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Douma asintió con la cabeza nervioso con sus caricias y cuando llegaron a la puerta que daba al jardín y una sirvienta abrió la puerta, soltó su mano y correteó hacia la mesa, donde ya estaban listas las galletas con el té y unos libros en medio del hermoso jardín; se sentó en una silla y palmeó la silla a su lado.

Kyojuro rió con ternura y se sentó junto a Douma, sujetando la tetera para servirle el té.

-Muchas gracias.- Sonrió dulcemente Douma agradeciendo al rubio.

Kyojuro sonrió dulcemente y se sirvió en su taza. -No tienes que agradecerme, yo se que esas cosas las debería hacer un sirviente pero...- Tomó una mano de Douma y la llevó a sus labios. -Yo quiero servirte te todos los viernes por el resto de nuestras vidas.- Declaró para después darle un dulce beso en el dorso de la mano.

Douma se sonrojó hasta las orejas y rápidamente separó la mano agarrando su taza con las manos temblando por nervios. -B-Bueno mejor tomemos el té antes de que se enfríe.-

Kyojuro rió bajo enternecido por la acción del menor y comenzó a beber té junto a el.

Cuando terminaron agarraron un libro y se sentaron en el pasto bajo la sombra de un árbol a leer un libro, Kyojuro leía en voz alta con el libro en sus manos y Douma sentado a su lado. O al menos así fue hasta que sintió un peso en su hombro y miró a Douma dormido apoyando la cabeza en su hombro.

-Eres adorable... Si un día me tengo que casar me gustaría que sea contigo.- Susurró dejando el libro de lado, para luego abrazar al menor por la cintura y recostarlo dejando su cabeza en su regazo. -Definitivamente te amaré y haré felíz por siempre.- Sonrió viendo su rostro tranquilo dormir mientras acariciaba suavemente su cabellera platinada.




Un albino estaba sentado en su trono con una castaña sentada a su lado y un asiento libre al otro lado.

Frente a ambos había una castaña de cortos cabellos y mechones rubios en el frente cruzada de brazos. -Por quinta vez, Rey Uzui, la muerte de mi padre no hará que me case con usted. Mi viuda madre, la reina, y yo, gobernaremos nuestro reino con la misma paz y el mismo cariño que mi padre lo gobernó.-

Uzui sonrió de lado y le dió su copa de vino a la reina Hinatsuru. -Sostén mi copa cariño.- Ordenó a su esposa.

-S-Si Tengen-sama.- Asintió al instante la castaña de largos cabellos sujetando la copa.

El albino se puso de pié y caminó imponente hacia la ojimiel, quien tragó saliva nerviosa. Si bien el hombre es atractivo y del tipo que le gusta, no pensaba casarse con ese mujeriego que sólo quería acaparar todos los reinos existentes.

-Creo que no me entendiste, princesita.- Sonrió egocéntrico el ojirojo y sujetó su mentón alzandolo para que lo vea a los ojos. -Si no te casas conmigo Makio, yo destruiré todo tu reino en un parpadeo, comenzando por asesinar al vejestorio de tu madre.-

Al verla abrir los ojos asustada, sonrió triunfante y llevó la mano a su nuca. -No solo tengo a mi ejército, también tengo al ejército del reino de Hinatsuru.- Se acercó juntando sus cuerpos y se inclinó rozando los labios de la más baja con los suyos. -No hace falta que digas algo, si rechazas mi beso te pondré en una de mis celdas y viajaré ahora mismo a tu reino a matar a tu madre y todo tu pueblo. Si aceptas mi beso, nos casaremos mañana.-

El Rey besó sus labios con desespero y lujuria, sintiendo el cuerpo de la mujer temblar para luego sollozar y corresponder su beso torpemente, subiendo las manos para rodear el cuello del mayor.

Uzui sonrió complacido en medio del beso y la sujetó por los muslos alzandola mientras introducía la lengua en su boca y avanzaba al trono, comenzando a besarla sentado con la menor en su regazo.



Diez años después...

Un peliplata de 16 años sollozaba viendo el cuerpo de su madre quemándose en medio del lago mientras un rubio de puntas rojas de 21 años lo abrazaba por la espalda consolándolo.

El desconsolado rey lloraba a mares arrodillado en la orilla del lago viendo como su amada esposa finalmente se iba. Estaba felíz por un lado porque ya no sufriría por esa enfermedad horrible que la dejó diez años sufriendo en el lecho nupcial.. Pero por el otro lado se sentía solo. Le faltaba su esposa, su otra mitad. ¿Cómo sería felíz ahora?¿Cómo seguiría adelante gobernando después de perder a la primera de dos personas que más amo en su vida?

Volteó hacia atrás y miró a su hijo sollozando siendo consolado por el Príncipe Kyojuro, quien también perdió a su madre hace diez años el día que nació su hermano menor, el Príncipe Senjuro, quien estaba junto a el de la mano de su padre Shinjuro. -Douma me necesita... Aún es muy joven para hacerse cargo de todo el solo.- Pensó y estiró los brazos hacia su hijo, quien al entender su indirecta corrió hacia su padre y se abrazó a sus hombros llorando entre sus brazos. -Tranquilo hijo mío... Tu madre ya no sufre.- Besó la mejilla de su hijo y volteó a ver al rubio que lo veía preocupado y triste. -Pero no estás solo.-

Douma se separó del abrazo y se limpió las lágrimas con las manos viendo a su padre. -Claro que no papa, tu estás conmigo.-

-Y el también.- Habló el peliplata de ojos verdes para hacer una seña y Kyojuro se acercó con un pañuelo, limpiando delicadamente las lágrimas de Douma, provocando una pequeña y reconfortante sonrisa en Charles, quien sabía que si un día se iría Douma estaría en buenas manos. -Príncipe Kyojuro, lo invito esta noche a cenar y dormir en mi castillo, claro si usted quiere y su padre acepta.-

-Claro que quiero señor. Douma me necesita, el es mi amigo, no lo dejaré. Además el estuvo conmigo cuando mi madre falleció, lo mínimo que podría hacer es estar con el.-

Un Príncipe para dos Reyes [UzuDou][KyoDou](+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora