Día 3: Preparatoria.

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Advertencia de universo alternativo.

[...]

Las palabras desesperante de la profesora en esa larga y aburrida clase de historia sobre la independencia de América... ¿O era sobre la guerra mundial? ¡Ya no interesa! De todas formas ese canino no prestaba atención a lo que decía.

Sus párpados le pesaban por tener un gran nivel de sueño ante la aburrida lección, pero sus cinco sentidos se habían puesto atentos al escuchar voces de algunos estudiantes que estaban detrás de él. Una de esas voces en particular era la voz de la chica más entrometida y fan del chisme de toda la preparatoria, Tiffany Fluffit.

─ ¿Alguno de ustedes estudió para el examen? ─ Ese comentario le había quitado de manera repentina el sueño. "¿Examen? ¿Cuál examen?" Pensaba Lobo.

─ Estuve toda la noche despierto estudiando. Espero que tanto desvelo valga la pena. ─ Habló un chico de cabello oscuro y piel bronceada, respondiendo a la pregunta de la jóven de cabello azabache.

En ese preciso momento el irritante e insistente sonido de la campana que anunciaba el inicio del recreo comenzaba a resonar por toda la escuela. Todos los estudiantes irían a la cafetería a charlar y comer, mientras que algunos querían salir al patio trasero de la institución a relajarse antes de la siguiente clase. Un cierto lobezno salía corriendo del salón de historia con una expresión angustiada y frustrada, ¿Por qué? ¡Se le olvidó un importante examen que tenía hoy!

Sus amigos, al estudiar en niveles diferentes no tendrían esa preocupación y estarían en la cafetería del lugar, revisando sus "notas" para un trabajo que harían en la noche. Una parte de ese trabajo es hacerle una broma al Director Mermelada.

Cómo sea que fuera, esa era la razón de porque Lobo no estaba con ellos. Apresurado y jadeante, llegaría a la puerta del lugar al que quería llegar: la biblioteca. Entró de manera rápida y dejaría su mochila en una de las mesas con lámparas, dispuesto a irse por los pasillos y buscar el libro que necesitaba para estudiar en media hora que duraba el recreo. Había bastantes libros. Habían de historia, química, biología, e incluso de la materia que todos odian, matemáticas. Ninguno era el que buscaba.

Murmuraba maldiciones por no conseguir lo que quería caminando por esos pasillos con algo más de apuro, logrando que chocara contra el cuerpo de alguien más que estaba en su dirección. El golpe no fue tan fuerte pero si se sintió doloroso. El depredador al estar enojado tenía la intención de insultar al imbécil por chocar con él, pero se quedó callado al ver a esa linda zorrita de pelaje anaranjado que, aunque no toleraba, la amaba hasta el infinito.

─ Au... ─ Se quejaba Diane sobando su nariz, hasta mirar al frente a ese can que la veía fijamente. ─ Oh, Lobo, lo siento. No te había visto.

─ Si, claro... ─ Hablaba algo atontado. Cada vez que se reencontraba con ella actuaba como un idiota. Para no perder la razón, sacudió su cabeza y empezó a comportarse como siempre lo hacía, iniciando por sonreír burlonamente hacia la menor. ─ ¿Y que haces por aquí? ¿Me estás siguiendo? Tranquila, cariño, los dos sabemos que soy irresistible.

─ Ja ja que gracioso. ─ Contestó sarcásticamente, sacando de su mochila color carmín con detalles blancos y dorados unos papeles. ─ En realidad te estaba buscando para darte estos exámenes. Te ha ido muy mal en estos días.

Él le había arrebatado los papeles de las manos con agresividad, ganándose de ella una queja. Los papeles eran dos exámenes de materias diferentes, una de química y la otra de matemáticas; en química había sacado 34 de 100, y en matemáticas 22 de 100.

Week Wolfington 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora