La llegada

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Era una noche tranquila en la ciudad, mi hija, esposa y yo caminábamos por la calle más iluminada de la ciudad, por desgracia ese día hubo un apagón el cual causó un caos el cual atrajo un  asesino a nosotros.
Él nos pidió el dinero y los relojes y sin pensarlo 2 veces se lo dimos pero el desgraciado tomo a nuestra hija de protección para poder escapar y eso no lo podía  permitir así que lo ataque lográndolo confundir y liberar a mi hija, lamentablemente el disparo mientras cubría a mi hija por suerte la bala me dio a mi y no a mi hija y dirán porque por suerte pues mi hija es lo más grande en el mundo y ni un solo rasguño le pueden hacer.

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