Gato desamparado

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CAPÍTULO I: Gatito desamparado

Wei Ying era una gatita traviesa.

Una vez perteneció a una feliz pareja casada. Siendo ellos quienes le dieron su nombre. Al menos así le llamaba su madre cuando le reprendía por ser demasiado glotona.

Cuando sus padres fueron a dormir bajo tierra , los Jiang le tomaron bajo cuidado. Mantuvo el nombre de Wei Ying como decía su cartilla de vacunas, y Jiang YanLi, la hija mayor de la familia, quien pasaba sus tardes después de la escuela mimando y consintiendo sus caprichos, la llamó A-Ying .

Ser traviesa era su mayor cualidad. Curiosa, energética y desordenada.

También era su mayor defecto.

"¡Nadie quiere a los gatos traviesos!" , decía la señora Yu.

Así que pronto dejó de ser querida por su familia.

Ella aprendió la lección, pero fue demasiado tarde para probar que podía ser un buen gato.

Una vez tuvo un hogar, hasta que fue abandonada. Ahora era un gato libre que podía vagar por el mundo sin ningún apego que la detuviese de explorar el vasto mundo y comer tanta comida deliciosa como deseara.

Pero no importó, los humanos apestaban y eran demasiado estrictos para su gusto.

¡No comas eso!

¡No arañes eso, gata malcriada!

¡Deja de maullar! ¡Eres tan ruidosa!

¡¿Quién te dijo que podías jugar con mis Jinzhu y Yinzhu?!

¡Gata ladrona!

¿Acaso lo que A-Li te da no es suficiente?

¿Por qué te comes la comida de Jinzhu y Yinzhu?

Llegó a la conclusión de que la vida en las calles era lo mejor. Una gatita callejera no debía rendir cuentas a nadie. Era dueña de su propio destino y eso estaba bien, porque Wei Ying era muy feliz siendo una vagabunda.

Durante el día robaba peces de la pescadería local, al atardecer perseguía palomas en el parque, disfrutaba ver a las personas correr de arriba a abajo cazando las ofertas del mercadillo de Yiling y por las noches saltaba de tejado en tejado hasta encontrar un sitio lo suficientemente cómodo para quedarse dormida.

Un día, en su camino a casa de la abuela Wen, quien siempre le daba bocadillos de gato, vislumbró una adorable bola de pelo tomando una siesta en el alféizar, cerca de la albardilla de una casa cercana.

Wei Ying detuvo sus pasos. La mota de pelo se destacó por un enorme y ridículo lazo azul pálido atado al cuello. Wei Ying inconscientemente pensó en un enorme listón de regalo.

Jiang YanLi solía atar esa clase de decoraciones a ella; eran estorbosas y causaban comezón. Pensó en lo desdichado que debía ser aquel gato mimado.

Decidió acercarse a saludar. Wei Ying era buena haciéndose amiga de los gatos del vecindario. Estaba ese gato remilgado, Meng Yao, en la familia Nie, y los gatos de la familia OuYang. Recordó brevemente a la iguana de los Cao, y en igual medida el gorrión de Nie Huaisang.

Wei Ying llegó al borde de la ventana.

Para su sorpresa estaba cerrada.

El otro gato pareció notar su presencia y abandonó su siesta bajo el sol. Pestañeó con somnolencia hasta que irguió su postura en algo más a la defensiva.

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