Prefacio

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El fuego en la ciudad se extendía desde el occidente, la región perteneciente al sagrado Fénix había estado sufriendo de ataques por dos días, hasta que finalmente llegó al corazón de esta.

En el castillo, las personas se mantenían corriendo de un lado a otro, indicaciones con gritos y el caos masivo de la población de Fioled estaban llevando al colapso de todo.

— ¡Taeyeon! — la voz gruesa del rey se levantó sobre el bullicio, buscando con desesperación a su esposa y a su hijo — ¡Taeyeon! — el hombre repitió nuevamente, la ansiedad que incrementaba con cada segundo en el que no veía a su pareja, la cual debería estar igual de perdida entre todo el ruido y el personal del palacio corriendo.

Finalmente distinguió la cabellera rubia de su esposa cruzando hacia la parte norte. Taeyeon lucía igual de hermosa a pesar de que la parte baja de su vestido estuviera sucia y de que muchas de las pinzas que sostenian su peinado hubieran caído, dejando que las hebras doradas ondearan salvajemente a medida que corría.

Kibum corrió tras la mujer, esquivando a los guardias y centrándose solo en su pequeña familia. El rostro del hombre con algunas manchas de polvo debido a que estuvo en la zona sur del castillo, donde solo quedaban escombros del lugar que una vez albergó hermosas habitaciones.

— Mi reina — Taeyeon se asustó y por instinto apretó más al bebé envuelto en sábanas de un color durazno suave, pero se alivió al instante en el que observó a su esposo caminando rápidamente hacia sus brazos.

— Kibum… — El hombre tomó el rostro de la mujer depositando un casto beso en sus labios esperando que pudiera transmitirle algo de paz a la fémina — Están en todas partes — recargada contra el cuerpo de su esposo, las energías se le habían agotado por completo.

— Llegó un mensaje de la región del Grifo — Taeyeon elevó la mirada cuestionandole con sus ojos — Atacaron todo, los castillos están peligrando. No hay comunicación con Eunhyuk ni con Seojoon, pero se sabe que la ciudad de Pyros… Es sólo escombros — la rubia llevó una de sus manos a su boca y con la otra sostenía a su pequeño que sorprendentemente seguía dormido.
Taemin… — su esposo asintió confirmando las dudas y compartiendo ambos el dolor de perder a sus amigos.

— Taeyeon, escuchame — Kibun tomó el rostro delgado de la mujer haciendo que sus ojos conectaran — El mensaje también decía que se activó el protocolo de emergencia — la reina inmediatamente comenzó a negar alejándose del hombre y abrazando a su bebé de pocos meses de nacido — Mi reina…

— ¡No!

— Taeyeon, los hijos de Jihyo y Euigeon también están muertos — las lágrimas en el rostro de la mujer finalmente cayeron, sin lograr retenerlas un minuto más — No voy a permitir que nuestro hijo muera — Kibum habló decidido acercándose nuevamente a su familia. La reina entendió que si no podía cambiar su situación actual, haría todo lo posible para asegurarle un futuro a su hijo.

— Busquemos a Tzuyu — el rey titubeó haciendo obvio que no había revelado por completo sus planes — ¿Qué sucede?

— Ve tú con él — Taeyeon quedó perpleja permitiendo que el hombre siguiera hablando — Ustedes son lo más importante que tengo, y…

— No me voy a ir sin tí, Kibum, pero tampoco dejaré a nuestro hijo morir. Tenemos un deber que cumplir con nuestro pueblo, irme significaría traición — ambos entendían lo difícil de la situación, sin ellos, el espíritu del Fénix no estaría — Si vamos a morir, lo haremos honradamente y defendiendo nuestras creencias, además de proteger al heredero del trono.

Kibum finalmente asintió, su deber iba más allá que portar una corona. El intercomunicador sonó cuando llamó a la hermana de la reina diciendole donde se encontraban y que la necesitaban, unos minutos después, una joven vestida de negro con el escudo de su reino a un costado del pecho apareció.

— Majestades — hizo una reverencia guiándose de sus reglas y olvidando un lazo que los unía hasta que observó los ojos rojos de su hermana — ¿Qué sucede? 

— Tzuyu… — Taeyeon tomó una profunda respiración antes de hablar — El protocolo de emergencia está activado, como líder de la guardia real debes partir y proteger al heredero de nuestro pueblo — la mujer con hebras entre el rubio y el castaño tembló, su cuerpo se erizó y la realización de que todo estaba más perdido de lo que creía hizo que su mundo se disolviera.

— No puedo… No voy a dejarte — la menor de las hermanas se acercó al encuentro de la familia real — No puedo perderte a tí también — Tzuyu susurró recordándole a todos la muerte de los antiguos gobernantes. El corazón de la reina dolió, porque el peso que llevaba la corona lo estaba pagando, y era horrible anteponer sus deberes ante el hecho de ser madre, hermana, e incluso esposa.

— Es una orden — Kibum escuchó a la mujer hablar con firmeza, sintiéndose orgullosa por la asombrosa reina que tenía, pero a su vez dolido por saber que no podía protegerla de las garras que amenazaban a su planeta.

Tzuyu tembló ante las palabras de su hermana y luego de recomponerse y esconderse tras la máscara que la habían llevado a dirigir muchas tropas, aceptó y los tres se dirigieron a la zona de evacuación escondida en la torre más alta del castillo.

Taeyeon miró a su bebé en brazos y quiso llorar y gritar, pero solo podía darle un beso para transmitirle calidez.

— Mi pequeño niño, algún día volverás y serás el mejor rey que todo Nexus ha tenido — Kibum se acercó envolviendo a ambas figuras en un abrazo, era su espacio de despedida a sabiendas que no verían al bebé rubio crecer. Luego se dirigieron a la mujer que mantenía la distancia y la mirada en frente para no romperse ante la imagen — Tzuyu, en su collar de nacimiento está su nombre — los ojos de la hermana menor se ampliaron a sabiendas que eso era un secreto conocido solo por sus padres debido a la guerra que había comenzado en los últimos años — Cuidalo bien, por favor.

— Como si fuera mi vida, alteza — Taeyeon derramó una lágrima al dejar al bebé en brazos de su hermana y darle un beso en su coronilla. Después miró a Tzuyu, parecía mucho mayor y madura de lo que en realidad era, permitiéndose el afecto por el momento también besó su mejilla.

— En tus manos queda lo mejor de Fioled — Kibum habló refiriéndose a su hijo y a la ciudad principal de la región del fénix, sin atreverse a acercarse al bebé por mantener las fuerzas pero mirándolo con una tristeza que rompía el alma.

La mujer y el bebé se acercaron con una maleta y provisiones a la cámara de escape, sin saber el lugar a donde partirían, todo era un secreto para aquellos que no pertenecían al consorcio real. Las puertas transparentes se cerraron y Tzuyu soltó lágrimas cuando la imagen de sus reyes la devastó, sus ojos llorosos y Kibum sosteniendo a una débil Taeyeon, hasta que un ruido sordó impactó en la habitación

— ¡VETE! — el rey gritó cuando sus ojos se tornaron rojos al igual que los de su esposa y la espada se elevó dejando a Tzuyu gritando mientras la imagen se volvía borrosa y los llantos de un bebé que resonaban en sus oídos.

¡Comencemos de cero!

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