El Saber Del Toque

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*Esta es una obra de ficción* Las organizaciones, instituciones, personajes, incidentes y empleos son productos de la imaginación de la autora o se utilizan de forma ficticia.

- ¿Uno de mis empleados? ¿Cualquier que yo desee darte?.

- No no, esto no funcionará así, yo digo que empleado y aceptas. - Una risa burlona inundo toda la sala.

- ¿Crees que voy a aceptar? Podrías llevarte a alguien de los primeros pisos.

- Ahí está el problema, yo pediré a uno de tus empleados, creo que Mose viene sobrando. - Su rostro de nuevo volvió a un color aún más blanquisco.

- ¿Me estás pidiendo que te entregué así de fácil a Mose? ¿Mose Felix?.

- Estás en lo correcto.

- A veces me angustia lo idiota que puedes llegar a ser. - Se dejó caer sobre su silla y tallo su rostro con fuerza. - A ver, hagamos una retroalimentación. Tu quieres, no, esa no es la palabra, EXIGES ¿Que te de a uno de mis mejores empleados por el diez por ciento de tus contratos que has adquirido en los últimos dos meses?.

- Si, justo por qué es tu mejor empleado, te estoy regalando lo que has tratado de conseguir durante tantos años.

- Dios mío Hwang, simplemente eres un total idiota.

- No sé por qué llamarme idiota en cada oración que dices.

- Es lo que eres. Déjame decirte que desde que llegó Mose, los contratos aumentaron más de lo que imaginas, lo que tú me estás ofreciendo sobre el diez por ciento de tus contratos que obtuviste en solo dos meses, él obtuvo ese mismo porcentaje en un solo mes. - No me jodas.

- Eso no es posible. - Me levanté rápidamente del sofá sintiendo como mi cuerpo tembló y un aire frío recayó en mi.

- Claro que es posible. - Se inclino a su izquierda buscando algo en uno de sus cajones y me entrego una delgada carpeta. - Página cuatro. - Me dirigí a la hoja que indico y pude ver con mis propios ojos que estaba en lo correcto. - Cómo puedes ver, claro que es posible, así que claramente para mí y la empresa no es la mejor opción entregártelo así sin más.

- ¿Cómo puede pasar esto?.

- Ni yo mismo lo sé, también me sorprendió la primer vez que vi esto, pero ese chico es extraordinario. - Una sonrisa egocéntrica invadió su rostro. - Disculpa que perdieras de tu valioso tiempo viniendo hasta aquí y volver con las manos vacías. 

- Bien, ya será para la próxima. - Un ruido provino de una puerta del fondo para después escuchar un permiso para pasar.

- Pase. - La puerta se abrió y la misma chica de recepción entro.

- Siento molestar señor, pero llegó el paquete que pidió. - Entrego una caja blanca.

- Bien, ya que no soy requerido aquí me iré, nos vemos Mose.

- Que te vaya bien Hwang. - Acomode mi saco y me dirigí a la salida.- Por cierto, el primer puesto está tambaleando. - Una sonrisa egocéntrica se formo rápidamente en su rostro. Salí de ahí y me dirigí a la misma puerta por la que entre. Maldito sea Mose.