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Capítulo 01 — Todo Ha Cambiado

Algunas personas sueñan con el éxito, otras hacen que suceda

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Algunas personas sueñan con el éxito, otras hacen que suceda.
—Memo Ochoa


Johannesburgo, Sudáfrica
2010

Ser relegado a quedarse en el banquillo una vez más, no era la mejor decisión que había tomado Javier Aguirre, cosa que sabía muy bien Guillermo Ochoa. Y no es que Óscar Pérez no sea un buen portero -porque claro que lo es- sino que aún no sabía exactamente el motivo para el que lo habían convocado. 

¿Será que «El Vasco» solo lo convocó para tragar moscas? Se quedaría con la duda, porque ganas de preguntarle le faltaban al joven mexicano. 

Aunque sacándole el lado bueno al asunto, es que el juego no se veía tan mal desde donde él estaba. Esta era la ronda decisiva para ver si pasaban a cuartos de final, y tener por lo menos un poco de probabilidad de ganar la copa, aunque esa pequeña esperanza se iba desvaneciendo lentamente al pasar de los minutos. 

Sin embargo, sus ojos captaron a uno de los jugadores más hábiles del equipo rival: Lionel Messi. No era la primera vez que lo veía, ni tampoco sería la última, pero desde la primera vez en la que se cruzaron en Alemania hace tan solo cuatro años atrás, nunca pudo dejar de verlo brillar en la cancha desde ese entonces. Primero en Alemania, luego en Venezuela y ahora aquí en Sudáfrica. 

Y ahora con 24 años, los mismos sentimientos por el delantero argentino seguían ahí. 

El medio tiempo había llegado y estaban 2-0 a favor de Argentina. Los jugadores de la selección mexicana se reunieron entonces en los vestidores para beber agua y retomar energías en los quince minutos de descanso que tenían. 

Lo primero que llegó al olfato de Memo al entrar en los vestidores, fue el olor a violín de sus compañeros. No hizo mucho esfuerzo en ocultar su cara de asco, además solo estaba ahí para conversar con Chicharito, su mejor amigo. 

Si fuera por él, se hubiera quedado en la banquilla. 

Logró divisar a este último en una parte algo alejada de la habitación, así que decidió ir a conversar con él un poco. La charla entre ambos jugadores se sintió amena y entretenida hasta que se colocó sobre la mesa el tema de que Ochoa no había jugado en toda la fase de grupos ni un solo partido. 

Javier entonces notó la decaída del animo en su amigo, podía ser muchas cosas, pero jamás un ciego.

—¿Venga fiera que tienes? —Cuestionó el 14 de la selección mexicana al portero de rizos marrones.

—Pues este wey, pinche director que no me deja entrar a porterear. 

—Pues si Memo, pero ¿qué chingados puedo hacer yo wey?, exacto pinche idiota, nada —Dijo obviando la situación, sin dejar el lado el tono divertido. Quería animar al menos un poco a su mejor amigo.

retrouvailles || messichoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora