Esta historia trata sobre las etapas de niñes y adolescencia de Quackity, Beni y Cochi, hasta su llegada a Karmaland.
¡Nacidos en México y con picante corriendo por las venas!... Aunque solo Cochi lo aguanta.
Quackity controla a los cholos de la sec...
Estaban saliendo de la primaria para llegar a la casa de Beni, para un funeral de un difunto familiar.
Quackity iba a 4to de primaria junto a Beni, aún siendo un año menor que el ya que se saltó uno, mientras que Cochi ya iba en 5to de primaria al ser el mayor de los tres
Llegando al lugar del funeral, ya se oía "pura lloradera falsa", como decía Cochi. Después de todo, la abuela cometío un gran error al escribir en su testamento; "el que llore más en mi funeral se queda con la herencia, y el segundo lugar con dos terrenos de su elección". A esa vieja le encantaba ver el mundo arder, y lo haría aún después de quedar tiesa como pan de hace dos semanas.
Solo para aclarar y que no se se asusten, no era la mamá cocas, ella es inmortal, a aspirado tanta coca que además de ser inmune al daño de la droga, hizo que no pudiera morir.
Los tres primos estaban en un sillón jugando al Triki Triki (jueguito de las "X" y "O").
Cuando la tía Patricia llegó de chismosa secándose las "lágrimas de cocodrilo" con un pañuelo de como 100 pesos, porque esa señora es todo menos humilde.
Tía Patricia: Ay mijitos, deben estar muy mal por la muerte de su abuelita... - Más que tú, seguro, vieja ijueputa -.
Cochi: No realmente.
Tía Patricia: ... ¿Qué?
Quackity: Nah.
Tía Patricia: ¿Y tú... Niño? -Nisiquiera se sabe sus nombres jaja ekisde-.
Beni: Bueno, Yo quería a mi abuelita, pero... Ya pa' que, se fue y no voy a llorar por eso. -Dijo encogiéndose de hombros y ganándole a Cochi en el Triki Triki... Por tercera vez-.
Tía Patricia: Que niños más groseros son...
Quackity: Y usted es una doña metiche.
Tía Patricia: ¡Ja! Y así se quieren casar, ya es lo mismo con los niños y las niñas, todos unos irrespetuosos. - Dijo mientras se retiraba, cayendo en un escalón por la puerta por los taconsasos que se cargaba. Estás en un funeral, pendeja, ¿Que haces con tacones de dos metros?..
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Ya a las 10 de la noche apenas de habían ido todos. Gracias a Dios que la doña metiche de la tía Patricia no los acusó por ser muy "groseros", supongo que por el trompazo que se dio en la cara cuando se cayó por el escalón, se le reinició el Windows y se le olvidó todo.
Beni: Oigan, ¿Les parece si vienen mañana a jugar al Mario kart?
Quackity: Jalo, yo traigo mentas.
Cochi: ¿Por qué mentas?
Quackity: Porque si, quiero decir, ¿A quien no le gustan las mentas?
Se despidieron con un abrazo, y Beni vió como Quackity y Cochi se iban caminando hacia la misma dirección, ya que la casa de Cochi estaba literalmente al frente que la de Quackity.

Eran las 4 de la madrugada, cuando el celular de Beni empezó a sonar.
Al principio no contestó y siguió durmiendo (jugando roblox), pero cuando ya iba por la tercera llamada, y se dio cuenta de que era Quackity, decidió contestar.
-LLAMADA-
Quackity: ¡AGUAS, BENI, NECESITAMOS QUE ESTÉS PENDIENTE Y NOS ABRAS LA VENTANA!
Beni: ¿Necesitamos?, ¿Pendiente?, ¿Ventana?... ¿¡Robaron un OXXO o algo así!?
Quackity: ¡Cochi se puso un tatuaje de un chicle, pero un policía pensó que era de verdad y ahora nos está persiguiendo!
-FIN DE LLAMADA-
Beni: Ay, verga... Trago jajaja -"Bromeó" mientras se sentaba en el marco de la ventana esperando a que sus primos llegaran. Sabes que es un verdadero cuate cuando te ayuda a esconderte de la policía por usar un tatuaje de chicle-.
Ya habían pasado 3 minutos, cuando se escuchó como tocaron la ventana, haciendo que Beni se alertara y se apurara a dejar pasar a los otros dos.
Beni: En las cosas que me vienen a meter... ¿Que les habría hecho el policía?, Solo tenían que decirle que no era un tatuaje de verdad o un tatuaje droga.
Quackity: ¿Tu crees que al policía le va a importar?, ¡Directamente nos mete a una celda y espera a que lo intentemos sobornar!
Beni: ¡Quackity, tenemos 10 años, lo peor que podría hacerles es es llamar a mi tío y a tu tutor!
Ellos seguían discutiendo, mientras Cochi comía de un paquete de frituras que ya ni crujían, mientras intentaba quitarse el tatuaje de hello Kitty que había sacado de un chicle que le regalaron.
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