Pedro despertó en la madrugada, sudado y nervioso, con el pulso acelerado. Sus sueños habían decidido atormentarlo esta noche.
Se había dormido pensando en lo que le había dicho Eva "manténme al tanto de los pensamientos sobre tu compañero de equipo" ella fue la primera en percatarse de lo que estaba revolucionando la mente de Pedro, por supuesto que ella era observadora y había visto las enormes sonrisas que le dedicaba a Pablo, sonrisas que ni ella siendo su novia había podido crear en el rostro de su novio, también se había fijado en esos abrazos llenos de sentimientos, en que la primera mirada al terminar un partido siempre iba hacia la misma persona y en todos los mensajes que Pedro recibía a altas horas de la noche y que él no tardaba en contestar.
Pedro soñó con las mil formas en las que Eva podría haberlo odiado por todo eso, pero en cambio fue comprensiva, y tal vez ella estuviese contenta con el desarrollo de los hechos pero Pedro estaba hecho un lío de pensamientos.
Porque sí, Eva tenía toda la razón, Eva había observado bien, Eva no se había equivocado nunca a la hora de leer a Pedro. Sí, él llevaba todo este tiempo pensando en Pablo, en él, en todo lo que él provoca en el mundo de Pedro y en todo lo que siente hacia él.
Trató de tranquilizarse y respirar hondo, pues esa gran duda existencial y esa palabra que llevaba tanto tiempo por su cabeza, amor, no desaparecería hoy.
Pedro cerró los ojos de nuevo, preparándose para todas las preguntas que le darían sus compañeros de equipo al no ver a su ahora exnovia animándole en los partidos.
··· ¡! ···
El despertador sonó al fin y Pedro se desperezó lentamente intentando conseguir la voluntad para destaparse y enfrentar el frío de la mañana.
Cuando terminó de vestirse y se disponía a peinarse para ir a hacer unos recados antes del entrenamiento matutino le sorprendió el sonido del timbre de la entrada y casi corriendo fue a ver quién era.
Al mirar por la mirilla no vio a otro sino que a su compañero de equipo, aquel que le había hecho pensar tanto.
Le abrió la puerta y él entró con toda su alegría, como Pedro por su casa, nunca mejor dicho.
—¿Buenos días? —Preguntó Pedro levantando una ceja y sonriendo.
—¿No leíste los mensajes del grupo de whatsapp? —Preguntó Pablo como riñendo a Pedro por no haberlo hecho.
—¿No...?
—Pues te lo resumo, hoy van a duplicar el entrenamiento para compensar que ayer y antes de ayer no se pudo, tenemos que estar allí a las diez y son... —Se detuvo un momento a sacar su móvil del bolsillo y mirar la hora—. Las nueve y media.
—Y estás aquí para que te lleve.
—Sí, el bus me llevaría tarde. —Pedro suspiró ruidosamente pensando en todas las veces que Pablo le había pedido si podía llevarlo al entrenamiento con timidez y ahora simplemente le dice que va con él, después de todo viven muy cerca, sus edificios comparten una misma pared.
—Vale, vale, pero espera a que me peine.
—Vale. —Pablo sonrió un poco y se sentó en el sofá sacando el móvil para seguir leyendo despreocupadamente los mensajes de whatsapp que iban dejando sus compañeros de equipo mientras que, al contrario, Pedro estaba hecho un lío, pensando en lo feliz que le hacía la inesperada visita de Pablo después de dos días sin verse.
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Pensar en alguien más ‒ Pedri y Gavi
RomancePedro lleva un tiempo pensando, un tiempo más prolongado de lo que hubiese querido, y su novia se ha dado cuenta antes que él mismo de lo que tantas malas noches le estaba haciendo pasar.