cinco

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Las manos ágiles del Omega cumplieron lo que TaeHyung había estado diciendo todos esos días, sus dedos se hundían poco a poco en los muslos duros y fuertes de su Alfa, masajeaba suavemente con una idea vaga de cómo sería morder la zona, vengarse de su vampiro y colocar allí una linda mordida.

La situación no era tan usual como la de hace unos días, no se encontraban en la privacidad de su habitación tumbados en su cama, ahora estaban en el trabajo de JungKook. La oficina a la que acudía algunas veces era realmente grande y moderna, altos ventanales perfectamente limpios hacían relucir el paisaje infestado de rascacielos cristalinos, calles pequeñas se veían desde la altura del edificio en el que estaban y TaeHyung se divertía como un cachorro viendo las nubes en lo alto del cielo azul.

JungKook era reportero pero después de decir que padecía una extraña enfermedad en la que salía afectado si recibía luz solar por poco tiempo, sus jefes movieron todos los puestos disponibles y ocupados con tal de tenerle en el noticiero, así que se le permitía trabajar desde casa y desde dicha oficina.

Los encargados de cámara estaban frente al escritorio, algunos del guion patrullaban y supervisaban lo demás, había mucha gente en la sala, pero ninguno de ellos notó al Omega debajo de la mesa.

TaeHyung mantenía unos luceros peligrosamente atentos en las acciones lentas de JungKook mientras tenía entre sus dedos largos la cremallera del pantalón de tela, jugando a tentar. La voz del Alfa comenzaba a vacilar ante la resequedad, tenía las mejillas ardiendo en un fortísimo rojo y con sus ojitos tornándose del color de la sangre fue a advertir a su pareja entre sus piernas, inocentes orbes pecadores le veían. Una suave y hermosa sonrisita se dibujaba en sus labios y tras darle un vistazo entendió que no se detendría.

Seguía diciendo las noticias pero su mente había seccionado el noticiero y la excitación, una parte de Jeon estaba concentrada en decir sus cinco minutos de guion y la parte restante había dado rienda suelta a sus instintos, logrando que TaeHyung tuviese en su mano el miembro erecto del Alfa.

—... tras el hallazgo de dos cuerpos femeninos y uno masculino, los equipos de rescate y búsqueda planean expandir los sectores de búsqueda a lo largo del derrumbamiento pues se estima un aproximado de diez fallecidos. —Una de sus manos se escondió debajo del escritorio, a ojos de los espectadores y de sus compañeros de trabajo no era nada anormal, pero TaeHyung se mofó divertido cuando JungKook acarició el lóbulo de su oreja— Por el momento, se prohíbe el paso de residentes a los pisos cercanos para evitar otra catástrofe en caso de un nuevo deslizamiento de tierra.

JungKook mantuvo su postura un par de segundos hasta que la luz verde se volvió roja, dando por acabado su turno.

—Buen trabajo, nos vemos mañana. —Murmuró con los labios temblando.

TaeHyung estaba investigando. Nunca le había hecho un oral a JungKook. Lo había masturbado muchas veces, ese número aumentó mucho en su embarazo, cuando sus cachorritos prohibían las relaciones sexuales entre ambos y la única solución era aquella. Pero tenía curiosidad por atreverse a hacer lo mismo que el vampiro había hecho con él.

Nadie se había movido de sus sitios, recogían despacio mientras comentaban temas triviales y relacionados con las recientes noticias, ajenos al Omega que ya había introducido el glande a su boca.

JungKook soltó un sonoro suspiro.

—¿Todo bien? —Cuestionaron frente a él.

El Alfa tragó con dificultad e intentó asentir, decirle que todo iba perfectamente y fingir interés en sus papeles, pero TaeHyung no se quedó en la punta. Empujó su cabeza hacia el fondo, lo máximo que pudo.

JungKook blanqueó los ojos.

—¿Quieres un vaso de agua? —Alguien más inquirió.

Y no tuvo más remedio que asentir.

El Omega retrocedió y sin sacarlo volvió a engullir.

JungKook hizo una mueca y no aguantó mucho más, retuvo al Omega en aquella posición tras tomarle de la nuca.

—¿Te ocurre algo?

—E-Esto de... hablar de muertos y accidentes... —Balbuceó recibido el vaso de agua— me revuelve el estómago...

TaeHyung apretó los muslos del vampiro hasta clavar sus uñas con fuerza, se estaba quedando sin aire. La punta del pene en su boca estaba haciéndole cosquillas en la garganta, sentía las palpitaciones, el líquido preseminal se había mezclado con su saliva y era la misma sustancia espesa que se desbordaba por las comisuras de sus labios al rededor del miembro.

Justo antes de mandar a la mierda la discreción, JungKook le liberó. Tuvo que coger aire en bocanadas silenciosas y cortas para no delatarse, aún así la sed de volver a tragar el miembro de su pareja pudo más con la necesidad de oxígeno.

Así que repitió lo anterior. Fue introduciendo poco a poco el pene, jugando su lengua en el glande, rodeó con su mano la base y con cuidado gimió. Las vibraciones hicieron que JungKook volviese a perder los estribos.

—A-ah...

Tres pares de ojos se pararon en él.

—¿Estás llorando? —El chico que controlaba las cámaras esta vez se preocupó al ver tomar su rostro en la mano que aún mostraba, pero antes de que pudiese llegar al escritorio JungKook le vio asustado.

—¡No! —Gritó y el muchacho frenó en seco. TaeHyung saboreó divertido— Perdón... y-yo... sí, estoy bien. Es solo que...

El Omega no resistió.

—¡Ah!

Los colmillos chiquitos y adorables del omega chocaron en la punta del miembro de JungKook y un dolor mortal recorrió tres veces seguidas la columna vertebral del Alfa, provocándole un ataque de temblores agudos que se extendieron en ondas por el resto de su pene. Si no se agachaba a comprobar, JungKook podía jurar que TaeHyung le había arrancado parte de su masculinidad.

—JungKook-shi, es mejor que te marches a casa... estás muy rojo y haces cosas extrañas, ¿te dio el sol al venir hasta aquí?

No le había dado el sol, le habían mordido el pene.

the bunny bites | kooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora