y no tengo ni idea de dónde estoy ni de qué pude haber hecho con mi maldita ropa interior.
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BOOMERANG [Adaptación] nomin
FanfictionAutor: Noelle August. Adaptación NoMin; mención de otros shipps y grupos. !!! Contenido +18 "La trayectoria curva de tu boca a la mía." Bienvenidos a Boomerang.com, el sitio web de ligue para la generación del milenio, cuya reputación da cuenta de m...