*★Especial Navideño★*

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Estaban en su casa, la nieve cubría el pasto, la chimenea estaba encendida junto a algunas velas aromáticas por toda la casa.

Louis se levantó a primera hora, sintiendo muchos nervios en su interior que no supo de dónde venían. Trató de no hacer ruido para no despertar a su alfa y lo consiguió, Harry solo se removió para buscar su calor pero pronto el Omega lo marcó son su aroma y el alfa pudo volver a conciliar el sueño.

Suspiró remojando el pan en la mezcla de huevo, leche y canela para después pasarlo por un sartén con un poco de mantequilla. Cuando terminó sonrió cortando las -ahora- tostadas francesas en formas de corazón y estrellas con unos cortadores de galletas.

Louis disfrutaba atender de a sus cachorros y a su esposo, amaba hacer el desayuno y despertar a todos para comer juntos. Amaba mimar a sus ochos cachorros, jugar con bolas de nieve con los mayores y tejer junto a Harry suéteres para todos mientras veían el atardecer y sus cachorros dormían la siesta o jugaban en el patio trasero con sus perritos.

La juventud fue una etapa hermosa para Louis y más porque lo vivió con el amor de su vida, lleno de amor, cariño, mimos, flores, pavlovas, palomitas de maíz y la voz del alfa cantando alrededor de la casa.

Siempre trató de acompañarlo en todos sus eventos y conciertos aunque las cosas resultaban difíciles cuando había un pequeño ser creciendo en su interior. Sus embarazos fueron una experiencia única ya que todos fueron diferentes, con Elizabeth sus pies se hinchaban a más no poder, con Abraham se le antojaba comer cosas asquerosas cómo pudín negro o judías.

Con Johana, Jane y Abel las cosas cambiaron por completo cuando comenzó a sentir ganas inmensas de estar todo el tiempo pegado a su alfa, exigiendo sus mimos y su atención. Fue increíble el hecho de que cuando nacieron lo hicieron apestando a su padre, el cual Infló el pecho de orgullo mientras lloraba de emoción y los volvía a marcar con su aroma.

Juliet, Otis y Luka le obligaron a dejar de comer hamburguesas y pavlova, también lo dejaron noches sin dormir y días en los que no quería levantarse de la cama.

Lo único que sus ocho hijos tuvieron en común, fue que cuando comenzaban a patear en la panza de Louis amaban que su padre les cantara y "jugara" con ellos.

Solo así se calmaban, incluso Louis llegó a pensar que era plan con maña, ya que todo el día estaban calmados y en la noche comenzaban a jugar fútbol.

¡Cachorros mañosos!

Aún puede recordar en nacimiento de sus hijos y lo que estaba haciendo cuando comenzaron las contracciones.

Con Elizabeth estaba viendo un partido de fútbol, el Omega enfureció cuando el delantero de Inglaterra falló un penal que los llevaría a la victoria y lo demás es historia. Ese día Harry intentó calmarlo pero fue inútil, acabaron en el hospital a y con una cachorra entre sus brazos horas después.

Con Abraham estaba durmiendo hasta que un fuerte dolor lo despertó. Enterró sus uñas en el brazo de Harry y el alfa solo gruñó suavemente rodando entre las mantas y alejándose un poco. El alfa reaccionó en cuanto Louis comenzó a gemir en busca de ayuda.

Johana, Abel y Jane nacieron después de la fiesta de cumpleaños de Harry -la cual fue dos meses después de su fecha de nacimiento- cuando Louis decidió pasar a la piñata, solo estiró su brazo y segundos después estaba camino al hospital.

Luka, Juliet y Otis nacieron porque Harry lo hizo enojar al quemar la pavlova que ambos habían hecho, y también por seguir dejando la tapa del baño arriba cada que lo ocupaba.

Pero sobre todas las cosas Harry y Louis eran una relación estable que cada año se amaba aún más.

Louis sonrió adentrándose en su habitación, subió a la cama y pronto se sentó en el regazo de su alfa, acarició sus rizos y ronroneó dándole un suave beso. Harry tenía los labios entre abiertos, el ceño fruncido y el pecho subiendo y bajando con mucha tranquilidad.

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