Parte Unica

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Howl había esperado dos temporadas para este momento: la primavera. Durante seis meses en su cabeza reinaba una cosa, algo que lo mantenía despierto hasta bien entrada la noche y lo distraía en el día. Howl quería pedirle matrimonio a Sophie.

Si bien habían vivido juntos desde incluso antes del comienzo de su relación, él no podía evitar pensar que era necesario una linda celebración para formalizar las cosas. Quería que todos supieran el gran lazo que los unía, que no era algo temporal, que Howl Pendragon ya no le tenía miedo a lo permanente ni al amor. Pero mas que nada, deseaba poder expresarle a Sophie en acciones todo lo que el sentía por ella, porque las palabras ya no eran suficientes. Y que quería que esto que tenían juntos fuera para toda la vida.

El problema era que, naturalmente, el mago quería que fuera la propuesta mas maravillosa y perfecta del mundo. Él habría movido las mismas estrellas para escribir en el cielo la importante pregunta (con un poco de investigación en magia antigua seguro que lo lograba). Pero hablábamos de la modesta Sophie Hatter, cualquier cosa que fue demasiado ostentosa no seria de su agrado. Aunque era algo Howl no podía entender, él era consciente de que estas diferencias eran la clave del balance en su relación.

Aun así, esto no iba a dejar que lo desanimara de preparar algo no menos que perfecto. Se le ocurrió aprovechar la belleza natural de los campos con flores que tanto amaba su querida como el escenario de dicho suceso. Solo era cuestión de esperar a que el tiempo hiciera lo suyo y la primavera viniera.

A partir de ahí planeó todo; encargó los anillos con un diseño propio, pensó en la comida que serviría en el porche de la vieja cabaña en la que pasaba sus días de aprendiz, aprendió a encantar luciérnagas para darle ese toque especial, hasta planeó tocar una canción en su vieja guitarra en caso de a la noche le faltara música. Era lo más "simple" que podía pensar.

Después de la interminable espera, llegó el día. Ordenó a todos los habitantes del castillo que no molestaran a la pareja esta noche. Por supuesto, Marc se había dado cuenta que su maestro se traía algo entre manos, pero como lo notó particularmente nervioso no dijo nada. Howl incluso le sugirió a Calcifer que fuera a pasear, ya que, a pesar de ahora ser un demonio libre, no salía mucho.

Al caer el sol, Howl había colocado todos los elementos para esa noche en la mesa solo para asegurarse de tener todo. Jamás había sido tan precavido pero la ansiedad había despertado una nueva faceta en él. Nada podría ser menos que perfecto. Esta podría ser una de las noches mas importantes de su vida después de esa en la que Sophie, convertida en anciana, se escabulló dentro del castillo.

Platos, copas, mantel, comida, vino, velas y los anillos. La guitarra estaba en la cabaña y las luciérnagas ya estaban encantadas. El mago repasaba su lista una y otra vez hasta que escuchó la puerta de la habitación de Sophie abrirse. Apurado, él guardó todos los elementos dentro de una canasta y se apresuró a posar relajado, sin ser muy consciente de que no se veía muy creíble.

Sophie apareció en la sala con un bello vestido azul profundo con delicados detalles dorados en las orillas de la falda, mangas y cuello. Era un regalo que Howl había dejado más temprano en su cama junto a una invitación a cenar solos esta noche. El cabello plateado de la chica había crecido y caía en cascada alrededor de su rostro hasta su pecho; realmente relucía como una estrella en el cielo nocturno.

Howl vestía una simple camisa blanca con pantalones del mismo azul que el vestido, adornado con unas simples joyas en dorado para combinar con su amada. Este soltó un tierno suspiro cuando la vio, se acercó a ella y le besó la mano. Sophie se rio, este tipo de gestos de su pareja los encontraba un poco dramáticos pero muy tiernos.

- Oh Howl ¿Acaso me he olvidado de alguna fecha importante?

- Para nada, mi querida. Simplemente se me ocurrió que hace mucho tiempo que no tenemos una cena solos-. Contestó Howl mientras la tomaba de un brazo y recogía la canasta.

Anillo de flores- El Castillo VagabundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora