Jane

Parte III

    Seguía con la mirada fija al frente mientras conducía, controlando de vez en cuando los espejos retrovisores, pensando en el sueño que había tenido. "¿Qué demonios fue ese sueño? ¿Qué quiere decirme la muñeca?" Se repetía Miranda una y otra vez, sin respuesta. Esta la encontraría al llegar a esa juguetería.

Cuando llegó, se quedó mirando desde el auto la puerta de entrada a la juguetería, "¿Y si me encuentro con mi abuelo convertido en muñeco? ¿Qué pasa si mi sueño se hace realidad?" pensó con preocupación. 

Salió del auto. Todo en la calle era silencioso, solo escuchaba algún que otro grillo, se dio calor con sus brazos cuando el frío pudo con ella y se acercó a la juguetería. Se sentía tensa, tomó un respiro y puso su temblorosa mano en el picaporte. Al entrar, cerró los ojos con miedo de ver algo no deseado. La valentía surgió en ella y los abrió lentamente, la juguetería se encontraba en penumbras y algo tétrica. Estaba tal la había dejado luego de aquel sabotaje, pero de noche todo era más aterrador, las únicas luces venían de las vidrieras, la luz eléctrica no funcionaba.

Miró alrededor y recordó el lugar que le señaló la muñeca en el sueño, antes de despertar. Caminó hasta los estantes del mostrador y comenzó a revolver entre ellos.

Muñecos, libros, osos pequeños era todo lo que había en los estantes pero nada que le dijera algo de lo que ella quería descubrir. Se sentó en el piso frustrada, suspiró sintiendo el fracaso de su objetivo cuando observó el estante más alto, vio algo que le llamó la atención.

Se paró, poniéndose en punta de pies y trató de agarrar aquel librito que se encontraba escondido debajo de un oso de peluche, apenas llegaba a agarrarlo. Se trepó utilizando como escalón un estante como intento para ganar altura pero éste no soportó su peso y terminó partiéndose. Cuando intentó sujetarse y no caer, manoteó varios objetos pero la gravedad hizo lo suyo. 

La caída fue dolorosa, los objetos del estante cayeron arriba de ella y a su alrededor. Cuando acabó por recuperarse, notó que aquel librito marrón desgastado estaba justo al alcance de su mano. Como toda persona curiosa, lo tomó rápidamente con excitación, comenzó a leer lo que contenía. 

    No podía creer lo que acababa de ver en aquel librito. ¡Era horrible! Ahora, después de mucho tiempo, les daba la razón a sus padres cuando le advertían que se mantuviera alejada de él porque estaba loco, cómo lamentaba no haberles hecho caso.

Salió de la juguetería corriendo, tenía prisa en llegar a casa, tomaba con fuerza aquel librito, se subió a su auto.

Cuandollegó a su casa se aseguró de que Emilia estuviera bien, y así era. Ella estabacompletamente dormida. 

Ahora con paso lento se dirigió al sótano, al armario donde se encontraba aquella... muñeca. Cuando abrió el armario, Jane se encontraba tal cual la había dejado la última vez. La tomó con ambas manos de los hombros y la miró por un momento con sorpresa y nerviosismo. Llevaría todo lo que encontró a la policía.

(Tres semanas después)

  Todo, en poco tiempo, ya era contado por los periodistas como la 'noticia del momento'. Miranda no sabía que pensar, el abuelo que ella admiraba ahora solo era un extraño, un cadáver de tantos. Seguía sin entender como había hecho eso con alguien inocente, era impensable.

Estaba en todos los canales, en todos los noticieros. 

"Muerte de película

La niña desaparecida hace más de diez años llamada Jane González, no solo había desaparecido sino también asesinada de la manera que nadie imaginaría. Luciano Rodríguez, de setenta años, fallecido este año, dueño de la juguetería más conocida del pueblo, fue su asesino.

Su asesinato se describe en un diario encontrado por su nieta Miranda Rodríguez, sobre cómo transformar una persona de carne y hueso en un "muñeco perfecto". El Sr. Rodríguez tenía una obsesión con crear un muñeco que parezca real, y que mejor que utilizar un ser humano para hacer realidad tal sueño macabro.

La familia de la niña quedó en shock al enterarse de todo esto y completamente destruidos por la noticia. Recibirá entierro esta tarde en el cementerio..." 

  Miranda apagó el televisor, no quería seguir oyendo. Cuando fue a la policía solamente les contó lo del asesinato, no les dijo que la muñeca se le apareció en sueños ya que pensarían que estaba loca y no le creerían.

Ahora lo entendía todo. 

Los juguetes destruidos a cuchillazos era la forma que tenía Jane de mostrarle como la atacó el abuelo de Miranda, el golpe en la puerta representaba el golpe en la cabeza que recibió y le dio muerte, el canto que había escuchado era la canción que tarareaba el abuelo mientras realizaba el asesinato y su abuelo convertido en muñeco en su sueño representaba que había sido de Jane luego de morir.

La casa se sentía muy silenciosa. Emilia se había ido, su madre la vino a buscar cuando se enteró de la situación, no quería que Emilia supiera lo que su muñeca era en realidad.

Llegó la noche. Miranda no salió de su casa en todo el día y tampoco contestó las llamadas insistentes de sus padres.

Apagó las luces, subió las escaleras y se fue a dormir. 

***

 Se encontraba en esa juguetería nuevamente pero no adentro sino en la entrada. Miranda no se movía, era como si esperara que alguien saliera por la puerta. 

De pronto, la puerta se abre. Una niña que rondaba los diez años salió de la juguetería con una sonrisa. Pareció no ver a Miranda, pasó por al lado de ésta, dio unos pasos y se volteó.

Miranda seguía callada y quieta. Ambas se miraron, pasaron unos segundos en silencio. 

– Gracias – dijo la niña con una sonrisa y siguió caminando. Cuando se puso de espaldas a Miranda, ésta vio en su vestido, en la parte baja el nombre bordado de Jane.

***

Miranda se despertó en medio de la noche, pero no asustada o nerviosa, tranquila. Miró el techo y sonrió, habló para sí misma.

– De nada – susurró, se acomodó y siguió durmiendo. Mañana sería otro día. 

FIN