Iván gemía contra el oído de Rodrigo, dando saltitos para penetrarse a sí mismo. Carrera repartía besos por toda la extensión de su cuello mientras que apretaba con fuerza las caderas del pelinegro.
La sensación de placer extremo que se adueñaba de cada rincón del cuerpo de Iván le nublaba la vista, sumido en un éxtasis profundo y escalofriante. Rodrigo dejó intensas marcas por todo su cuello, admirando al finalizar lo que había hecho con una pequeña sonrisa, reprimiendo sus jadeos.
El interior cálido y apretado de Iván recibía tan bien el pene erecto de Rodrigo que lo hacía sentir como si estuviera volando en el cielo.
—Ah, sí, sí— balbuceaba Spreen, cegado por la excitación que le producía ser penetrado por su amigo.
Posicionó sus manos en los hombros desnudos del petiso y afianzó su agarre cuando la fuerza y rapidez de sus sentones aumentó, la fricción provocada por sus pieles provocaba en Iván un sentimiento inexplicable, pero tan adictivo que creía poder ser capaz de permanecer haciendo eso por mucho tiempo más sin cansarse.
Aunque sus piernas temblaban y a veces fallaban, haciendo sus movimientos sumamente torpes, pero intensos.
Rodrigo llevó su mano hacia el miembro de Iván, acariciando con su dedo pulgar la punta húmeda y realizando movimientos algo bruscos sobre toda la extensión, Iván se sacudía ante la emoción tan abrumadora que provocaba su llanto y sus desesperados gemidos.
Estaba hecho un desastre, su piel sudada, las lágrimas bajando como una cascada, sus mejillas rojas y sus ojos idos, demostrando que realmente era prisionero del placer. Ezequiel estaba encantado con la imagen tan caliente que se postraba ante sus ojos, admirando lo desesperado que estaba Iván por llegar al orgasmo, pronunciando su nombre entre balbuceos casi inentendibles y gemidos que resonaban como música en sus oídos.
—Hm, p-por di-mhj, Rod- ah— ya ni siquiera podía murmurar algo coherente, arrastraba las palabras que se mezclaban con los sonidos obscenos que salían inconscientemente de sus labios ya rojos de tanto ser besados.
Iván estaba a punto de volver a pronunciar palabras incomprensibles, pero su viaje por las nubes del éxtasis se vio interrumpido cuando el sonido molesto de su celular que indicaba una llamada de hizo presente.
Iván detuvo sus saltos, pero Rodrigo apretó sus caderas y lo impulsó a seguir montándolo, con el ceño fruncido. —Contesta.
—N-no, yo- mhj, no p-pued- ah— negó repetidas veces, pero el castaño le hizo caso omiso y tomó el celular perteneciente al más alto, contestando la llamada, y luego se lo pasó a Iván.
El pelinegro agarró su móvil y lo apegó a su oreja, sin siquiera ver el remitente y tratando de seguir con los saltos en el regazo de Rodrigo.
—Eu, Spreen— escuchó la voz de Tomás al otro lado de la línea, —ando aburrido, ¿no querés salir en un rato con Oscu, con Carre y conmigo? Vamos a comer por ahí y capaz después nos vamos al boliche o algo, ¿qué decís?
Rodrigo trató de no reír al ver a Iván tratando de controlar su respiración, y reprimiendo los jadeos que escapaban de su garganta inconscientemente.
—E- mhj, está bien— hizo una pausa, mordiendo su labio inferior, —¿a q-qué- ah, hora?
El ojeroso aumentó la intensidad de las penetraciones tras notar que Iván había dejado de saltar sobre él, haciendo que el antes mencionado le reprochara con la mirada, dejando escapar algunos gemidos que trató de apaciguar con su mano, sin embargo, el oji-verde la quitó de su boca. —Quiero oírte gemir para mí— susurró, demandante.
Iván asintió. —Bueno, Oscu dijo que como a las siete puede, le hablé esta mañana a Carre y dijo que a cualquier hora podía— el pelinegro le miró por un momento y frunció el ceño, él no le había comentado nada, —así que vamos a las siete, Carre te va a buscar en su carro. Eu... ¿'Tas bien? Escuché sonidos raros, no me digas que estás cogiendo por favor— Tomás rió ligeramente.
Rodrigo aumentó la velocidad con la que lo masturbaba e Iván sintió que estaba a punto de desmayarse del placer, sin poder impedirse gemir sonoramente, agradeció haber alejado un poco el celular de su cara.
Volvió a acercarlo cuando pudo calmarse un poco, sin embargo aún su cuerpo temblaba por la excitación y su mente no podía siquiera concentrase en otra cosa que no fuera la sonrisa de Rodrigo y lo jodidamente bien que se sentía ser follado por él. —No, p-pelotudo, mh- no estoy co- ah, cog-cogiendo. Mhj, e-es que estoy- ñgh, haciendo ejercicio— pronunció con una dificultad increíble, sintió la respiración caliente de Rodrigo chocar contra la piel desnuda de su cuello y su espalda se sacudió en un escalofrío, suspirando.
Tomás no estaba del todo convencido, sin embargo, decidió no entrometerse más. —Bueh, me despido entonces... Nos vemos más tarde, chau, suerte en tus ejercicios. Me saludas al Carre.
Antes de que Iván pudiese reprochar, Tomás colgó la llamada y el oji-castaño lanzó el celular a algún lugar de la espaciosa cama, sosteniéndose de nuevo en los hombros ajenos, en los que se podían notar pequeños rasguños pertenecientes a él.
Tomás sabía cosas, Iván jamás le comentó que estaba con Rodrigo durante la llamada, aún así no le dió importancia. Retomó sus saltos y se permitió gemir el nombre del mayor nuevamente, sintiéndose aliviado de no tener que reprimir por más tiempo esos sonidos que, de cierta manera, le avergonzaban.
No pasó mucho tiempo hasta que Iván se corrió en la mano y vientre de Rodrigo, desplomándose en su pecho cuando sintió el pene de Rodrigo hincharse y finalmente llegar al límite en el condón, llenando este del líquido viscoso que, aunque no lo admitiera, quería sentir dentro.
Habían hecho eso en distintas ocasiones, pero aún Iván no se atrevía a pedirle a Rodrigo que no usara el condón, le daba vergüenza.
—Hmm... Creo que tengo un nuevo fetiche— mencionó Carrera con un pequeño deje de burla en su voz. Su pecho se alzaba rápidamente, pues su respiración aún estaba agitada. Aunque no tanto como la de Iván.
—¿Cuál?— cuestionó el pelinegro.
—Escucharte llamar por teléfono mientras te cojo.
—Asqueroso.
Iván golpeó suavemente su brazo, sin ganas. Estaba cansado, sudado y se sentía pegajoso por la mezcla de su semen con el sudor. Su cuerpo aún temblaba ligeramente bajo los brazos del petiso, quien rió ante su ofensa.
—Así me amas.
Raúl se quedó en silencio por un tiempo, cerrando sus ojos. —Sí, lo hago... Lamentablemente.
—Ignoraré eso.
Los dos rieron.
ESTÁS LEYENDO
call.
Fanfiction𝐑𝐎𝐃𝐑𝐈𝐕𝐀𝐍 𖤐﹙𝒊̲.﹚' Iván atiende una llamada mientras tiene sexo con Rodrigo. ' © 𝖻𝗒 ﹫𝘄𝗵𝗼𝘀𝗯𝗹𝘂𝘂𝘃 | 2O22 𝗡𝗢 𝖽𝖾𝗆𝖺𝗇𝖽𝖺𝗋, 𝗇𝗈 𝗌𝖾 𝖼𝗈𝗇𝗌𝗂𝖽𝖾𝗋𝖺 𝗼𝘁𝗽 !!