Capítulo 1

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Nicholas:

—¿Quién eres tú? —esas tres palabras me sacaron de sí por completo.

«El doctor no dijo nada de amnesia como efecto secundario; ¿qué mierda es esto?»

—Elizabeth, mírame, soy yo, Nicholas —hago un segundo intento sin perder la esperanza, pero su expresión facial me la arranca de forma cruel.

—No conozco a ningún Nicholas —un segundo golpe, directo al corazón, no puedo, no puedo con tanto.

—¿Qué hago aquí? ¿Qué sucedió? —cuestiona asustada al caer en cuanta de cuantos aparatos tiene conectados a sí.

—¿No recuerdas nada? —niega con la cabeza. «¡Esto no puede estar pasando!»

—¿Dónde están mis padres? —insiste tras encontrarme en completo silencio, dolido por ver como todos nuestros recuerdos se esfumaron de su memoria.

—No sé, yo...

—¡Quiero ver a mis padres! —asiento, sin fuerzas para seguir intentando hacerla entrar en razón. Salgo de la habitación y busco al doctor responsable de Eliza.

«Necesito darle una explicación a mi corazón en este momento».

Camino por los pasillos del hospital, sin la menor idea de qué hacer o decir. Tropiezo de frente con un hombre de bata blanca que caminaba ensimismado al igual que yo. Para mi suerte, es justo a quien buscaba.

—Elizabeth despertó —digo sin mucho ánimo. Es irónico, puesto que hace unas horas era en lo único que pensaba.

—Ya era hora muchacho —responde dándome una palmada en el hombro izquierdo.

—Doctor, ¿es normal que no me conozca?

—La pérdida de memoria momentánea puede ser uno de los síntomas del coma farmacológico al cual le fue inducido; sin embargo, puede extenderse si su mente lo relaciona con el episodio traumático que vivió por lo que borrará cualquier cosa que la lleve a recordar lo que pasó.

—¿Qué me está queriendo decir? ¿Es posible que Elizabeth no vuelva a acordarse de mí?

—Ella necesita tiempo, los pacientes que sufren este tipo de eventos suelen tardar bastante en recuperarse del todo, hay que ver como ella evoluciona. Si me disculpa, tengo que ir a evolucionar a otro paciente...

Dio media vuelta y se fue, dejándome en aquel pasillo con la incertidumbre y el pensamiento revolucionado.

Le envío un mensaje de texto a Natalia para que le avise a los padres de Liz antes de que se apague por completo, tiene apenas un cinco por ciento de batería. «¡Otra vez vuelvo a quedarme dormido y no cargo el celular, vaya novedad!».

Caigo en cuentas que faltan diez minutos para que empiece mi turno, como siempre, no me va a dar tiempo llegar.

Media hora después me encuentro en la cocina del restaurante donde trabajo explicando la tonta excusa que se me ocurrió esta vez a mi jefe que estaba sustituyendo al cocinero hoy.

—Escúchame Nicholas, te pago para que lleves los pedidos no para que llegues tardes. Esta es la sexta vez en la semana...

—Lo sé y me disculpo por ello, juro que no...

—No, definitivamente no volverá a ocurrir porque estás despedido.

Aquel señor de alargada edad está tan colérico en este instante que al levantar las papas fritas estas volaron por toda la cocina, enfureciéndolo más.

Por su bien, ya que parecía que estallaría en cualquier momento, decido irme del restaurante.

«¡Genial, a buscar otro empleo!»

Camino hasta el aparcamiento y arranco la moto para dirigirme al apartamento, mi mente necesita un descanso.

Un rato después, me deshago del casco, el cual lanzo hasta el sofá y cargo el celular en el tomacorriente más cercano. Preparo una jarra de café mientras escucho las noticias, cualquiera diría que soy una persona de la tercera edad.

Una vez sentado en la tarraza, enciendo el celular y veo que tenía dos mensajes nuevos de Natalia y una llamada perdida.

Natalia: Ya le avisé a los padres de Liz, están en camino. Me pidieron un montón de explicaciones que no supe dar; solo espero que haya sido buena idea llamarlos.

Pd: suerte conociendo a tus suegritos.

Por más que quiera evitarlo, no puedo seguir huyendo de ello. Tengo que conocerlos y explicarles muchas cosas, pero ahora lo más importante es que Liz recupere pronto la memoria y se reincorpore a sus actividades diarias.

Reviso el historial de llamadas y aparece una de un número desconocido. Había dejado un mensaje de voz en el buzón.

—Soy yo, el teniente Bailey. Necesito que te comuniques conmigo cuanto antes...

¡Puta mierda!

¿Acaso el día no puede terminar de una vez?

Marco el número y tras sonar varias veces, finalmente toma la llamada.

—¿Cómo estás muchacho?

—Al grano teniente.

—Como quieras... espero que tengas conocimiento de cuántos años puede caerte encima por pelear clandestinamente.

—Pensé que al ayudar en la emboscada eso quedaría impune.

—Pues no todo es tan fácil como uno quisiera muchacho.

—Al punto por favor.

—El punto es que te necesitamos para una nueva misión.

—Si no tiene que ver con quién provocó el accidente de Elizabeth, no me interesa.

—Escúchame bien, Nicholas. Sé que estás dolido por todo lo que pasó, pero cerrar tu mente no te ayudará en nada. Te doy mi palabra de que haré todo lo posible por ayudarte a encontrar el culpable, pero no te puedes negar a la misión. No resolverías nada desde la cárcel, sé inteligente.

—¿De qué misión estamos hablando exactamente?

—Veo que sabes lo que te conviene. Verás, es un tema delicado por lo que no debo hablarlo por teléfono. Pásate por mi oficina mañana a primera hora y vemos los detalles.

—Bien, nos vemos mañana.

Cuelgo y con ello, desaparece la poca calma que tenía en mi vida.

«Elizabeth, solo espero que algún día tú y mi hijo entiendan que todo lo hice por ustedes».

...

¡Hola mis calabacitas!

Lo prometido es deuda, aquí les dejo el primer capítulo de ¨Susurros del Invierno¨, espero que lo disfruten mucho. Paso a desearles un feliz y próspero año nuevo, pásenlo increíble junto a sus seres querido y ... bueno, decirles que en mi Instagram Nicholas y Elizabeth también les desean feliz año nuevo ;)

Besitos :3 Lela



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⏰ Última actualización: Dec 31, 2022 ⏰

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