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Febrero. 27, 2022. Charlotte, Mecklenburg, Carolina del Norte.
Camino por el largo pasillo viendo alguna que otra persona deambular por el lugar. Doy unos pequeños golpes a la puerta de la oficina donde me esperaba Adeline, una de las mujeres que forma parte del staff de la agencia.
Ella me llamó el día anterior pidiendo que viniera hoy para hablar conmigo. Seguramente el motivo de su llamado debe ser el mismo de siempre, una oportunidad de trabajo.
—Adelante.—abro la puerta luego de escuchar su voz, y la veo en su escritorio mientras lee una hoja y luego la deja para observarme a mi.—¿Como estas Liv? Toma asiento.—me señala la silla que esta frente a su escritorio.
Dejo mi pequeña cartera sobre mi falda mientras la observo esperando a que hable.
—Bien, te cuento. Una marca vio algunas fotos de nuestras chicas, incluida vos, dijeron que vos das el perfil perfecto para el estilo de ropa de su nueva temporada.
—¿Que marca y de que estilo de ropa?
—Es la línea de ropa de un jugador de la nba. LaMelo Ball.—toma su teléfono que esta sobre el escritorio y me lo da desbloqueado dejándome ver alguna de las prendas de la linea.
—¿LaMelo?—ella asiente.—Si, lo conozco. No sabia que tenia una línea de ropa.—comento mientras observo atentamente las imágenes por unos segundos y luego le devuelvo el teléfono.—¿Donde va a ser la locación?
—En uno de los edificios céntricos. Tenés hasta mañana para dar una respuesta.
—No es necesario, ya lo decidí. Acepto.
—Perfecto. Luego te paso la información por gmail.
—Genial.
—Ah, Liv, preguntan si es necesario que te recojan o vas por tu cuenta.
—Voy por mi cuenta.
—Bien, podes ir acompañada si lo deseas.
—Perfecto. Gracias Ade.—me levanto de la silla y le extiendo la mano para despedirme.
—Nos vemos Liv.
Marzo. 2, 2022.
—¡Vamos Leah!—bufo por quinta vez mientras espero a que mi amiga termine de arreglarse. Ella es la que siempre me acompaña cada vez que mi mamá no puede, y hoy era ese día.
—Ya estoy, Vamos.—sale del baño apresurada y a la vez intentando no caerse con las bucaneras de taco aguja que lleva puestas.
—Diez minutos Leah.
—Lo se, perdón. Es que seguro hay buena iluminación.—me río mientras camino. Leah siempre aprovechaba las sesiones para hacer su propia sesión, es por eso que la estuve esperando diez minutos mientras se producía.
