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—Vamos, Taehyun, deja de quejarte tanto, solo camina—Yeonjun jaló a su mejor amigo por la acera mientras un puchero se formaba en sus labios.
—No me gustan las bibliotecas, son aburridas y solo van ancianos—explicó, caminando con desgano tras el pequeño y berrinchudo pelinegro.
—En primer lugar, no soy un anciano, en segundo lugar, tienes que conocer a mi futuro novio—sonrió enormemente al escuchar sus propias palabras en voz alta.
Taehyun rodó los ojos y evitó hacer otro comentario, Yeonjun solía ser un chico muy enamoradizo, especialmente con los chicos guapos. Relacionaba ese comportamiento con el hecho de que le gustaban mucho los libros de romance, esos libros en donde describen al personaje principal como el hombre perfecto, y siempre tenía expectativas altas en cuanto a sus gustos, así que no tenía dudas de que su nuevo amor, muy probablemente era un chico guapo, o misterioso, o el típico chico malo, o un amargado.
Ya saben, lo que llama la atención.
Yeonjun sintió su corazón latir con fuerza cuando llegaron a la puerta de entrada, apretó con más fuerza su mano alrededor de la muñeca de Taehyun, nervioso.
—Recuerda que yo lo vi primero—le dijo, obteniendo un asentimiento de su parte.
La campana de la entrada sonó nuevamente, llamando la atención del rubio. Las mejillas de Yeonjun tomaron un leve color rosa cuando la mirada de Soobin se posó en él, quedándose quieto unos segundos antes de empezar a acercarse al mostrador.
Taehyun se soltó del agarre de Yeonjun, viéndolo avanzar hacia el chico que estaba sentado frente al mostrador. Negó con la cabeza y suspiró, tomando la decisión de sentarse en alguna mesa para ver desde ahí la posible humillación y esperarlo.
—Hola—Yeonjun juntó sus manos, balanceándose suavemente sobre sus pies.
—Tú otra vez.
—¿Si me recuerdas?—su sonrisa se ensanchó con la idea del rubio pensando en él.
—Viniste ayer y me estuviste viendo todo el rato, claro que te recuerdo.
—Es que eres guapo—las palabras solo salieron. Soobin enarcó una ceja y ahora, Yeonjun solo quería correr y esconderse por ser tan boca suelta.
Taehyun escondió su rostro entre sus manos y suspiró con vergüenza al escuchar lo que Yeonjun había dicho, por eso es que nunca lograba nada con nadie, era demasiado directo y no comprendía que no a todos les parecía que era algo bueno. La mayoría del tiempo, Yeonjun solo se dejaba llevar y decía las cosas sin pensarlas antes, y otra vez, estaba cometiendo el mismo error con el pobre rubio, su nueva víctima.
—¿Gracias?—se sentía extraño, sus mejillas se calentaron y subió el libro hasta la altura de su rostro, ocultándolo—¿Necesitas algo?
—Tu número de teléfono—respondió, sumergiéndose ambos en un silencio que empezó a poner ansioso al pelinegro mientras Soobin volvía a sonrojarse—Me llamó Choi Yeonjun—cambió de tema rápidamente—¿Puedes decirme como te llamas tú?