Regalo

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No era inusual, desde hacía ya bastante tiempo, el que Uzi le llamase a la improvisaba habitación que se hubiera hecho para sí dentro de la capsula; no, en absoluto, de hecho, lo que se enrareció era el tiempo en que estando desocupada, no anduviera por allí, fuera ya conversando con ella o bien haciendo cualquier otra cosa para pasar tiempo juntas, incluso el simplemente estar ahí, a su lado, mientras ella se investía a sí misma en su trabajo con nuevos planos para el catalizador fotonico, en una callada pero cómoda compañía con la cual las miradas enamoradas iban y venían en un silencio tan apacible que, en ocasiones, las dos encontraban grosero el interrumpirlo siquiera.

Hoy, sin embargo, parecía ser que la misma obrera le tenía algo muy especial preparado. Escuchaba atentamente con sus sensores auditivos el cómo parecía estar dándole los toques finales a algún artefacto a espaldas suyas, mientras aguardaba sentada en un taburete que la misma Uzi restauró hacía unas semanas. A petición de ella había tenido, al apenas entrar, que estarse sentada ahí, con los sensores ópticos cerrados, todo con el fin de no "estropear la sorpresa".

"¿Te falta demasiado?" J pregunto, divertida e impaciente, mientras su cola hacía movimientos tranquilos detrás suyo.

"Aguanta ahí" Vino la después de la peli-morada, antes de escuchar otros dos golpes de su martillo y el ruido tan característico de su soplete de plasma "Casi terminó"

J soltó un entretenido "hum", mientras pensaba en qué clase de cosa podría estar trabajando su novia. Esperaba, de manera comprensible, alguna clase de nueva arma, como quizás una bomba cacera capaz de vulnerar el blindaje de una unidad de desmontaje, o, en su defecto, algún añadido extra para su catalizador fotonico; del cual se encontraba particularmente orgullosa de haber logrado ensamblar y que le quería mostrar. No ceso su sospecha cuando los martillazos y el soplete dieron paso al suave ruido de pintura en spray. Al poco, noto como esta se colocó detrás de ella.

"Bien," La voz de Uzi expresaba cierto entusiasmo "¿Lista para la sorpresa?"

A J le encantaba lo gustosa que era su amante del suspenso, y no podía sino encontrar aquel rasgo plenamente adorable.

"Si" Carcajeo un poco "Debe ser un arma bastante buena, ¿Verdad?"

"¿Quién dijo algo de un arma?" Le replico, satisfecha al notar el leve movimiento en la cabeza de su contraria, indicando que le había tomado algo por sorpresa con esa frase "Ahora, quédate quieta"

Eso ultimo capto el interés de la desmontadora de sobremanera. Haciéndole caso, se mantuvo quieta en su lugar, apartando levemente su cola y dejando que la punta reposase cuidadosamente en su regazo; aguardo a que la obrera hiciera lo que sea que fuese a hacer, cosa en la que esta no demoro demasiado. De un momento a otro, sintió como su contraria le colocaba algo alrededor del cuello: Los dedos de Uzi solo rosaron levemente su metálica piel mientras parecía manipular algo en el artefacto por breves segundos, tras lo cual este se cerró alrededor de su cuello, ajustándose bien al ancho de este.

"Muy bien" Le dio unas rápidas palmadas en la espalda, fue y vino a su mesa de trabajo en pocos instantes "Abre los ojos"

Sus sensores ópticos inmediatamente se abrieron. Y se vio así misma reflejada en un pequeño espejo sostenido por Uzi, el cual prontamente sostuvo en sus propias manos, mientras la obrera volvió a ubicarse detrás de ella, con sus manos en los hombros de la líder del escuadrón. J no tardo en avistar la nueva añadidura a su vestimenta: Una versión algo más robusta y metálica del adorno que siempre su novia llevaba en el cuello; del mismo color negro, pero con pequeños detalles ambarinos. La elaboración era un testimonio de los recursos limitados que Uzi tuviera en la torre, así como el hecho de que ella tenía más madera de armera que de artesana, pero eso a J realmente no le importaba, no cuando un poco de rubor invadió su visor, y comenzó a fluir por sus circuitos esa sensación nebulosa de bienestar siempre asociada a los momentos de intima conexión que tenía con Uzi.

"E-esto..." Murmuro levemente.

"Yup" Uzi echo su brazo su izquierdo alrededor del cuello de J, mientras que con su otra mano jugaba un poco con una de las coletas de su peinado "Ahora mismo no tengo material para modificar tu traje, o algo así, pero se me ocurrió que podríamos llevar estos adornos las dos. Eso sí, el tuyo está hecho de una aleación de metal reforzado, además de tener un pequeño cierre magnético lo suficientemente pequeño como para que no interfiera con tus sistemas: No quiero que se te vaya a caer o romper en alguna ronda de caza o una de tantas peleas, ¿te gusta?"

J parpadeo un par de veces.

"Me encanta, Uzi" El nombre de la obrera salió de sus labios como si fuera miel "Es muy bonito" Sus dedos se pasearon por la artesanía con inusitada delicadeza "Gracias"

La de cabellos morados sonrió, dejo la coleta de J en paz y le envolvió de lleno en un abrazo, antes del cual, con cierto esfuerzo, le logro dar un beso en los labios con muchísima ternura, pese a la algo incómoda posición que hubiera escogido para hacerlo.

"Cuando quieras" Recostó su cabeza junto a la de J, quien seguía observando el adorno en el espejo "Si quieres que te haga alguna otra cosa, solo pídemelo" Suspiro un poco "De verdad podría intentar diversificarme un poco; las armas son muy divertidas, pero creo que hacer algún que otro accesorio para ti podría ser más interesante y menos complicado"

Ante la última parte de la frase, J no pudo evitar esbozar una sonrisa picará, mientras dejaba el espejo en el suelo y acariciaba con afecto y dulzura los brazos que le rodeaban.

"Si te lo pido, ¿eh? ... ¿entonces me harías una tiara rosa con unicornios broquelados?" Le pregunto, mientras su cola, ahora retirada de su regazo, comenzaba a envolver un poco a la obrera por el torso.

"Blugh" Uzi hizo un gesto humorístico de asco "Tú tienes mejor gusto que eso, chica," Su voz se redujo a un mero susurro "Aunque si me dejas cambiar los unicornios por demonios, y el rosa por negro, podría ..."

"Fufu" Replico sardónica la de albos cabellos "No suena tan mal, aunque, ¿Segura que no puedes dejar el rosa?, ¿ni siquiera por mí, querida Uzi?"

La nombrada fingió meditar profundamente la petición¸ incluyendo esta pequeña puesta en escena un muy teatral "Hmmm", el cual se prolongó por unos cuantos segundos, antes de responder:

"Ni en un millón de años" Respondió campante, rozagante y llena de desafío.

J soltó una enérgica risa. Mas extensión de su cola envolvió a la de purpura interfaz e hizo que quedase irremediablemente abrazada a ella. Las dos se quedarían así por lo menos otro rato, después, bien podrían ver algo de anime, ahí en la pequeña e improvisaba cama doble que la obrera tuviese al fondo de la recamara, y quizá, después de eso, una siesta, con su pequeña obrera sujeta firmemente, mientras ella pendía de un poste que su novia hubiera preparado especialmente para ella en el techo del lugar.

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